Cristo, la hipótesis positiva - Alfa y Omega

Cristo, la hipótesis positiva

Marco Bersanelli, catedrático de Astrofísica, de la Universidad de Milán, hablará este fin de semana en el EncuentroMadrid sobre La ciencia, apertura al infinito. Existe «una relación entre el universo y la vida humana», y «Cristo es la hipótesis positiva sobre el mundo», afirma

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«La realidad nos atrae por su belleza y por su drama; el cielo de la noche es un ejemplo maravilloso»

Pascal escribió: «El silencio de los espacios infinitos me aterra». A usted, como astrofísico, ¿qué le suscita esa mirada hacia el espacio sideral?
Cualquiera que tenga conocimiento de la realidad del universo como se nos muestra por la ciencia moderna percibe una inmensidad desconcertante. El vértigo que sentía Pascal es, para nosotros hoy, incluso más grande que en su tiempo. Hoy medimos las galaxias en billones de años luz; la edad del universo es de 13,8 billones de años… La vida humana, la Historia, todo parece insignificante en comparación con esta inmensidad sin límites. Pero esto plantea la pregunta: ¿Hay algo en el ser humano que se sostenga ante todo esto? Ciertamente, no puede ser nuestra fuerza, nuestra capacidad para construir palacios o ciudades… Todos nuestros edificios entran dentro de ese abrir y cerrar de ojos. ¿Hay algo que resista en el hombre frente al universo? La respuesta más convincente, en mi opinión, nos la dio el mismo Pascal: «Cada acto de amor es más grande que el universo, porque es de otro orden».

¿Qué dice el universo de cada uno de nosotros?
Los últimos avances en astrofísica y en biología muestran la profunda relación entre la vida biológica y la estructura física del universo. Es imposible imaginar el modificar, siquiera ligeramente, cualquier ley natural, sin que ello conduzca a un universo incompatible con la vida. Por ejemplo, el ritmo de expansión y la edad del universo son requisitos básicos para la formación de estructuras y entornos bio-compatibles. Un universo más pequeño o menos vertiginoso sería hostil para la vida. Hoy, podemos admirar esta increíble capacidad del universo para acoger la vida. Tal vez la vida y la conciencia, después de todo, no son aspectos irrelevantes en el panorama global de la naturaleza. Todo esto apunta de algún modo a una relación entre el universo y la existencia humana.

Cada día surgen nuevos descubrimientos científicos, pero somos cada vez más escépticos ante la posibilidad de una verdad que lo unifique todo. ¿Cómo resistir ante el escepticismo? ¿Cómo vivir sin resignarnos?
Hoy somos víctimas de una actitud que bloquea la esperanza misma de una visión unitaria: la fragmentación de la persona en sí. Nuestra mirada a la realidad normalmente es dividida, parcial, inconexa; ya no es una cuestión de cantidad del conocimiento. ¿Qué podría entonces aportar una visión unificada? Romano Guardini respondía que, «en la experiencia de un gran amor, todo se vuelve un acontecimiento». En este sentido, nosotros los modernos vivimos privados de este gran amor, de un centro estable que una la razón y el afecto. El desafío en el futuro es que haya comunidades, grupos de personas que tengan en común este gran amor.

A veces estamos tan metidos en nuestras preocupaciones, deberes, problemas, escapes…, que nos pasamos todo el día mirando al suelo. ¿Cómo podemos levantar la mirada?
La realidad nos atrae por su belleza y por su drama; el cielo de la noche, con su encanto y su vértigo, es un ejemplo maravilloso. Pero es casi imposible conmoverse por esta belleza sin otro ser humano que nos introduzca en esa emoción. Hay una educación fundamental de la que tenemos necesidad, una educación de la mirada y del corazón con el que miramos las cosas, y que encontramos sobre todo a través del testimonio.

¿Cómo le ayuda a usted la fe en Cristo a mirar la realidad?
La noticia de que el Misterio que ha creado el universo ha entrado en el tiempo y se ha convertido en un compañero de nuestro drama humano es una noticia que involucra inexorablemente a cada persona consciente de que la ha recibido. La verificación, para mí, en mi vida, está en el hecho de que, siguiéndole, a pesar de la tosquedad de mis limitaciones, me sorprendo deseando siempre más belleza y verdad en las cosas que estudio, en la gente que me encuentro, en mi familia, en mis amigos, en mí mismo. Cristo es la hipótesis positiva sobre el mundo. En el Credo decimos, hablando de Cristo: «…por quien todo fue hecho»; entonces, verdaderamente todo, desde una brizna de hierba hasta las galaxias más lejanas, y hasta las cosas malas que nos puedan suceder, todo es para un bien último. Todo se une en este gran amor. Después de todo, ¿cómo no dar crédito a uno que te mira y te dice: ¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si te pierdes?

EncuentroMadrid 2015

Desde el viernes 10 al domingo 12 de abril, el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo (Madrid) acogerá la XII edición de EncuentroMadrid, con el lema Infinitos deseos, deseo de infinito y un nutrido programa cultural: además de Marco Bersanelli, intervendrán el profesor Tony Anatrella –Hablemos de deseos, hablemos de educación–, Mikel Buesa y Jon Juaristi –España: deseo de cambio, construcción posible–, Wael Faroq y Javier Prades –Religiones y violencia en la Europa del laicismo– Faradh Tibani, Raúl Jiménez y Marina del Corral –Acoger para integrar–, Julián Ríos –No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón–… EncuentroMadrid acoge asimismo dos exposiciones: De uno a infinito, en el corazón de la matemática, y Nopoki: educación de los pueblos indígenas; también habrá espectáculos para niños y conciertos para toda la familia. El domingo, 10 de abril, a las 10 h., monseñor Carlos Osoro presidirá la Eucaristía. Info: encuentromadrid.com