Una serie como una catedral - Alfa y Omega

Una serie como una catedral

Isidro Catela
Aitor Luna y Michelle Jenner son Arnau y Mar en 'La catedral del mar'
Aitor Luna y Michelle Jenner son Arnau y Mar en La catedral del mar. Foto: ABC

Ya les aviso de que el título del artículo engaña. Al menos, parcialmente. El símil de la catedral, que a menudo usamos en nuestra lengua para referirnos a algo enorme, aquí se queda en un tamaño discreto. Después de mucho tiempo de espera, Antena 3 acaba de estrenar La catedral del mar, la serie basada en la novela homónima de Ildefonso Falcones, publicada en 2006 y ambientada en la Barcelona del siglo XIV. Es una historia por la que transitan numerosos personajes que, como los Diez Mandamientos, se resumen en dos: el personaje de piedra, que al cielo se eleva (la basílica de Santa María del Mar, conocida también como la catedral del barrio de la Ribera y como la catedral del mar, gracias precisamente a la novela de Falcones) y el de carne y hueso, Arnau, un muchacho en el que convergen todos los demás relatos de pobres contra ricos, siervos oprimidos contra señores feudales opresores y, en general, buenos contra malos dibujados con trazo grueso. Producida al alimón por Atresmedia y la Televisión de Cataluña, consta de una sola temporada de ocho capítulos, cada uno de unos 50 minutos, aproximadamente. De factura técnica anda justita y está bastante bien interpretada por un reparto de relumbrón que cuenta, entre otros, con Aitor Luna, Michelle Jenner, Silvia Abascal, Tristán Ulloa y Josep María Pou.

La serie ha empezado como un tiro en audiencias y hay que reconocerle que engancha, pero tiene un hándicap, a mi juicio insuperable: es difícil hacer una serie que en verdad sea como una catedral si la materia prima es pobre. La novela es entretenida, de lectura adictiva, y con todas las trampas del best seller colocadas con habilidad. En este sentido, la serie le va a ser fiel: un guion resultón a prueba de estereotipos sociales, culturales y religiosos bien conocidos. Si se conforman con entretenimiento políticamente correcto, no busquen más. No se sientan culpables, que yo también la voy a ver entera. Y probablemente, también como más de uno, la voy a olvidar pronto.