La radicalización «podría suponer la ruptura de Indonesia» - Alfa y Omega

La radicalización «podría suponer la ruptura de Indonesia»

La oleada de atentados terroristas de hace unas semanas en Surabaya (Indonesia) «ha ayudado a abrir los ojos ante la magnitud de la amenaza terrorista que estaba latente», explica a Alfa y Omega el escolapio español Víctor Gil Grande, misionero en Yakarta

María Martínez López
Foto: AFP Photo/Bima Sakti

Después de la oleada de atentados yihadistas perpetrados a mediados de mes en Indonesia, «la gente está muy preocupada». Lo explica a Alfa y Omega el escolapio español Víctor Gil Grande, que en la actualidad desarrolla su misión en la capital, Yakarta.

Entre los días 13 y 14 de mayo, los miembros de dos familias –incluida una niña de 9 años– atentaron con bombas contra tres iglesias cristianas, donde dejaron 14 muertos; además de contra una comisaría de policía. Todo ello en Surabaya, en la isla de Java. Otro atentado se frustró cuando una bomba estalló en casa de otra familia mientras la preparaba.

En los días previos, además, varios internos islamistas se amotinaron en el centro penitenciario de máxima seguridad de Depok y mataron a cinco policías especializados en lucha antiterrorista.

Base terrorista para el sudeste asiático

Ante esta sucesión de ataques, «el Gobierno ha intentado reaccionar con rapidez», explica Gil Grande. «Han efectuado detenciones que probablemente aborten futuros atentados. Ha cerrado buen número de web que difundían propaganda ideológica extremista. Está reformando con carácter urgente la ley antiterrorista para hacerla más efectiva».

El misionero añade que también es posible que los atentados hayan «ayudado a abrir los ojos ante la magnitud de la amenaza terrorista que estaba latente, y comenzar a reaccionar». Se refiere al temor existente entre los analistas internacionales de que el islamismo radical pretenda tomar el país con más musulmanes del mundo –el 90 % de los 260 millones de indonesios profesa esta religión– como base de operaciones para expandirse por todo el sudeste asiático.

Esta radicalización, tal vez vinculada a yihadistas regresados de Irak o Siria, puede llegar a «suponer la ruptura del país, que es un mosaico de culturas y religiones diferentes. Aunque la población Indonesia sea mayoritaria musulmana hay algunas islas donde la mayoría de la población es hinduista, o cristiana, o casi al 50 % con el islam –explica el escolapio–. Un islam radicalizado desestabilizaría el país. Por eso el Gobierno lucha por frenar a los grupos islámicos extremistas. Es prioritario preservar la unidad nacional».

Un islam diferente

En Indonesia, «normalmente se vive con bastante respeto y un buen nivel de convivencia pacífica. La misma Constitución reconoce oficialmente varias religiones». Con todo, esta apertura tiene algunos matices. Por ejemplo, continúa Gil Grande, los cristianos encuentran limitaciones «a la hora de obtener permisos para construir iglesias o edificios para comunidades religiosas». Además, «los misioneros tienen muy complicado poder recibir visados de residencia».

Indonesia es el país con más musulmanes del mundo. Pero estos, en su mayoría, son «moderados y están abiertos a la integración». De hecho –añade– «el islam indonesio presenta unos rasgos propios y diferenciados respecto al de Oriente Medio y el norte de África, por ejemplo». Según el misionero, este islam con rostro indonesio se debe a que «en el sustrato cultural y religioso de Indonesia hay fuertes influjos hinduistas y budistas anteriores a la entrada del islam en el país».

Esto no impide sin embargo que haya «algunos grupos extremistas y fundamentalistas que se sienten como superiores y no aceptan la diversidad. Tratan de influir y presionar para lograr sus fines ideológicos». Y, además, están «buscando nuevas estrategias de acción».

El misionero claretiano inserta en este marco el hecho «terrible y muy preocupante» de que en los atentados de Surabaya intervinieran familias enteras con sus hijos. «Significa que desde pequeños hay niños que recibiendo un adoctrinamiento pernicioso, basado en el odio y con una ideología excluyente».