García Lahiguera - Alfa y Omega

García Lahiguera

Joaquín Martín Abad

Celebramos este jueves en la Iglesia en España y en Hispanoamérica la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote gracias a la tenacidad del venerable José María García Lahiguera. Para las Oblatas de Cristo Sacerdote, que fundó, y para las Misioneras de Cristo Sacerdote y las Siervas Seglares de Cristo Sacerdote, es solemnidad.

En 1950, con la cofundadora Sierva de Dios Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes, en audiencia con Pío XII le habían solicitado celebrar esta fiesta en el aniversario de su congregación; y se lo concedió. En 1954 y con el apoyo de la Congregación de Presbíteros Naturales de Madrid se recabaron adhesiones de obispos y sacerdotes para la aprobación de esta fiesta en toda la Iglesia. En 1962 don José María escribió a la Comisión de Liturgia del Concilio Vaticano II para solicitar que se debatiera la propuesta en el aula conciliar. Y el 25 de octubre de 1965 él mismo tuvo una intervención ante los obispos de todo el mundo sobre la institución de la fiesta de Cristo Sacerdote y su significado teológico y espiritual.

En 1971, con firma del cardenal Tabera, prefecto de la Congregación del Culto Divino, llegó la aprobación de los textos litúrgicos enviados por las Oblatas de Cristo Sacerdote «como textos oficiales para las naciones que lo soliciten». Después de mucha insistencia en el seno de la Conferencia Episcopal Española, don José María logró que en 1973 llegara la aprobación de la inserción de la fiesta en el calendario litúrgico nacional, cada jueves posterior a Pentecostés, y en 1974 se celebró por primera vez en España; insistió para que se celebrara también en naciones hispanoamericanas. En 1984 pidió a Juan Pablo II que la fiesta se estableciera para la Iglesia universal, quien encomendó la propuesta a la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. Y ahí estamos.

García Lahiguera nació en 1903 en Fitero (Navarra) entonces diócesis de Tarazona. Desde 1915 fue seminarista en Madrid hasta su ordenación presbiteral en 1926. Vinculado siempre al seminario atendió desde 1936 en la clandestinidad a sacerdotes y seminaristas. Visitador de religiosas en 1948, obispo auxiliar de Madrid en 1950, obispo de Huelva en 1964 y arzobispo de Valencia en 1969 hasta 1978, murió en Madrid en 1989 y en 1995 se abrió su proceso de canonización.