La Virgen no se pasa el día enviando mensajes, advierte el Papa - Alfa y Omega

La Virgen no se pasa el día enviando mensajes, advierte el Papa

«La Virgen es Madre. Y nos ama a todos nosotros. Pero no es una oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días», advertía el jueves el Papa en su Misa matinal en la Casa de Santa Marta. «Estas novedades -añadió- alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios»

RV
Foto: CNS

El espíritu de curiosidad genera confusión y nos aleja del Espíritu de la sabiduría que, sin embargo, nos da paz, advertía el jueves el Papa en la Misa celebrada en la Capilla de Casa Santa Marta.

La homilía del Papa comenzó con el comentario sobre la primera lectura, tomada del Libro de la Sabiduría, donde se describe «el estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual» del verdadero cristiano y de la verdadera cristiana que viven «en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría los lleva adelante con este espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil».

«Un hombre sabio y una mujer sabia», añadió el Papa, «se mueven bajo la inspiración de la paciencia de Dios». Pero en el Evangelio, «nos encontramos ante otro espíritu, contrario a esta sabiduría de Dios: el espíritu de curiosidad». «Es cuando nosotros nos adueñamos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, tomar todo en la mano… los fariseos preguntaron a Jesús: ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¡Curiosos! Querían conocer la fecha, el día… El espíritu de curiosidad nos aleja del Espíritu de la Sabiduría, porque sólo les interesa los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. O ¿cómo se hará esto? Es el ‘cómo’: ¡el espíritu del ‘cómo’! Y el espíritu de la curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu del hablar demasiado. Jesús viene a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión».

La curiosidad, prosigue el Pontífice, nos empuja a querer escuchar que el Señor está aquí o allí, o nos hace decir: «Pero yo conozco un vidente, una vidente que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen». El Papa comenta: «Mira, ¡la Virgen es Madre! Y nos ama a todos nosotros. Pero no es una oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días». «Estas novedades -afirma- alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios». Porque «Jesús dice que el Reino de Dios no llega en un modo que llama la atención: llega en la sabiduría». «¡El Reino de Dios está en medio de vosotros!», dice Jesús, y «esta acción del Espíritu Santo, es la que nos da la sabiduría, nos da la paz. El Reino de Dios no viene en la confusión. Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta», sino que «habló en la suave brisa, la brisa de la sabiduría».

«Así, santa Teresita, santa Teresa del Niño Jesús, decía que ella se debía detener siempre ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba otra monja o contaba una historia, algo de la familia, de la gente, y dejaba el tema a mitad y pasaba a otro y ella quería saber cómo terminaba la primera historia. Pero sentía que esto no era el Espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad. El Reino de Dios está en medio de nosotros: no busquéis cosas extrañas, no busquéis novedades con esta curiosidad mundana. Dejemos que el Espíritu nos lleve hacia delante, con esta sabiduría que es una brisa suave. Este es el Espíritu del Reino de Dios, del que nos habla Jesús. Así sea».