El Vaticano propone comités éticos en los bancos y tasar las transacciones off-shore - Alfa y Omega

El Vaticano propone comités éticos en los bancos y tasar las transacciones off-shore

Un documento elaborado por Doctrina de la Fe y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral repasa algunas de las prácticas financieras que dieron lugar a la crisis económica. Critica, por ejemplo, la creación de productos de inversión de alto riesgo, la especulación y las excesivas bonificaciones a los directivos

Redacción
Foto: José Juan Gámez Kindelán

El Vaticano ha invitado a los bancos a crear comités para controlar la emisión y venta de algunos productos financieros que ha tachado de «inmorales». La recomendación se encuentra en el documento Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunas cuestiones del sistema económico actual, elaborado de forma conjunta por la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y que se ha presentado este jueves.

El Vaticano repasa las prácticas financieras fraudulentas que causaron la crisis económica desde los años 2007 y 2008, y propone una batería de medidas para contrarrestar la avidez de algunos fondos de inversión o las burbujas especulativas.

En este sentido, hace referencia a la venta de algunos productos financieros que aunque «lícitos en sí mismos», se benefician de la situación de asimetría entre quienes manejan las finanzas y quienes depositan sus ahorros en bancos y otros productos, las lagunas informativas o «la debilidad contractual de una de las partes». Estas tácticas —añade— ponen en un riesgo inaceptable los ahorros de las familias, que suelen tender a evitar riesgos.

«En el mundo económico y financiero se dan casos en los cuales algunos de los medios utilizados por los mercados, aunque no sean en sí mismos inaceptables desde un punto de vista ético, constituyen casos de inmoralidad próxima, ocasiones en las cuales con mucha facilidad se generan abusos y fraudes», afirma el texto.

También propone que se tomen medidas para evitar la evasión a paraísos, que supone retirar bienes de la economía real y afecta a la economía y sociedad de los países de origen. «Se ha calculado que bastaría un impuesto mínimo sobre las transacciones off-shore para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo. ¿Por qué no hacerlo con valentía?», cuestiona.

El dinero debe servir, no gobernar

«El dinero debe servir y no gobernar», sentencia el documento, recogiendo el principio de la doctrina social de la Iglesia según el cual, aunque la propiedad privada es un derecho, se reconoce el destino común de los bienes. En este sentido, critica entre otras medidas las bonificaciones excesivas a los altos cargos, que promueven que en ocasiones estos asuman demasiados riesgos. Se defiende, por el contrario, el comercio justo y la contratación de servicios económicos y financieros éticos.

«Está en juego —resalta— el verdadero bienestar de la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro planeta (…) mientras algunas minorías explotan y reservan en su propio beneficio vastos recursos y riquezas, permaneciendo indiferentes a la condición de la mayoría».

Urgente autocrítica

Por ello, desde el Vaticano se exhorta a las instituciones financieras a hacer «autocrítica» con el fin de emprender un cambio de la «cultura empresarial». Entre los principales motivos de la reciente crisis económica, denuncia, «se hallan también conductas inmorales de representantes del mundo financiero».

A su juicio, para «apoyar adecuadamente la economía real» es necesario que los bancos no solo preserven «sus balances». En este sentido, propone crear «comités éticos, dentro de los bancos, para apoyar a los consejos de administración».

Asimismo, llama la atención sobre la necesidad de «introducir una certificación de las autoridades públicas para todos los productos que provienen de la innovación financiera, a fin de preservar la salud del sistema y prevenir efectos colaterales negativos».

Mayor regulación

En suma, han invitado a que se ponga en marcha una mayor regulación y coordinación entre las distintas autoridades reguladoras de cada país, que permita tomar decisiones vinculantes, con el objetivo de «evitar crisis sistémicas».

Entre las prácticas financieras que critica el documento, están los «excesivos movimientos del portafolio de títulos, con el propósito principal de incrementar los ingresos», o que se concedan préstamos por parte de un intermediario bancario, subordinados «a la simultánea suscripción de otros productos financieros quizás no favorables al cliente».

La reprobación se extiende a «la creación de títulos de crédito de alto riesgo» o o a «los llamados derivados». Moralmente, «es deplorable cuando unos pocos —por ejemplo, importantes fondos de inversión— intentan obtener beneficios mediante una especulación encaminada a provocar disminuciones artificiales de los precios de los títulos de la deuda pública, sin preocuparse de afectar negativamente o agravar la situación económica de países enteros», avisa el Vaticano.

Europa Press / Redacción

Una invitación a «votar con la cartera»

En un documento caracterizado por su crudo realismo, el Vaticano ha invitado este jueves a «votar con la cartera», boicoteando entidades financieras que abusan de su superioridad respecto a consumidores y gobiernos, dañando una y otra vez la economía real y el empleo.

El documento Las cuestiones económicas y financieras, combina elementos de ética y moral con un análisis de lo poco que se ha hecho desde la recesión del 2007 para corregir las patologías y abusos del sistema financiero internacional.

Como respuesta ciudadana propone «un ejercicio crítico y responsable del consumo y del ahorro», pensando bien antes de hacer la compra pues «a menudo la realizamos de manera inconsciente, comprando bienes de cadenas productivas donde es normal la violación de los más elementales derechos humanos, o gracias a empresas cuya ética, de hecho, no conoce otros intereses sino los de la ganancia de sus accionistas a cualquier costo».

Aconseja proceder del mismo modo «en la gestión de los propios ahorros, dirigiéndolos, por ejemplo, hacia aquellas empresas que operan con criterios claros, inspirados en una ética respetuosa del hombre entero y de todos los hombres y en un horizonte de responsabilidad social».

Tras la crisis, mucho por hacer

El análisis del sistema económico mundial realizado por teólogos morales y expertos en economía reconoce que, desde la recesión del 2007 se ha realizado «muchos esfuerzos positivos, en varios niveles» pero, por desgracia, «no ha habido ninguna reacción que haya llevado a repensar los criterios obsoletos que continúan gobernando el mundo. Por el contrario, a veces parece volver a estar en auge un egoísmo miope y limitado a corto plazo», que daña a las empresas y los ciudadanos.

El problema central, según el documento es que «la libertad de que gozan, hoy en día, los agentes económicos, entendida en modo absoluto y separado de su intrínseca referencia a la verdad y al bien, tiende a generar centros de supremacía y a inclinarse hacia formas de oligarquía, que en última instancia perjudican la eficiencia misma del sistema económico».

El resultado es que «ante el creciente y penetrante poder de agentes importantes y grandes redes económicas y financieras, a los actores políticos, a menudo desorientados e impotentes a causa de la supranacionalidad de tales agentes y de la volatilidad del capital manejado por estos, les cuesta responder a su vocación original de servidores del bien común, y pueden incluso convertirse en siervos de intereses extraños a ese bien».

El documento considera «asimismo evidente que ese potente propulsor de la economía que son los mercados es incapaz de regularse por si mismo: de hecho, no son capaces de generar los fundamentos que les permitan funcionar regularmente (cohesión social, honestidad, confianza, seguridad, leyes…), ni de corregir los efectos externos negativos (diseconomy) para la sociedad humana (desigualdades, asimetrías, degradación ambiental, inseguridad social, fraude…)».

Juan Vicente Boo / ABC