«¡Nos gusta san Isidro!» - Alfa y Omega

«¡Nos gusta san Isidro!»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El cardenal Osoro saluda a los fieles congregados en la Misa de la pradera. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

«San Isidro es un santo al que tenemos devoción en casa desde que yo era pequeño», dice Javier, que el martes acudió con Paloma, su mujer, y sus hijas, África y Vera, a la colegiata de San Isidro a venerar las reliquias del patrono de Madrid, en el día de su fiesta. Ataviadas con la rosa típica y con el traje de chulapa, las niñas se encaramaban en brazos de sus padres mientras Javier seguía contando: «Yo nací en una zona de campo, en un pueblo de Toledo, y mi padre es agricultor. Allí le tenemos mucha devoción a san Isidro y todos los años vamos a la Misa y a la procesión. Y a mí personalmente es un santo que me gusta mucho, porque además de ser agricultor es padre de familia, un santo reconocido que no es un clérigo, y para mí es un hombre ejemplar». Y su mujer confirma la importancia del patrono de Madrid en su hogar porque «yo soy de Madrid y mi familia es de este barrio. Mis padres hasta se casaron en esta iglesia». Por todo eso Javier asegura que «a nosotros nos gusta mucho san Isidro».

Es lo mismo que afirma Rebeca, que con su madre Manoli y su hijo Liberto espera la cola para subir al camarín del santo, donde se venera su cuerpo incorrupto y las reliquias de su mujer, santa María de la Cabeza: «A mí me gusta mucho san Isidro y de pequeña me enamoré de él». Procedentes de Villarejo de Salvanés, a 50 kilómetros de la capital, se han acercado a Madrid solo para participar de la fiesta. «Yo le llamaba el santo de las habas –dice Rebeca–, porque al trabajar el campo se le representa con una bolsa de habas en la mano. Yo no soy muy de rezar, pero san Isidro me parece muy importante y muy cercano, muy del pueblo. Eso es lo que más me atrae de él».

Santos como él

Ambas familias confirman las palabras del cardenal Osoro durante la Eucaristía en la colegiata: «En todas partes y en todos los continentes hay alguna presencia dedicada a san Isidro, simplemente porque fue un hombre de Dios». En un templo lleno de gente –en el que concelebró el obispo auxiliar Martínez Camino–, como después en una pradera abarrotada –donde concelebraron los tres nuevos auxiliares, en una ceremonia a la que asistieron la alcaldesa, Manuela Carmena, y el presidente en funciones de la Comunidad, Ángel Garrido–, el cardenal Osoro propuso a san Isidro como modelo, porque «él fue una misión, un proyecto de Dios. Como buen labrador, supo ver lo que quería Jesucristo de Él» y lo llevó a la práctica. Asimismo, animó a los fieles: «Acoged a Cristo, dejadle entrar en vuestra vida, Él es Buena Noticia siempre, Él cambia el corazón de los hombres. ¿No queremos cambio, no queremos un mundo distinto? Eso no lo conseguiremos solo con nuestras fuerzas. Os aseguro que Cristo cuenta con nosotros para que seamos con nuestra vida su Buena Noticia».

Foto: Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Durante todo el día hubo numerosos fieles haciendo cola para subir al camarín del santo en la colegiata, desde donde también partió por la tarde una concurrida procesión con las imágenes del santo matrimonio. Además, la Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid organizó una operación kilo con el objetivo de recoger alimentos no perecederos a favor de Cáritas parroquial. Y junto a ello, la iniciativa Iglesia por el trabajo decente organizó en el entorno de la ermita del santo una Pasarela de la precariedad, en la que desfilaron modelos que representan a algunos de los grupos de la población más castigados por el desempleo, la temporalidad, los bajos sueldos y los horarios incompatibles con la conciliación.

En esta línea, el cardenal hizo una llamada abierta a la santidad en la vida ordinaria, ya que «en la Iglesia encuentras todo lo necesario para ello. Te da los medios y te da a los hermanos que son todos los hombres sin excepción. Todos estamos llamados a ser santos, pero para ello tenemos que tener paciencia y constancia. San Isidro Labrador la tuvo, su misión en la tierra la entendió como un camino de santidad», explicó el prelado, que terminó pidiendo: «Hacer verdad en nuestra vida lo que hizo san Isidro ha de ser una pasión en nuestra vida. Opta por Dios, no te cierres a Él, abre tu vida a Él, no pierdes nada y ganas todo».