Maite Araluce: «Perdonar no está reñido con pedir justicia» - Alfa y Omega

Maite Araluce: «Perdonar no está reñido con pedir justicia»

Como «creyente y practicante», Maite Araluce, la nueva presidenta de la Asociación Víctimas del Terrorismo ha perdonado a quienes asesinaron a su padre y obligaron a su familia a abandonar San Sebastián, pero insiste en que no debe haber beneficios penitenciarios para los terroristas no arrepentidos ni indultos a los que tienen causas pendientes

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Maite Araluce, nueva presidenta de la AVT. Foto: Alfredo Aguilar/ABC

Una ráfaga de disparos acabó con la vida de Juan María de Araluce Villar, quien fuera presidente de la Diputación de Guipúzcoa, a escasos metros de su domicilio. Era octubre de 1976, y su hija Maite apuraba para poder verlo antes de marcharse al colegio. Han pasado casi cuatro décadas desde entonces, y la herida ha cicatrizado. De hecho, la nueva presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) asegura que ha dejado atrás el odio y ha conseguido perdonar a los asesinos de ETA. Un sentimiento que, añade, no supondrá un obstáculo a la hora de exigir el cumplimiento íntegro de las condenas.

Fue designada presidenta de la AVT en pleno proceso de desintegración de ETA. ¿Cómo ha vivido estos primeros días en el cargo?
Ha sido un bombardeo tremendo, no he tenido tiempo para nada.

¿Por qué decidió dar el paso de optar a la presidencia de la asociación?
Era un compromiso particular. Creo que se lo debía tanto a mi padre como a los que ya no tienen voz. También quería dar un nuevo impulso a la asociación, que estaba un poco desaparecida. Este nuevo tiempo para nosotros es fundamental, porque está en juego el relato de lo que sucedió y no queremos que esté blanqueado por ETA. Además, yo tenía apoyos, sobre todo el de Ángeles Pedraza, que para mí es una institución dentro de la AVT.

Una parte de la afiliación de la AVT se mostró muy crítica con su predecesor, Alfonso Sánchez, por impulsar supuestamente un proceso de deshielo con los Gobiernos vasco y navarro. ¿Está satisfecha con el rumbo que ha tomado la organización en los últimos años?
Todos tenemos nuestra manera de hacer, y a mí hay cosas que sí me gustado y otra que no las hubiera hecho de esa manera. Aquí somos más de 4.500 asociados, y lo que les gusta a unos, a otros a lo mejor no. No es que se estuviera haciendo mal, pero cada uno da su toque y a mí me apetecía volver a incidir en la atención directa a las víctimas para poder ayudarlas.

Una vez disuelta la banda terrorista, ¿qué escenario se abre para la AVT?
Esta será una etapa de muchísima vigilancia en lo que atañe al relato y a la Justicia. Creemos que ETA se ha disuelto porque no tenía más remedio, porque estaba derrotada. Pero no ha entregado todas las armas, y muchos terroristas todavía no están localizados. Además, su huella continúa en la sociedad, como pudo verse tras el paripé de Cambo, cuando aparecieron pintadas y pancartas en el País Vasco y Navarra defendiendo a la banda.

¿Qué objetivos quiere alcanzar al frente de la institución?
Mi meta es concienciar a la gente joven para que sepa qué ha sido ETA y que esto no puede volver a ocurrir. La única manera es enseñarles las consecuencias de la banda, porque las víctimas seguiremos siendo víctimas. Eso no prescribe, es un daño irreparable.

Sin embargo, usted ha demostrado que es posible perdonar a los asesinos.
Yo soy creyente y practicante, y he perdonado. Pero perdonar no está reñido con pedir justicia. No quiero que los presos cumplan un día más de condena, ni tampoco un día menos. No tengo afán de venganza, pero los que han asesinado a tantas personas tienen que cumplir con la Justicia.

¿Cómo afrontó ese proceso de perdón?
Fundamentalmente fue un ejemplo de mi madre. Cuando mi padre murió, declaró que perdonaba de todo corazón, pero que esperaba que algo así no volviera a ocurrir nunca más. Yo lo oí con 15 años, con el ruido de las metralletas todavía sonándome en la cabeza, y pensé que se había vuelto loca. Pero luego entendí que mi padre también hubiera querido que perdonáramos, porque nos hablaba muchísimo de no tener odio hacia nadie. Nos intentaba hacer ver que ellos no han tenido la misma suerte que nosotros, porque han crecido en el odio. Yo no puedo vivir así porque me hago daño a mí misma. Prefiero seguir adelante sin ese odio y luchando por los pilares de la AVT: la verdad, la memoria, la dignidad y la Justicia.

Tenía apenas 15 años cuando ocurrió la tragedia. ¿Cómo recuerda ese día?
Fue horrible. Recuerdo que estaba con mis hermanos antes de volver al colegio. Mi padre avisó de que llegaría más tarde porque iba a hacer una entrevista de última para El Correo. Por eso, empezamos a comer para no perder el autobús. Fue entonces cuando oímos las metralletas, y rápidamente bajamos a la calle. La imagen fue tremenda: gente corriendo, gritando. Muchos detalles se me han borrado, pero recuerdo a mi padre con cara de serenidad. Yo creo que nos sonreía.

¿Creía usted que podría llegar a ocurrir algo así?
No, en ningún momento pensé que a mi padre le pudiera pasar nada. No tenía ni idea de que estaba amenazado, tenía 15 años y estaba en mi mundo. Pero he hablado con muchos asociados, con muchas víctimas e incluso con guardias civiles y policías y la gran mayoría no pensaba que le pudiera suceder algo así nunca. Al final, crees que tienes una especie de coraza.

¿Qué ocurrió después de ese episodio?
Nos tuvimos que ir de San Sebastián. El ambiente de odio era irrespirable, y mi madre decidió abandonar la zona. Nos mudamos para poder vivir en libertad.

Pudo conversar el pasado jueves con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. ¿Qué le dijo?
Le dije que para nuestra asociación era indispensable la colaboración de los presos con la Justicia para acceder a beneficios penitenciarios, y que estos solo se concedan en casos individualizados.

¿Quedó satisfecha con la respuesta?
Me sorprendió gratamente, porque nos aclaró todas las dudas. Insistió en que la Ley penitenciaria se iba a mantener como hasta ahora y que se iba a perseguir a los terroristas con causas pendientes. Sin embargo, estaremos vigilantes, porque si incumplen sus promesas saben que nos tendrán en frente.

Más allá de la posición que pueda tomar el Gobierno en el debate penitenciario, ¿confía en los comunicados realizados en las últimas fechas por ETA y la izquierda radical?
Para mí las palabras de ETA no tienen ningún valor, como se pudo ver en la fallida entrega de armas. ¿Cómo les voy a creer? Otros, como EH Bildu, no hacen más que hablar de los derechos humanos de los terroristas detenidos, pero aquí nadie habla de los derechos de las víctimas. Nosotros también nos tenemos que desplazar, solo que en lugar de a las cárceles tenemos que ir a los cementerios.

Adrián Mateos / ABC