«Estamos condenados a salvar vidas» - Alfa y Omega

«Estamos condenados a salvar vidas»

Tres bomberos sevillanos de la organización Proem Aid se enfrentan el 7 de mayo en Mitilene –capital de Lesbos– al juicio por la acusación del Gobierno griego de tráfico ilegal de personas en grado de tentativa. Tras pasar tres días en el calabozo, ahora se enfrentan hasta a diez años de prisión

Cristina Sánchez Aguilar
Foto: Esteban Martinena

Eran los bomberos españoles del chaleco naranja. Manuel Blanco, Julio Latorre y Quique Rodríguez, de la ONG Proem Aid, llevaban cerca de un mes en la isla griega de Lesbos cuando, una madrugada del mes de enero de 2016, los detuvieron durante su regreso a tierra tras una misión fallida. Tres días de calabozo y una acusación por intentar introducir inmigrantes de forma ilegal en el país, un delito castigado en el Código Penal griego con hasta diez años de cárcel por cada inmigrante introducido, fueron el desenlace. «Estábamos reunidos en una playa, como cada noche, voluntarios de varios países para coordinar los rescates y recibir a los refugiados» que no paraban de llegar tras atravesar las gélidas aguas del Egeo. Lo recuerda nítidamente Blanco, el bombero más veterano de la cuadrilla y vicepresidente de la organización, a cuatro días de viajar a Mitilene, capital de Lesbos, para enfrentarse al juicio que podría llevarles a la cárcel los próximos diez años.

Foto: Ignacio Gil

«Me llamaron al móvil y era una organización danesa que nos pedía ayuda para rescatar una barca llena de sirios detectada en los alrededores». Los tres bomberos sevillanos no se pararon a pensarlo: estaban en aquella playa precisamente para eso, para salvar vidas. Pero «no logramos encontrar la embarcación, y cuando regresábamos a tierra nos detuvieron los guardacostas griegos». Sin ningún rescatado a bordo. Al ver a los tres españoles, incluso la médica que acompañaba el barco oficial exclamó sorprendida: «¡Pero si son los bomberos sevillanos!». Días antes habían tenido un encuentro en el que les había dado las gracias por salvar a varios niños a punto de morir por hipotermia. Los conocían. Apreciaban su labor humanitaria.

«No estamos seguros todavía de por qué fuimos detenidos, pero una explicación puede ser que íbamos en un barco que no era el nuestro –nosotros teníamos todos los permisos en regla–». Pero, añade Blanco, «la embarcación danesa podía navegar por las aguas legalmente. Allí era frecuente que te parasen y te pidiesen la documentación de los barcos. Y ellos estaban operativos, porque dos días antes les habían parado y pedido los papeles».

Armas e intento de fuga

Aun así, la Guardia Costera de Grecia explicó en un comunicado oficial que la embarcación en la que fueron interceptados era privada y no tenía autorización para acudir al rescate de las pateras. En el barco, añadían los guardacostas, encontraron «tres armas, tres navajas» y, además, especificaban que la embarcación danesa «se dio a la fuga al percatarse de su presencia, aunque finalmente fue alcanzada». Esta fue parte de la acusación inicial, que a medida que ha avanzado el proceso se ha ido desmontando. «Lo de las armas es el colmo del surrealismo, porque lo único que llevábamos era un cortacabos, que es obligatorio en los chalecos de rescate. De hecho, si entras en la página web de Salvamento Marítimo, ves que viene especificado como elemento necesario», relata a Alfa y Omega el bombero imputado.

Foto: Ignacio Gil

La acusación de la tenencia de armas «se ha caído», también la de la fuga. «Es imposible que nos fugásemos. Para empezar, cuando vimos a los guardacostas, paramos el motor. Y para continuar, cada vez que salíamos a un rescate, contactábamos con la embajada española en Atenas. Lo mismo que sucede cuando viajamos a cualquier lugar del mundo para dar apoyo en situaciones de emergencia, como ocurrió en el terremoto de México o en el de Haití», explica Blanco, que forma parte de un equipo de bomberos experimentados en este tipo de rescates. «Los voluntarios de Proem Aid, nada más pisar tierra griega en diciembre de 2015, nos pusimos en contacto con los bomberos de Lesbos, presentamos la documentación a las autoridades portuarias griegas, e incluso les pedimos que nos asignaran una zona de trabajo con la bendición de los guardacostas. Hasta atendimos peticiones que ellos mismos nos daban», relata, desconcertado, el veterano, quien a la vez recalca que «nuestra vocación nos lleva por delante y, a lo que verdaderamente estamos condenados es, a salvar vidas». De hecho, «si nos ponemos estrictos, el derecho del mar establece que cualquier capitán de un barco que tenga constancia de que hay una embarcación hundiéndose, tiene el deber de auxiliarlo».

Falta de humanidad

Blanco, que lleva más de 20 años en misiones de rescate, recuerda cómo lo que vivió en Lesbos «me superó completamente. Allí vi a familias enteras con su vida metida en una bolsa y con el mar, de noche y helado, como su única salida. Esta misión nos ha dejado muy marcados a todos». Por eso, recalca, «que estemos detenidos por intentar salvarlos la vida es una falta terrible de humanidad. Es la guinda del pastel».

Para Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, esta acusación «es un ejemplo más de la política combativa de la Unión Europea contra el inmigrante o el refugiado». Las migraciones «son una amenaza y se intentan combatir con todos los medios habidos y por haber, desde alambradas con cuchillas a instrumentos jurídicos». Con ejemplos como el de Proem Aid, Proactiva Open Arms o la periodista Helena Maleno en Marruecos, «han pasado a utilizar el mecanismo de castigar el comportamiento solidario como nuevo instrumento para luchar a toda costa contra la inmigración irregular». Así, añade Martínez Escamilla, «cierran el círculo aún más alrededor de la persona migrante». Esto, define, «es una perversión del derecho, que debería proteger a los más vulnerables», y destaca que, además, sentencias como esta de los bomberos «entran en contradicción con el propio derecho, porque existen normas éticas y jurídicas que obligan al auxilio de personas que están en peligro. Es un clásico del Código Penal el delito de omisión del deber de socorro».

Foto: Ignacio Gil

Aunque será un abogado griego el que defienda a los tres bomberos, cuentan con el respaldo del Gobierno español. «Tendremos representación de la embajada y un traductor». Lejos de tener miedo, Proem Aid siguió enviando bomberos cada 15 días a Lesbos hasta agosto de 2017 –cuando el flujo de llegadas por esta vía casi despareció– e incluso Susan Sarandon quiso conocer su labor. «La manera de mostrar que no somos delincuentes era que nos vieran ayudando».

Open Arms, investigada

La ONG española Proactiva Open Arms, capitaneada por el socorrista Òscar Camps, está siendo investigada desde la justicia italiana por tráfico ilegal de personas y asociación delictiva. La investigación se inició tras los sucesos del pasado 15 de marzo, cuando una embarcación de la ONG socorrió a 218 náufragos en aguas internacionales y se negó a entregarlos a los guardacostas libios. El barco de Open Arms ha pasado un mes inmovilizado en Sicilia, aunque en estos momentos ya ha sido liberado. La abogada de la organización, Rosa Lo Faro, ha señalado que en estos momentos «lo único que hay contra ellos es este aviso de investigación. Open Arms lo único que pudo violar fueron normas administrativas».

Aun así, el litigio continúa y Camps afirmó el 26 de abril en su cuenta de Twitter que «la fiscalía de Ragusa ha recurrido la liberación del barco, siguiendo las órdenes del fiscal Antimafia de Catania, después de haber rescatado a 221 personas este fin de semana en coordinación Guardia Costera italiana».