Franciscanos en Tierra Santa, custodios de los Santos Lugares y de los cristianos - Alfa y Omega

Franciscanos en Tierra Santa, custodios de los Santos Lugares y de los cristianos

«Si a los cristianos de Tierra Santa se les exhorta a resistir, cuanto sea posible, contra toda tentación de huida, a los fieles de todo el mundo se les pide estar atentos con toda solicitud a esta circunstancia que aquéllos están viviendo», afirma el cardenal Sandri

José Calderero de Aldecoa
El padre Vítores, ex Vicario de la Custodia de Tierra Santa, con la ciudad vieja de Jerusalén de fondo. Foto: José Calderero

Hoy, en Jerusalén, los cristianos locales no llegan al 1,4 % de la población. En 1948, eran el 20 %. En Belén, en 1967, los cristianos eran casi el 70 %, hoy, entre los tres campos de refugiados, no llegan al 12 %. «Estos datos nos revelan que, si no hacemos algo, Tierra Santa se va a quedar sin cristianos. Pero de esa historia nace otra historia, la de la presencia de los franciscanos en Tierra Santa», explica el padre Artemio Vítores, ex Vicario de la Custodia de Tierra Santa.

El primer franciscano que puso los pies en los Santos Lugares fue san Francisco de Asís, en 1278. Siete siglos después, el 11 de septiembre de 1970, fue el propio padre Artemio, franciscano palentino, el que llegó a la tierra de Jesús y lo convirtió en su casa. Los comienzos no fueron fáciles. Nada más llegar comenzó el Septiembre negro. «El rey Hussein de Jordania mató a 21.000 personas, comenzaron a volar aviones y yo pensé: ¿En dónde me he metido?» El apoyo «del resto frailes y el entusiasmo juvenil nos ayudaron a superar aquellos primeros instantes de incertidumbre». Los superó, se quedó y ya lleva 44 años, en los que ha pasado ocho guerras y dos intifadas.

Echando la vista atrás, son muchos los momentos buenos, pero de lo que se siente más orgulloso el padre Vítores es del trabajo de los franciscanos por los cristianos de Tierra Santa. «Aquí –afirma–, los cristianos necesitan, para quedarse, trabajo, casa, escuela y asistencia médica, y nosotros hemos tratado, durante siglos, de satisfacer estas cuatro necesidades básicas». Los franciscanos no sólo custodian los Santos Lugares, también a los cristianos que sobreviven allí.

¿La casa de la Sagrada Familia?

A principios de mes, las páginas de los periódicos de todo el mundo se hacían eco del último descubrimiento arqueológico surgido en Nazaret. «Descubierta la que podría haber sido la casa de la Sagrada Familia en Nazaret», se escribió por aquellos días. Fue el arqueólogo británico Ken Dark el que levantó la liebre y lo hizo con un artículo, que lleva por título ¿Se ha encontrado la casa de Jesús de Nazaret? y que fue publicado en la revista Biblical Archaeology Review. Asegura que su equipo ha descubierto una casa judía del siglo I y que sobre ella hay restos de la iglesia bizantina de La Nutrición, es decir, el lugar en el que se veneraba la casa en la que Cristo habría sido criado. El arqueólogo habla de un texto del año 670, escrito por el abad Adomnán, donde se cuenta que los peregrinos visitaban una casa, situada entre dos tumbas, una fuente y una iglesia, que habría sido la de la Sagrada Familia. Dark y su equipo habrían localizado todas estas estructuras, lo que, indefectiblemente, nos lleva a preguntarnos: ¿Podemos asegurar entonces que la casa descubierta sea la de Jesús, María y José? «No se puede asegurar tal cosa por motivos arqueológicos. Por otra parte, no hay ninguna buena razón arqueológica para que tal identificación deba ser descartada. Lo que podemos decir es que la casa descubierta es la que los bizantinos creían que era aquella en la que Jesús había pasado su infancia», concluye Ken Dark en su artículo.

Los pilares de los cristianos

Ahora la situación ha cambiado. La asistencia médica ya no se practica, se sufraga. Los cristianos de Belén no tienen seguridad social, ni nada que se le parezca, y son los franciscanos los que «les ayudamos. Por ejemplo, una señora de Belén vino para saber si podíamos dar trabajo a su hija. Ella trabajaba en una de nuestras hospederías. A su marido le habían operado en el Hospital Hadassah de Jerusalén. En Palestina no existe la seguridad social y tuvo que pagar la factura de su bolsillo. Como no tenía suficiente dinero, tuvo que pedir un préstamo al Banco. Necesitaba que su hija tuviera un trabajo para poder empezar a pagar al hospital», cuenta fray Artemio.

Otro de los grandes problemas es el de la vivienda. Si los cristianos no tienen casa, se van, y aquí «nadie te vende una. Hay muy pocos terrenos, y cuando solicitamos los permisos de construcción, te están mareando durante 25 años». En la ciudad vieja de Jerusalén, la Orden tiene actualmente 397 casas, que ceden gratis, o por una renta simbólica, a los cristianos para que permanezcan aquí.

La Custodia tiene también una floreciente actividad educativa. Cuenta con 14 colegios, en los que se forman 10.000 alumnos y 400 profesores, los Terra Sancta Schools. La atención se ha dirigido no sólo a elevar el nivel cultural de la población árabe, tanto musulmana como cristiana, sino también al proceso de educación para la tolerancia y el respeto pacífico de los distintos credos, a la emancipación de la mujer en la sociedad y a la extensión de la alfabetización para todos, incluidos los más pobres. «Nuestros colegios son un taller de tolerancia. Estudiando juntos es como se aprende a conocer al otro y a superar las diferencias», asegura el padre Vítores.

El trabajo es otra de las condiciones básicas. La gran mayoría viven gracias a las peregrinaciones. Pero ¿qué pasa si no vienen los peregrinos? Ha habido 5 años sin un solo un peregrino. «Estaba un día con la exministra Ana Palacio —cuenta fray Artemio—, y me dijo: Me voy a rezar un rato al Sepulcro. Tenía cáncer de mama. Volvió medio llorando. He estado 20 minutos rezando sola en la tumba del Señor y no ha entrado nadie». Si no vienen peregrinos, «se cierra la fábrica y todos a la calle». En este sentido «todos pueden colaborar». Peregrinar a Tierra Santa no es sólo visitar los lugares por los que pasó Jesucristo, «también es ayudar a los cristianos que todavía viven en ellos», asegura Vítores. Otro modo de ayudarles es con la Colecta Pontificia por los Santos Lugares.

De camino al Jordán…

Collecta pro Terra Sancta

En Oriente Medio se vive una auténtica persecución contra los cristianos. Y «si a los cristianos de Tierra Santa se les exhorta a resistir, cuanto sea posible, contra toda tentación de huida, por su parte, a los fieles de todo el mundo se les pide que estén atentos, con toda solicitud, a esta circunstancia que aquéllos están viviendo», asegura el cardenal Leandro Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, en una carta dirigida a todos los obispos del mundo. Recuerda que mañana, Viernes Santo, la Iglesia celebra la tradicional y necesaria Colecta Pontificia por los Santos Lugares. En la del año pasado, en España, se recaudó más de un millón trescientos mil euros. Con este dinero, y el de las aportaciones de los fieles de todo el mundo, en 2014 se pudo financiar, desde proyectos de ayuda a las empresas artesanales en Jordania; consultorios familiares; reestructuración de hogares y asistencia médica en Belén, hasta la construcción de viviendas para familias pobres y matrimonios jóvenes que quieren permanecer en Jerusalén. También se atiende la manutención y restauración de los Santos Lugares. Y este año, «más que nunca», la Collecta pro Terra Sancta es «una ocasión preciosa para hacernos peregrinos en la fe y para promover el diálogo a través de la concordia, la oración y el compartir entre todos los hermanos en Cristo», subraya el cardenal Sandri.

La Custodia en datos

280 franciscanos de 39 naciones
5 basílicas y 70 santuarios
23 parroquias y 79 iglesias
14 colegios (10.000 alumnos)
5 casas para estudiantes
3 centros de FP
5 hospederías