«Necesitamos que alguien nos abrace» - Alfa y Omega

«Necesitamos que alguien nos abrace»

El Papa Francisco lavará en este Jueves Santo los pies de hombres y mujeres detenidos en una cárcel de Roma. En el Viernes Santo, durante el Vía Crucis del Coliseo, recordará a los cristianos perseguidos

Jesús Colina. Roma

El Papa vivirá este Jueves Santo junto a los presos de la cárcel de Rebibbia, la más grande de Roma. Celebrará con ellos la Misa en la Cena del Señor, y lavará los pies a algunos de los hombres y mujeres detenidos. Retomará así la tradición que vivía como arzobispo en los barrios pobres de Buenos Aires.

En el primer Jueves Santo de su pontificado, el 28 de marzo de 2013, Francisco ya lavó los pies a 12 detenidos, muchachos y muchachas, entre las cuales había una joven musulmana, en la cárcel para menores de edad de Casal del Marmo, en Roma.

Los dos predecesores del Papa Francisco han visitado la cárcel de Rebibbia: san Juan Pablo II lo hizo el 27 de diciembre de 1983, para visitar y perdonar a Alí Agca, el terrorista turco que atentó contra su vida; y Benedicto XVI, en Visita pastoral de preparación para la Navidad, el 18 de diciembre de 2011.

Los preparativos para recibir al Papa han alterado la vida cotidiana en Rebibbia. El capellán de la cárcel, don Sandro Spriano, confiesa: «Estamos encantados, pues el Papa ha acogido la invitación que le presenté al encontrarnos con motivo de una misa en Santa Marta, su residencia en el Vaticano, en septiembre pasado. Nos dijo que en la medida de sus posibilidades vendría para el Jueves Santo. El hecho de que haya mantenido su promesa nos llena de placer: es algo maravilloso».

Para los detenidos –añade–, esta visita manifiesta un «gesto de atención importante por parte de la Iglesia de Roma hacia su situación. Es una manera de mostrar que son hijos de Dios, amados por la Iglesia, y en particular por el Papa. Esto es muy importante para ellos. Será la primera vez que celebraremos con hombres y mujeres detenidos. Las detenidas serán trasladadas adonde estamos nosotros. Es algo muy bello».

En Rebibbia, la situación ha mejorado algo. En años pasados, el número de los encarcelados había aumentado desmedidamente, superando ampliamente la capacidad de acogida de la prisión. El hacinamiento generó graves tensiones y problemas de seguridad, y sobre todo un grave malestar entre los detenidos. «Pero los detenidos siguen teniendo los problemas de antes, pues por desgracia en la cárcel, aparte alguna medida destinada a disminuir el número de los encarcelados, no ha sucedido nada nuevo», explica el capellán.

El sacerdote no espera que la visita del Papa Francisco traiga grandes cambios en este sentido. «Es una Visita pastoral. Necesitamos que alguien nos abrace, que nos permita sentirnos parte de la sociedad, que nos haga sentirnos cristianos de una Iglesia más amplia, que no estamos segregados. Esto es lo que hará el Papa y lo que deseamos».

Por otra parte, el capellán pide a los políticos que tomen medidas para que la cárcel «no sea simplemente un castigo, la venganza de la sociedad contra quienes cometen delitos. Pedimos que la cárcel sea un lugar de recuperación, un lugar de re-socialización, un lugar en donde se puedan sentar las bases para volver a vivir mejor cuando se sale de aquí».

Con los cristianos perseguidos

En la mañana de este Jueves Santo, a las 9:30 h., el Papa presidirá la concelebración de la Santa Misa Crismal, con los sacerdotes y obispos presentes en Roma. El Viernes Santo, Francisco presidirá la Liturgia de la Pasión del Señor y la Adoración de la Cruz, en la basílica vaticana, a las 17 h., y después, ya en la noche, a las 21:15 h., dirigirá el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, que recordará en particular a los cristianos perseguidos. El autor de las meditaciones, el obispo emérito de la diócesis italiana de Novara, monseñor Renato Corti, dará voz al testamento espiritual de Shahbaz Bhatti, ministro para las Minorías en Pakistán, asesinado el 2 de marzo de 2011: «Recuerdo un Viernes Santo, cuando tenía sólo 13 años. Escuché una predicación sobre el sacrificio de Jesús por nuestra redención y por la salvación del mundo. Y pensé que debía responder a su amor dando amor a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, necesitados y perseguidos, que viven en este país islámico. Quiero que mi vida, mi carácter, mis acciones hablen por mí y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Siento este deseo tan intensamente, que me consideraría privilegiado si Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida».

La Semana Santa del Papa culminará con la Vigilia Pascual. A las 20:30 h. del sábado, Francisco bendecirá el fuego nuevo en el atrio de la basílica de San Pedro del Vaticano. Durante la celebración, el Papa bautizará a adultos que han decidido abrazar la fe cristiana. En el Domingo de Resurrección, presidirá la misa y, a mediodía, impartirá la bendición Urbi et Orbi.