Malagueños con corazón - Alfa y Omega

Malagueños con corazón

Malagueños con corazón es el lema de la campaña que se ha puesto en marcha para dar a conocer la Casa del Sagrado Corazón, el Cottolengo de Málaga

Beatriz Lafuente
El obispo de Málaga, monseñor Jesús Catalá, se une a la campaña junto a unos residentes del Cottolengo. Foto: Diócesis de Málaga

«La ciudad de Málaga tiene un corazón y es esta casa de acogida, porque aquí vienen las personas que no tienen nada ni a nadie. Cuando una persona se encuentra en situación desesperada, cuando no tiene lugar en el que vivir, cuando se le cierran todas las puertas… se topa con el corazón y los brazos de esta casa abiertos y le darán una nueva oportunidad a la ilusión de vivir, de recuperarse con energía renovada para buscar y buscarse la vida, la Vida», explica el director de la Casa del Sagrado Corazón de la diócesis de Málaga, Patricio Fuentes.

«El Cottolengo de Málaga lleva más de 50 años viviendo de la Providencia, gracias al Sagrado Corazón de Jesús y a la labor de muchos voluntarios y unos pocos trabajadores, y queremos que así siga siendo. Con esta campaña invitamos a todos lo malagueños y a todos aquellos que le tengan cariño a nuestra casa a que se unan a esta campaña».

El actor Antonio Banderas; el compositor monseñor Marco Frisina; el cantante Javier Ojeda; el pregonero de la Semana Santa 2018, Santiago Souvirón; sacerdotes de la diócesis de Málaga y el obispo diocesano, así como numerosas personas anónimas, son algunos de los rostros que ya están apoyando la campaña para dar a conocer la Casa del Sagrado Corazón.

Junto a la campaña, el Cottolengo ha estrenado su página web, casadelsagradocorazon.es, en la que se pueden encontrar los datos para todos aquellos que quieran colaborar, tanto con su tiempo como con sus donaciones, ya que esta casa se mantiene gracias a la generosidad de los malagueños. «Siguen siendo muchas las personas que me han pedido información de la casa para ser voluntarios. Incluso han preguntado cómo podían hacernos llegar una donación. Por eso hemos visto la necesidad de crear esta web y así ponerlo más fácil», explica Fuentes, convencido de que el corazón de los malagueños se volcará una vez más para ayudar a la casa de los que no tienen nada ni a nadie.

Eso es lo único que tienen en común los residentes de esta casa: un hogar para cada una de las 60 personas que viven actualmente en el Cottolengo, entre las que se encuentran un señor viudo que vivía solo y sin familia, y que tras recibir el alta hospitalaria no tenía a donde ir; o una señora con más de 70 años que vivía en la calle desde hacía un lustro y comía gracias a los vecinos; o varias familias con niños pequeños procedentes de diferentes países, o una mujer joven con cuatro hijos, uno de ellos recién nacido, que huyó tras años de malos tratos.

«Intentar describir el perfil de estas personas sería misión imposible, porque cada ser humano carga con su propia vida y circunstancias. Pero sí podemos describir la herramienta que utiliza el Cottolengo para devolver su dignidad a cada persona: el cariño, el amor, el consuelo, la paciencia… en definitiva, el corazón. Por esto, y muchas otras razones, somos el Corazón de Málaga» afirma el director.

Desde el año 2013 hasta 2017 han pasado por esta casa más de 200 personas. La más pequeña es una recién nacida, y la mayor tiene 91 años. Sus nacionalidades son muy diferentes: española, uruguaya, marroquí, argelina, belga, francesa, nigeriana, ucraniana… Solo cuenta con 40 plazas. ¿Cómo han podido acoger a tantas personas? Porque la Casa del Sagrado Corazón cree en la dignidad de la persona y en devolverle su lugar en el mundo.

Una historia de amor en El Bulto

Esta casa abrió sus puertas gracias al empeño de un sacerdote diocesano malagueño, el padre Jacobo, que hizo de los pobres y de los descartados su bandera. Cuando llegó como párroco al Santo Ángel, en la barriada de El Bulto, junto a las playas de San Andrés, encontró a decenas de personas malviviendo en chabolas junto a la orilla del mar.

Eran los más pobres de la clase obrera, niños que solo contaban con vagones de tren abandonados para pasar la noche. A la pobreza hay que añadir los estragos que hizo la poliomielitis. Así era la situación de las periferias de Málaga tras el desarrollo industrial a mediados del siglo XX. Este cura, lejos de achantarse, se fue a buscar a las hermanas de la institución benéfica del Sagrado Corazón, concretamente a su fundadora, la madre Rosario Vilallonga. Y le dijo: «Usted viene y lo ve». Sabía lo que hacía, la madre Rosario no pudo negarse. Las hermanas estuvieron 48 años en esta casa.

Las personas que deseen colaborar solo tienen que hacerse una fotografía con un corazón de cartulina o papel rojo y colgarla en las redes sociales junto al hashtag #MalagueñosConCorazón.

De izquierda a derecha: Antonio Banderas, Javier Ojeda y monseñor Marco Frisina. Fotos: Diócesis de Málaga