La pasión artística de Felipe II - Alfa y Omega

La pasión artística de Felipe II

Cuando Felipe II mandó construir el monasterio de El Escorial, buscó a los más prestigiosos maestros del siglo XVI para su decoración. Esta exposición recoge más de cien obras de los artistas más afamados de la época, entre ellos El Bosco y Tiziano. Otra de las virtudes de la muestra es la posibilidad de visitar algunos espacios del monasterio que no se abren a los visitantes, como el coro, el claustro principal alto, la Sacristía de capas o el Patio de los evangelistas. Una exposición que difícilmente volverá a poder contemplarse

Fernando de Navascués
Cartón de Entrada de Noé y los animales en el arca, de Michel de Coxcie

El monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial fue mandado construir por Felipe II en 1562. Cuando falleció el rey, en 1598, la obra estaba concluida. Tan breve espacio de tiempo, en un monumento de tan vastas dimensiones, posibilitó una unidad de lenguaje artístico, arquitectónico y decorativo sin igual. Detrás de tan magna obra se encontraban el propio rey y los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.

El monasterio fue creado para ser panteón, basílica, palacio y biblioteca, y para su decoración se buscó lo mejor siglo XVI: Patinir, Navarrete el Mudo, Pantoja de la Cruz, Sánchez Coello o Gerard David, además de El Bosco y Tiziano. Cuenta de ello lo dan Los Libros de entrega de Felipe II. El monasterio se convirtió así en el principal centro de obras de arte de la Europa del Renacimiento y el edificio del siglo XVI mejor documentado de Europa.

El gran valor que aporta De El Bosco, a Tiziano. Arte y maravilla en El Escorial es que las obras se exponen en los lugares para los que fueron concebidas, lo cual hace que la obra de arte se reencarne y recobre sentido histórico.

El martirio de san Lorenzo, de Tiziano

El Bosco y Tiziano

En la Sala de Honores encontramos un espacio dedicado a El Bosco y a los pintores preferidos de Felipe II. Podemos contemplar diversas obras de caballete y las tablas Ecce Homo y Cristo camino del Calvario, de El Bosco.

El espacio de la Iglesia vieja está dedicado a Tiziano y a la influencia italiana, junto a la escuela flamenca de El Bosco y la española de Navarrete, el Mudo. Felipe II fue el mayor coleccionista de obras de Tiziano en la Europa del Renacimiento, y en la Iglesia vieja se conservan El martirio de san Lorenzo y una copia de La sepultura de Cristo y La adoración de los reyes. También aquí encontramos la serie de tapices Paños de oro, que formó parte de la decoración de la iglesia en algunos períodos.

La Galería de batallas

En este espacio encontramos unos magníficos frescos que representan episodios bélicos: la Victoria de San Quintín, que tuvo lugar el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo y motivo de la construcción del monasterio; La batalla de la Higueruela, una victoria contra los infieles musulmanes; y la Batalla de las Islas Terceras, ganada por don Álvaro de Bazán, exponente de la guerra moderna en el mar.

Música y Liturgia

En el coro de la basílica se custodian libros de canto desde el siglo XVI: cantorales, pasionarios y los Libros de consagración de la basílica. El monasterio fue un auténtico archivo de la Contrarreforma, con su amplísima colección de relicarios, imágenes de santos, libros miniados, pinturas y esculturas.

Felipe II, de Antonio Moro

Patio de los evangelistas

El Patio de los evangelistas es una de las grandes piezas arquitectónicas del edificio. El templete central, obra tardía de Herrera, está decorado con cuatro esculturas, de san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan, obras de Juan Bautista Monegro. Todo un conjunto en granito, mármoles y jaspes de diferentes colores.

Además de lo expuesto, no se pueden dejar de citar los tapices de Michel de Coxcie de la serie La construcción del arca de Noé y el cartón que representa la Entrada de Noé y los animales en el arca, que se exhiben en el claustro alto. Tampoco la escalera principal, una de las primeras y mayores de estilo imperial construidas en el Renacimiento. En los frescos de su bóveda, obra de Lucas Jordán, se representa la Gloria de la monarquía española, con temas como La batalla de San Quintín, o La Gloria de la Casa de Austria.

Puede decirse que el rey Felipe II ideó El Escorial como un auténtico parnaso en el que los mejores artistas de la época actuaron en su decoración y ornato. Un arte y una maravilla que se puede contemplar hasta el día 14 del próximo mes de septiembre.