«Los sacerdotes deben ser personas normales» - Alfa y Omega

«Los sacerdotes deben ser personas normales»

No es bueno que el sacerdote esté solo; debe «tener la humildad de estar acompañado», dijo el Papa durante un encuentro con seminaristas, diáconos y curas en vísperas del Día del Seminario

Ricardo Benjumea
Durante un encuentro con la Comunidad del Pontificio Seminario Regional de Puglia Pío XI en 2016

Es necesario «ser personas normales, humanas», «capaces de gozar con los demás, de reírse, de escuchar en silencio a un enfermo, de consolar dando una caricia». «Sacerdotes padres, no funcionarios de lo sagrado o empleados de Dios».

Este es el perfil que, según el Papa, necesitan hoy los sacerdotes. En vísperas del Día del Seminario, el Papa recibió el viernes a seminaristas, diáconos y sacerdotes estudiantes de los Colegios Pontificios eclesiásticos de Roma y respondió a varias de sus preguntas.

Entre ellos, la de un cura estadounidense que le preguntó sobre la espiritualidad del sacerdote diocesano, quien, a diferencia del religioso, no tiene como referente a un fundador. Francisco habló del «carácter diocesano», que se traduce en «cuidar la relación con el propio obispo, aun cuando este sea un tipo difícil»; la relación con «sus hermanos presbíteros» y la relación «con la gente de su parroquia, que son sus hijos». «Si trabajarán en estos aspectos se volverán santos».

El Papa aconsejó también cultivar la capacidad de escucha, al responder a un sacerdote francés. Y subrayó la importancia de que el sacerdote no esté solo, sino que «tiene que tener la humildad de ser acompañado».

De la rigidez excesiva habló el Pontífice al responder a una pregunta de un seminarista de Sudán sobre el discernimiento, que –aseguró– para ser realmente tal, debe hacerse en oración ante Dios, y confrontándose con otro, de modo que el cura sea un guía capaz de escuchar y dar orientaciones. Cuando no hay discernimiento en la vida sacerdotal –añadió Francisco– «hay rigidez y casuística». «Hay incapacidad de seguir adelante». «Todo se vuelve cerrado, el Espíritu Santo no trabaja». Frente a eso, Francisco recomendó a los sacerdotes que tomen al Espíritu Santo como compañero de camino y no lo pretendan «enjaular».

Conciencia de la propia debilidad

Por último, en respuesta a la pregunta planteada por un sacerdote filipino, el Papa habló sobre la importancia de la formación, tanto humana, como pastoral, académicas, espiritual y comunitaria.

Son temas que aborda que aborda la nueva Ratio Fundamentalis o documento para la formación de los nuevos sacerdotes, entre los que se subraya la necesidad de una formación permanente para el sacerdote. El Papa destacó este último punto que –dijo– nace de «la conciencia de la propia debilidad». «Es importante conocer los propios límites», añadió.

Además, «sumergidos en la cultura contemporánea», es necesario «preguntarse cómo se vive la comunicación virtual, cómo se usa el propio celular; prepararse a enfrentar las tentaciones sobre la castidad –que llegarán– y después, cuidarse de la soberbia, de la atracción por el dinero, del poder y de las comodidades».