La gran reforma que empieza por uno mismo - Alfa y Omega

La gran reforma que empieza por uno mismo

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Foto: CNS

Las comparaciones son odiosas y estériles en estos tiempos de grandes pontificados, pero al hacer balance del quinto aniversario del Papa Francisco es inevitable la sensación de estar presenciando un momento histórico en la vida de la Iglesia. Es como si Bergoglio hubiera pisado el pedal del acelerador de las reformas conciliares para acompasar la vida de la Iglesia a la letra y el espíritu del Evangelio. No tanto quizá por todo lo que él mismo está haciendo, sino por su modo de hacerlo, por cómo ha sabido generar debates a gran escala, expectativas, procesos… que después no busca resolver él mismo por medio de su suprema autoridad, sino permitiendo que las soluciones caigan por su propio peso. El famoso discernimiento caso a caso de la exhortación Amoris laetitia es un buen ejemplo. También Laudato si refuerza la idea de que la gran reforma de la Iglesia empieza por uno mismo. Se abre paso así una manera de vivir y comprender la fe que ya no puede limitarse a reafirmar una serie de dogmas y tradiciones, sino que está marcada por la escucha fiel al Espíritu Santo y un ánimo misionero.