Convicciones cívicas para la educación - Alfa y Omega

Convicciones cívicas para la educación

José Francisco Serrano Oceja
Foto: Pixabay

No es mal comienzo el que este libro se refiera a la historia del clásico Humanismo integral de Jacques Maritain, publicado originariamente con el marchamo de Problemas espirituales y temporales en la nueva cristiandad como actas de un curso de verano celebrado en Santander durante los primeros días de agosto de 1934. La pregunta sigue siendo la misma: ¿cómo pensar el humanismo integral en momentos en los que se ha reformulado la definición de naturaleza, de historia, de cultura, de lo humano, en síntesis? ¿Cuáles son los retos principales a los que se enfrenta la conciencia creyente en lo referido a la ecología humana? Afirma el autor ya en las primeras páginas que «en este contexto de reconstrucción de un nuevo modelo de razón práctica para articular con responsabilidad y memoria histórica las convicciones morales del nuevo horizonte de la globalización, el término emerge de nuevo cuando el Papa Francisco califica su propuesta ecológica como integral».

El profesor Agustín Domingo Moratalla es uno de los más activos, acompañados y solicitados intelectuales cristianos de nuestros días. Muestra de ello es la prolífica producción editorial a la que nos tiene acostumbrados últimamente. Ahora nos entrega un recopilatorio de sus últimas investigaciones, que es también de sus últimas preocupaciones. Un repaso por el contenido del libro da buena muestra de cuáles son los retos que plantea el pensamiento, y esa razón práctica, a la propuesta cristiana. A saber, en primer lugar, el descuido y desnaturalización de la técnica. Texto que también sirve para ofrecer las claves antropológicas y éticas para una ecología integral. Por ejemplo, lo que el autor denomina la necesidad de frenar la tumoración cultural del relativismo doctrinal y práctico. Luego nos encontramos con la propuesta de ciudadanía ecológica en la edad secular, la transformación integral de la síntesis humanista, que apuesta por una valiente revolución cultural desde la vida cotidiana. Seguimos con un certero análisis de la indignación en relación con el sistema político actual, la democracia, a partir de la propuesta de la construcción relacional inmersa en el cambio institucional. Dice el autor que hay una indignación saludable, «que invoca y reclama discernimiento; es motor de cambio y busca una transformación social centrada en las relaciones personales y la capacidad reflexiva de los grandes agentes sociales». Una indignación saludable que reclama justicia social, que no confunde moral pública con moral política.

Quizá la guinda, o síntesis, de esta propuesta de ecología integral se encuentre en los últimos apartados en los que se presenta un modelo de ciudadanía activa, de educación cívica y de relación entre caridad, misericordia y regeneración de la democracia. Tres prioridades para el sujeto individual y colectivo, que parten de una serie de nuevas relaciones entre conocimiento como forma de compromiso, que tiene un trasfondo en el aprendizaje-servicio (APS) como proceso de servicio a la comunidad en proyectos educativos que promueven la transformación social. Es fruto de una filosofía de la educación donde los espacios educativos son espacios abiertos en los que palabras como responsabilidad, servir a la comunidad, dar-recibir-agradecer, conocimiento aplicado, experiencia y justicia y perfección social, entre otras, adquieren un nuevo sentido. Un proceso que concluye en lo que el Papa Francisco ha denominado como espiritualidad ecológica, que no hay que confundir con la recuperación de formas primitivas, naturalistas o étnicas de plantear las relaciones entre humanidad, medio ambiente y lo sagrado. Una espiritualidad que nos lleva a una conversión ecológica integral.

Condición humana y ecología integral. Horizontes educativos para una ciudadanía global
Autor:

Agustín Domingo Moratalla

Editorial:

PPC