Francisco vuelve a pedir oraciones por la «tierra martirizada» de Siria - Alfa y Omega

Francisco vuelve a pedir oraciones por la «tierra martirizada» de Siria

Redacción
Foto: EFE/Fabio Frustaci

Al final de la audiencia general, el Papa ha pedido rezar por los hermanos de Oriente Medio y por los cristianos perseguidos, «a quienes quieren expulsar de esta tierra». Francisco ha invitado a tener especialmente presente al pueblo sirio, martirizado por la guerra.

Es el segundo mensaje en menos de una semana del Pontífice sobre Siria, después de que el domingo durante el rezo del ángelus Bergoglio instara a poner fin a la dramática situación que están viviendo miles de víctimas civiles, niños, mujeres y ancianos, en Siria. «La gente no puede conseguir comida y todo esto es inhumano», dijo.

Auténtica conversión del corazón

Previamente, durante la catequesis, el Santo Padre ha reflexionado sobre la liturgia eucarística de la Misa, que según ha dicho obedece al mandato de Jesús de hacer presente «el sacrificio de la nueva alianza sellada por Él en el altar de la Cruz» y que por eso se usan «los mismos signos y gestos que realizó Jesús la víspera de su pasión».

Asimismo, el Papa ha explicado que en los dones del pan y del vino «se recoge la vida, los sufrimientos, las oraciones y los trabajos de todos los fieles, que se unen a los de Cristo en una única ofrenda».

Para el Papa con la preparación de los dones, el pan y el vino «se recoge la vida, los sufrimientos, las oraciones y los trabajos de todos los fieles, que se unen a los de Cristo en una única ofrenda».

En este sentido, ha señalado que «es muy bueno» que sean los fieles quienes presenten al sacerdote el pan y el vino para que él los deposite sobre el altar. Y ha agregado: «Nos puede parecer poco lo que nosotros ofrecemos, pero ese poco es lo que necesita Jesús para transformarlo en el don eucarístico, capaz de alimentar a todos y de hermanar a todos en su Cuerpo que es la Iglesia».

Finalmente, ha invitado a vivir profundamente la espiritualidad de la entrega en la Misa «de modo que la oración, el ayuno y la limosna de estos días, den frutos concretos de auténtica conversión del corazón».