Se abre en Roma la causa del doctor Gálvez - Alfa y Omega

Se abre en Roma la causa del doctor Gálvez

Cristina Sánchez Aguilar
Foto: Diócesis de Málaga

El proceso para elevar a los altares al siervo de Dios José Gálvez Ginachero, médico malagueño, ya está abierto en Roma. Fue el pasado 20 de febrero cuando el postulador de la fase romana, Salvador Aguilera, viajó hasta la sede de la Congregación para las Causas de los Santos. Allí, junto al encargado de la congregación para la apertura, monseñor Giacomo Pappalardo, el vicario episcopal de acción caritativa y social de la diócesis de Málaga, Gabriel Leal, y un grupo de malagueños, tuvo lugar el acto, «breve, pero intenso», señalan desde la diócesis natal del siervo de Dios.

«Tras unos momentos de oración, se procedió a la apertura de las cajas que contenían toda la documentación de la fase diocesana», cajas lacradas por monseñor Catalá en la sesión de clausura, el 16 de junio. El siguiente paso «es certificar que esta fase se ha hecho siguiendo correctamente la normativa vigente». Posteriormente se realizará el nombramiento del relator, la preparación de la positio y la entrega de la misma para que sea estudiada por parte de los consultores. El fin de este proceso es probar que el siervo de Dios José Gálvez Ginachero vivió en grado heroico las virtudes que marca la Iglesia para ser elevado los altares.

El doctor Gálvez «era un hombre de profunda fe y espiritualidad», resalta Francisco García Villalobos, postulador de la fase diocesana. «Tiene certificadas más de 150.000 visitas médicas, la mayoría a personas pobres, y dejó un inmenso legado social en las Escuelas del Ave María, la obra salesiana y el Asilo de los Ángeles». Eso sin contar cómo ayudó durante la guerra a personas en peligro de ambos bandos y cómo durante los años que fue alcalde de Málaga, «pagó de su propio bolsillo las obras» o cómo «nunca cobró su sueldo como director del Hospital Civil, sino que lo entregaba a la monja encargada de las necesidades del hospital», relata Miren Larrea, biznieta del doctor.

Francisco Rosas, delegado diocesano de Pastoral de la Salud, conoció al doctor Gálvez con 6 años. «Una de mis tías me contaba que mi abuela había sido paciente suya. Me contaba cómo la trataba en las visitas, la paz que transmitía… ¡era un santo!». Toda Málaga se echó a la calle cuando murió para acudir al funeral y todavía hay mujeres que van al paritorio con una foto del doctor, «para que las ayude en el momento del parto».