Lo que no se puede decir... - Alfa y Omega

…Es que no se debe hacer. Así de simple. Así de claro. Decir, contar. No se puede andar por la vida en un emboscamiento mental que nuble la realidad. Porque vivir en un engaño vas minando, poco a poco, las defensas frente al mal; va atascando las tuberías del alma (¡qué figura más bonita le he robado a la Martín Gaite!); va deteriorando la luz del rostro.

Esto me ocurrió la semana pasada: «¿Qué estabas pactando tú con nosequién?, ¿qué reunión secreta mantuviste con tal organización?»; y a correr el bulo. Y resulta que ni pacto ni reunión ni nada: simplemente me vi con una persona para explicarle el procedimiento técnico de un trabajo, una reunión abierta, breve y conocida por quienes estaban avisados del asunto. Me preguntaron por ello y les expliqué, punto por punto, el lugar, contenido y detalles del encuentro. «Ah, bueno, si es así…». «¿Cómo pensabas que había ocurrido?». Mirándole a los ojos, le pregunté acerca de los prejuicios que se había formado acerca de mí y de mi trabajo. Silencio.

Luego están los intereses de parte, el ascua y las sardinas. A mi interlocutor le habría convenido que yo ocultase algo, para utilizar la mugre de los rumores y enrarecer el ambiente que deseaba manipular. Y se lo dije: «Mira, fulano, es una forma de ir por la vida que a mí me funciona bien, “lo que no se puede decir es que no se debe hacer”». Entonces se dedicó a enlazar un sofisma con otro para hablar de tácticas y de oportunidades… O sea, de intereses de parte, a costa de los demás, casi siempre. ¡Qué sensación de poder sobre los demás otorga el lanzarlos al vacío de la mentira! Porque de eso se trata: de dominar, de someter.

Francisco, el Papa, nos lo enseña con precisión: «Si te urge soltar un chisme, ¡muérdete la lengua!». Clarinete que diría un castizo, ¿no? Los chismes provienen de la ocultación y de la doblez. Hacen daño a quien los dice y a quien los recibe, llevan a construir muros en lugar de a tender puentes.

El trabajo es un buen lugar para hacerse ver como cristiano. Podemos empezar por no dar carrete a los rumores y por ser transparentes con nuestras vidas.