Dos corazones, un corazón - Alfa y Omega

Dos corazones, un corazón

Isidro Catela
Amaia y Alfred, en la presentación de su canción para el festival de Eurovisión
Amaia y Alfred, en la presentación de su canción para el festival de Eurovisión. Foto: EFE / Marta Pérez.

El año pasado Salvador Sobral conquistó Europa. Tutelado y mecido por su hermana Luisa, que compuso la canción, Salvador se convirtió en el héroe nacional que consiguió el primer triunfo eurovisivo de Portugal en toda su historia. Ganó con un corazón frágil, un latido roto y curtido en escenarios de jazz, que cantaba con el lamento y la promesa de amar por dos. Nosotros le vamos a dar la vuelta y lo vamos a intentar este año con dos corazones que se funden uno. Amaia y Alfred han coronado el revivir de Operación Triunfo, el conocido concurso de talentos musicales que, lejos ya de Rosas, Bisbales, Chenoas y Bustamantes, le ha pasado un barniz 3.0 a la propuesta. Han dado con la tecla y han disparado los audímetros. A mí la verdad es que, en un principio, esa mezcla del concurso con una suerte de Gran Hermano bajo control, no me entusiasmaba, pero reconozco que el nuevo formato, conducido con acierto y equilibrio, por Roberto Leal, el chico de España Directo, nos ha dejado muchas más luces que sombras, ha mantenido la calidad hasta el final y ha descubierto una pareja que canta como los ángeles (sobre todo ella) para representarnos en Eurovisión.

Pase lo que pase en Lisboa el próximo 12 de mayo, vuelve la cordura y se alejan algunas de las sospechas y de las propuestas surrealistas de años anteriores. Siempre hay pegas que ponerle, hay quienes incluso de manera muy significativa e ilustrativa del tiempo que nos toca vivir, andan compungidos por el qué puede pasar si los novios ya no lo son dentro de un mes y se pierde la química. Es lo que tiene preocuparse en exceso por lo accidental y, en consecuencia, terminar perdiendo el foco. Es televisión, ni más ni menos. Decía Stravinsky que la música, además de escucharla, hay que verla, y Eurovisión le obedece al pie de la letra. Ya ha ganado Portugal, que casi no tiene vecinos, ahora solo falta que, casi medio siglo después, vuelva a ganar España. Eso sí que sería una verdadera operación triunfo.