El Papa se reúne «varias veces al mes» con víctimas de abusos sexuales - Alfa y Omega

El Papa se reúne «varias veces al mes» con víctimas de abusos sexuales

Estos escándalos son «la desolación más grande» que está sufriendo la Iglesia, confesó el Papa a los jesuitas durante su viaje a Chile y Perú. Fue entonces cuando les contó la vergüenza que pasó cuando un hombre lo llamó «pedófilo» en la calle, y que los viernes suele reunirse con víctimas

María Martínez López
El Papa Francisco en el encuentro con jesuitas en Perú. Foto: Oficina de Comunicaciones de la Compañía de Jesús – Provincia del Perú

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, ha confirmado que el Papa se reúne de forma frecuente con víctimas de abusos sexuales tanto individualmente como en grupo. Según ha explicado Burke, estos encuentros de naturaleza reservada tienen lugar «varias veces al mes» y en ellos el Pontífice «escucha e intenta ayudarles a sanar sus graves heridas».

Las declaraciones del portavoz del Vaticano se han producido como reacción a la publicación, en el Corriere della Sera, de un resumen de los encuentros del Papa con los jesuitas de Chile y Perú durante su viaje a estos países. La versión completa, realizada por Antonio Spadaro, se publicará el sábado en La Civiltà Cattolica.

En el resumen se recoge cómo el Papa explicó que «los viernes –a veces se sabe y a veces no– me encuentro habitualmente con algunas [víctimas]. Su proceso es durísimo, quedan destrozados». Quería, así, subrayar que «hace falta escuchar» lo que han pasado.

Francisco calificó los abusos de «la desolación más grande» que está sufriendo la Iglesia. Es algo que causa vergüenza, si bien el Pontífice subraya que «la vergüenza también es una gracia muy ignaciana».

«Aunque fuera solo uno»

Francisco recuerda cómo un día, cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires, estaba cruzando la calle y vio cómo un niño de dos o tres años se separaba de sus padres corriendo. Entonces, el padre dijo: «¡Ven, ven, ven aquí… cuidado con los pedófilos!». «¡Qué vergüenza pasé!».

Aludiendo a las estadísticas que se esgrimen como «premio de consolación», según las cuales el porcentaje de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes son una mínima parte, el Santo Padre respondió que «es terrible también si fuera solo uno de nuestros hermanos. Porque Dios lo ha ungido para santificar a los niños y a los mayores, y los ha destruido. ¡Es horrible!».

Dinero, poder y sexo

El Papa recordó además que algunos escándalos sexuales han afectado a congregaciones nuevas y prósperas. «Siempre son fruto de una mentalidad ligada al poder», y se da en tres niveles: abuso de autoridad, sexual y económico. «El diablo entrar por la cartera».

La publicación de estas declaraciones del Papa y el anuncio de sus frecuentes encuentros con víctimas se han producido cinco días antes de que, el martes20 de febrero, llegue a Chile el arzobispo de Malta, monseñor Charles Scicluna.

El también miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha recibido el encargo de Francisco de escuchar a quienes dicen tener información sobre las acusaciones de que el obispo de Osorno, monseñor Barros, encubrió al sacerdote Karadima, condenado por abusos.

«No llamo resistencias a las dificultades»

En los encuentros con los jesuitas, Francisco también aclaró que ante las dificultades «nunca digo que sean resistencias, porque eso significaría renunciar a discernir. Es fácil» achacar las críticas a «resistencias», cuando en ellas a veces se pueden descubrir malos entendidos o elementos de verdad.

Claro que, «cuando me doy cuenta de que hay una verdadera resistencia, me disgusta. Y me disgusta aún más cuando alguien se enrola en una campaña de resistencia». En ese sentido, ha afirmado que «por salud mental no leo las páginas web de esta considerada “resistencia”. Sé quiénes son, conozco los grupos, pero no las leo. Si hay alguna cosa más seria, me informan para que la sepa. Cuando percibo resistencia, busco dialogar, cuando el diálogo es posible; pero algunas vienen de personas que creen poseer la verdadera doctrina y te acusan de ser herético. Cuando en estas personas no encuentro bondad espiritual, simplemente rezo por ellos».

La paz, un don de Dios

En contraste con esto, a otra pregunta Francisco respondió que su pontificado está siendo un tiempo muy «tranquilo» espiritualmente para él, desde el momento de su elección. «Esta paz no me ha dejado. Es un regalo del Señor. Y espero de verdad que no me lo retire».

Eso sí, hay una cosa que, si bien no le quita la paz, sí le disgusta: los chismorreos, sobre todo los que vienen de consagrados. «¿Cómo es posible? Tú que lo has dejado todo, que has decidido no casarte, no tener hijos, ¿vas a acabar como un solterón chismoso? ¡Qué vida más triste!».

En otro momento de los encuentros, el Papa dijo a los jesuitas que la mejor forma que tienen de ayudar a las reformas que está impulsando en la Iglesia es impulsando que se crezca en el discernimiento, que supere la mentalidad de «se puede, no se puede hacer».