El Papa es ya oficialmente el primer peregrino inscrito para la JMJ de Panamá - Alfa y Omega

El Papa es ya oficialmente el primer peregrino inscrito para la JMJ de Panamá

«Una persona enferma puede estar aún más unida a Dios». Lo que sí que nos convierte en impuros es «el pecado», dice Francisco durante el rezo del Ángelus

Ricardo Benjumea

«Ya está, me he inscrito como peregrino a la Jornada Mundial de la Juventud», anunciaba este domingo el Papa mostrando una Tablet desde el balcón de su biblioteca, al asomarse para el rezo del Ángelus.

Acompañado en ese momento por dos jóvenes, Francisco se convirtió oficialmente en el primer peregrino inscrito para la JMJ 2019 de Panamá, que se celebrará del 22 al 29 de enero, esta vez según el verano austral, para facilitar la asistencia de chicos y chicas del sur del continente americano. «Invito a todos los jóvenes del mundo a vivir con fe y entusiasmo este evento de gracia y fraternidad, ya sea viajando a Panamá, como participando en las propias comunidades locales», dijo el Pontífice.

El Papa aprovechó también para felicitar el año nuevo chino, recordando que el próximo 15 de febrero muchas familias celebrarán esta fiesta en el Extremo Oriente y en otras partes del mundo, dado el número creciente de chicos que viven en otros países. Francisco les deseó vivir estos días con más «solidaridad, fraternidad y el deseo de bien», contribuyendo así a crear una sociedad en la que cada persona sea «bienvenida, protegida, promovida e integrada». Y pidió también orar «por el regalo de la paz», un don «que debe buscarse con compasión, previsión y coraje». El próximo 23 de febrero –recordó– el Papa ha convocado una Jornada de Oración y Ayuno por la paz, especialmente por Sudán del Sur y República Democrática del Congo.

Jesús, verdadero médico

Este domingo la Iglesia celebraba además la Jornada Mundial del Enfermo. Francisco invitó a «contemplar a Jesús como el verdadero médico de los cuerpos y las almas».

De ello habló también al comentar el pasaje evangélico de la liturgia, en la que «Jesús toca al leproso», algo absolutamente prohibido por la ley mosaica, ya que significaba «volverse impuro». Pero lo que sucede no es que el leproso transmita su enfermedad a Jesús, sino que Jesús transmite al leproso la purificación. Una curación en la que admiramos «la audacia de Jesús», que no está preocupado por el contagio, sino que se mueve solo «por la voluntad de liberar a ese hombre de la maldición que lo oprime», dijo el Papa.

Con ello Jesús muestra que «ninguna enfermedad es causa de impureza» ni «afecta o impide su relación con Dios». De hecho, señaló «una persona enferma puede estar aún más unida a Dios». Lo que sí que nos convierte en impuros es «el pecado». Francisco señaló en particular el egoísmo, el orgullo y la corrupción como «enfermedades del corazón de las que debemos ser limpiados, recurriendo a Jesús como el leproso». Para liberarnos, la receta es acercamos al sacramento de la Reconciliación «con un corazón arrepentido».