Vivir en cristiano en la incertidumbre - Alfa y Omega

En este tiempo líquido, de perfiles difusos, bajo el paradigma de la incertidumbre como dice Bauman, urge hacer un ejercicio de sinceración y autocrítica: «Reconocer el debilitamiento de la fe de muchos creyentes, de nuestra Iglesia, de nuestras propias parroquias».

Se trata no solo de la crisis de Dios, sino también del debilitamiento de la vida teologal de los creyentes. En esto insistió Benedicto XVI en el Sínodo celebrado en el año 2012, sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe. A la luz de las necesidades actuales, extraña la escasa presencia en los textos conciliares de temas como la experiencia de Dios y la poca atención al elemento místico del cristianismo. Tal vez por eso, en las comunidades eclesiales surgidas a partir del Vaticano II se ha podido denunciar con razón un serio déficit de mística cristiana. Todavía las comunidades cristianas no somos hogares de oración y precisamos cultivar la «mística de ojo abiertos».

¿Cuál es la propuesta pastoral del Papa Francisco ante este desafío que invita a mirar a lo alto y a hincar los pies en el barro de la humanidad doliente? ¿Qué formas diversas adopta o puede adoptar el cristianismo en el mundo actual? ¿Existen formas alternativas de vivir el acontecimiento de Cristo hoy? A estas preguntas se ha querido responder como sabe hacerlo la Teología Pastoral, acogiendo el Libro de la Palabra y escuchando también la vida, la historia y el clamor de los pobres como lugares de Dios.

Y las hemos buscado hace unos días en la Semana de Teología Pastoral, con casi 300 personas y con la ayuda de Juan Martín Velasco, Pedro José Gómez Serrano, Felicísimo Martínez, Tíscar Espigares, Pepa Torres y monseñor Santiago Agrelo. Días de conversión personal y conversión pastoral para vivir en cristiano en tiempos de incertidumbre, como rezaba el título de la Semana.