Homenaje del Papa a sus amigos los católicos de Ucrania, una Iglesia probada por su fidelidad al Papa - Alfa y Omega

Homenaje del Papa a sus amigos los católicos de Ucrania, una Iglesia probada por su fidelidad al Papa

«Estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes». El Papa no se olvida de la guerra en Ucrania, a pesar de que la intensificación de las relaciones de la Santa Sede con los ortodoxos rusos en los últimos tiempos no siempre han sido comprendidas por sus antiguos amigos de esta Iglesia que ha pagado un alto precio por su fidelidad a Roma

Ricardo Benjumea

El Papa visitó este domingo la basílica de Santa Sofía, referente de la comunidad ucraniana en Europa. Francisco era el primer Pontífice en visitar este lugar desde 1984, cuando Juan Pablo II celebró en este templo un funeral por el cardenal Josyf Slipyk, fundador de la basílica.

Francisco acudió al lugar invitado por su antiguo amigo, su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, hoy arzobispo mayor de Kiev, antiguo eparca de los ucranianos en Argentina, cuando Bergoglio era arzobispo en Buenos Aires. La comunidad ucraniana le brindó un caluroso recibimiento.

Pero a pesar de esta vieja relación de amistad, las relaciones entre la Santa Sede y los católicos de rito oriental de Ucrania fieles a Roma no han sido fáciles en los últimos años. La razón es Rusia, que considera a los grecocatólicos (a los que despectivamente llama «uniatas») «invasores» en su territorio canónico.

A las rencillas históricas de la Iglesia grecocatólica de Ucrania con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú y las expropiaciones de templos católicos en la era de Stalin, se suman más recientemente las diferencias políticas por la anexión rusa de Crimea y las interferencias del Kremlin en apoyo a los separatistas prorrusos del este del país. Como Pontífice, sin embargo, Francisco debe impulsar el ecumenismo, y durante su pontificado ha habido grandes avances en las relaciones con los ortodoxos rusos, con el primer encuentro cara a cara de la historia entre un Obispo de Roma y un Patriarca de Moscú.

Muy significativamente, Shevchuk recordó el «alto precio» en sangre que han pagado los católicos ucranios por su fidelidad al Papa.

«Gracias por su perseverancia en la fe», respondió por su parte Francisco. Sean firmes en la fe, y custodien la fe recibida de vuestros antepasados, y transmítanla a los hijos».

Un conflicto olvidado

Francisco logró este domingo que vuelva a hablarse de la guerra en el este de Ucrania, un conflicto tan enquistado como olvidado. «Estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes: cerca con el corazón, cerca con la oración, cerca cuando celebro la Eucaristía», dijo.

El Papa pidió «al Príncipe de la Paz que callen las armas» y mejoren las duras condiciones de vida en las regiones más castigadas por el conflicto. «Rezo para que la esperanza nunca se extinga en los corazones de cada uno, sino para que se renueve el coraje de ir hacia adelante, de recomenzar siempre».

Y añadió esta confesión: «Quisiera también decirles un secreto. En la noche antes de dormir y a la mañana cuando me levanto, siempre me encuentro con los ucranianos. ¿Y por qué? Porque cuando vuestro arzobispo mayor vino a la Argentina, yo pensaba que era el monaguillo, pero ¡era el arzobispo! Hizo un buen trabajo en Argentina. Nos encontrábamos a menudo. Una vez fue al Sínodo, vino a despedirse y me regaló un ícono bellísimo de la Virgen de la Ternura. En Buenos aires, la llevé a mi habitación y la saludaba cada mañana y noche. Luego tocó a mí venir a Roma, y no poder regresar. Entonces me hice traer el breviario y las cosas esenciales, entre ellas, la Virgen de la Ternura. Cada noche antes de ir a la cama beso a la Virgen de la Ternura y también a la mañana. Así se puede decir que inicio la mañana y la termino, en ucranio».

Otra confianza que hizo el Papa fue sobre su relación con el obispo Chmil, enterrado en esa basílica. Fue con él con quien aprendió en Buenos Aires a ser Buenos Aires y se inició en la «belleza» de la liturgia, además de encontrar en él un testimonio vivo de la perseverancia de los ucranianos en la fe. Eran tiempos de persecución durante la época soviética.

En esa línea aludió también al cardenal Slipyj, quien construyó la basílica, y fue «un signo profético de libertad en los años en que se impedía el acceso a muchos lugares de culto». Con los sufrimientos padecidos y ofrecidos al Señor, «ayudó a construir otro templo aún más grande y más bello: el edificio de piedras vivas que ustedes son», añadió el Papa, para referirse por último al cardenal Husar, que fue no solo «padre y líder de su Iglesia», sino también «guía y hermano mayor de muchos».

Una comunidad muy activa en Roma

Pero la comunidad ucraniana no es solo representante de una Iglesia probada por fidelidad al Papa, que afronta hoy serias dificultades, como el resto del país. La presencia de ucranianos en Roma es muy significativa, y como Obispo de Roma, Francisco agradeció su contribución a la diócesis, particularmente de tantas mujeres ucranias que trabajan cuidando ancianos y niños. Un trabajo –dijo– «agotador y a menudo insatisfactorio», pero que ellas realizan no solo con gran profesionalidad, sino llevando «a muchas familias italianas el anuncio de Dios de la mejor manera, cuando con su servicio cuidan a las personas a través de una presencia atenta y no invasiva», llevando el consuelo y la ternura de Dios a quienes se preparan para el encuentro con Él.