La Iglesia argelina quiere que la beatificación de los 20 mártires se celebre en Orán y sea un signo de fraternidad con los musulmanes - Alfa y Omega

La Iglesia argelina quiere que la beatificación de los 20 mártires se celebre en Orán y sea un signo de fraternidad con los musulmanes

Los obispos de Argelia se esforzarán por hacer pedagogía en una sociedad de mayoría musulmana sobre el significado del martirio cristiano. Presentan a monseñor Claverie y a los 19 religiosos asesinados en los años 90 como ejemplo de amor incondicional a un pueblo al que habían elegido servir aun sabiendo que sus vidas corrían peligro

Redacción
Los monjes de tibhirine

Los obispos de Argelia esperan que la próxima beatificación de monseñor Pierre Claverie, antiguo obispo de Orán, y 19 de sus compañeras y compañeros asesinados en Argelia entre 1994 y 1996 sea un signo de unión para todos aquellos, la mayoría del pueblo, que desean un país que viva en paz y fraternidad.

El jesuita Paul Desfarges, arzobispo de Argel, aseguró a la agencia Fides que «nuestros mártires» nos invitan a «recordar a los cientos de miles de argelinos y argelinas que han fallecido por permanecer fieles a su fe en Dios y su conciencia», independientemente de cuál sea su credo. «Pienso en particular en los 99 imanes asesinados por haberse negado a justificar la violencia y en muchos periodistas, profesores y científicos que se opusieron a los grupos yihadistas, por no hablar de los padres y madres que han desobedecido la imposición de estos grupos de no mandar a sus hijos a la escuela».

«No debemos olvidar —añade en alusión a la oleada de terror desatada en los años 90 por el Grupo Islámico Armado (GIA)— que todo un pueblo fue envuelto por una espiral de violencia alimentada por una ideología mortal que desfigura el islam. Deseamos que con esta beatificación sea un signo de perdón y de paz para todos, porque se trata de hombres y mujeres de paz y perdón que han dado su vida por todos».

Frente a ello, «monseñor Claverie y los otros mártires nos muestran el camino de la existencia pacífica entre cristianos y musulmanes, porque vivían en el diálogo de la vida cotidiana con los vecinos musulmanes y sus familias. Un diálogo de servicio, amistad y apertura hacia el otro».

«Este es el significado de esta beatificación», asegura el obispo franco-argelino: «destacar que la convivencia y el diálogo entre cristianos y musulmanes es un enriquecimiento mutuo para crecer en humanidad y hermandad por la paz que el mundo tanto necesita».

Monseñor Pierre Claverie

Una beatificación «discreta» en Orán

En términos similares se ha expresado el obispo de Orán, monseñor Jean-Paul Vesco, quien espera que la beatificación de su predecesor y sus 19 compañeros mártires se pueda celebrar en su diócesis y pueda contribuir a la paz, «aunque para ello habrá que esperar un poco», admite, y organizar «una celebración discreta».

Esto requerirá, dice el prelado, hacer pedagogía en torno al significado de la palabra mártir, que no va dirigida contra nadie. Por lo contrario, los próximo 20 beatos dan «testimonio de esta pequeña Iglesia» que, «a partir de la independencia» del país, ha mostrado que quiere «ser una presencia amiga en el pueblo argelino, hasta donar su sangre y de haber acompañado a estos amigos argelinos en las grandes dificultades de estos diez años oscuros».

También los obispos de la Conferencia Episcopal Regional de África del Norte han destacado que los 20 mártires «son testigos de una fraternidad sin fronteras, un amor que no hace diferencias». Y «su muerte pone en evidencia el martirio de muchos argelinos, musulmanes, buscadores de un significado, artífices de la paz, perseguidos por la justicia, hombres y mujeres con un corazón correcto, permanecieron fieles a la muerte durante esta oscura década que ha ensangrentado Argelia».

Estos testigos del Evangelio, «ante el peligro de una muerte que era omnipresente en el país, tomaron la decisión, aun arriesgando sus vidas, de vivir hasta el final los lazos de hermandad y amistad que habían tejido con sus hermanos y hermanas de Argelia a través del amor. Los lazos de fraternidad y amistad fueron mucho más fuertes que el miedo a la muerte», destaca el comunicado.

Una calle de Orán

Vidas al servicio de todos

«Cada uno de los próximos beatos había elegido permanecer fiel a aquellos que vivían en el vecindario, los servicios compartidos, se habían convertido en sus vecinos», prosigue el texto. «Sus muertes han revelado que sus vidas estaban al servicio de todos: los pobres, las mujeres necesitadas, las personas con discapacidad, los jóvenes, todos musulmanes… Los que más se angustiaron en el momento de su trágica muerte fueron sus amigos y vecinos musulmanes, que se avergonzaban de que se usase el nombre del islam para cometer tales actos».

«Pero hoy no miramos el pasado. Estas beatificaciones son una luz para nuestro presente y para el futuro. Dicen que el odio no es la respuesta correcta al odio, que no hay una inevitable espiral de violencia. Desean ser un paso hacia el perdón y la paz para todos los hombres, comenzando desde Argelia, pero más allá de las fronteras de Argelia. Estas son palabras proféticas para nuestro mundo, para todos aquellos que creen y trabajan para vivir juntos. Y hay muchos aquí en nuestro país y en todo el mundo, de todas las nacionalidades y todas las religiones. Este es el significado profundo de esta decisión del Papa Francisco».

Por último, los obispos destacan que, más allá de la entrega de sus vidas en el martirio, los futuros 20 nuevos beatos «son modelos en el camino de la santidad ordinaria, no son héroes, no murieron por una idea o una causa. Simplemente eran miembros de la pequeña Iglesia católica en Argelia que, aun si estaba compuesta principalmente de extranjeros y que con frecuencia se la consideraba extranjera, vivió las consecuencias naturales de su elección para formar parte de este país. Estaba claro para cada uno de sus miembros que cuando amas a alguien no lo dejas en el momento del juicio. Este es el milagro diario de la amistad y la fraternidad. Muchos de nosotros los hemos conocido y hemos vivido con ellos. Hoy sus vidas pertenecen a todos. Ahora nos acompañan como peregrinos de la amistad y la fraternidad universal».

Fides / Redacción