Premios ¡Bravo!: Si la Iglesia no comunica, otros lo harán por ella - Alfa y Omega

Premios ¡Bravo!: Si la Iglesia no comunica, otros lo harán por ella

En la entrega de los premios ¡Bravo!, los obispos proponen a los profesionales de la comunicación una alianza a favor de una comunicación que sirva para tender puentes en la sociedad y construir una sociedad más cohesionada

Ricardo Benjumea
Foto de conjunto de todos los galardonados con los Premios ¡Bravo!. Foto: CEE

Cuando a Pepe Domingo Castellano le dicen que trabaja en la emisora de los obispos, el periodista deportivo de COPE responde que él no ha visto a ninguno. «Pues hoy me voy a pegar un atracón», bromeaba quien se presentó como el «abuelo más feliz de la radio» al recoger el lunes uno de los Premios ¡Bravo! de periodismo, que cada año otorga la Conferencia Episcopal.

También el cineasta David Arratibel, el agnóstico director de Converso, reconoció que jamás hubiera imaginado recibir un premio de los obispos. Pero su película, que es la historia de su propia familia, ha servido para tender puentes entre creyentes y no creyentes. «Ha hecho mucho bien y eso es lo que importa».

Con la presencia, entre varios obispos, de dos cardenales (el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el emérito de Sevilla, Carlos Amigo), además del nuncio en España (monseñor Fratini), el presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social, Ginés García Beltrán, les deseó a todos los galardonados que este «no sea el último» premio que reciben de la Iglesia, animándoles a unir fuerzas a favor de un periodismo que contribuya a la cohesión de la sociedad y «al conocimiento de las razones de los demás y de las propias, para facilitar la comprensión de que todos buscamos lo mejor».

El obispo electo de Getafe habló de varias amenazas que se ciernen sobre la comunicación. Comenzando por «la postverdad», en la que se sustituyen los hechos objetivos por «los sentimientos, los deseos, los consensos…». Pero «el mundo sigue necesitado de la verdad para crecer, y por tanto necesita servidores de la verdad en la comunicación», añadió, en contraposición a tendencias como «la proliferación de noticias al servicio de ideologías».

Y está la menos conocida amenaza de los «filtros burbuja». Ginés García Beltrán explicó que la red selecciona para cada usuario los contenidos en función de sus preferencias, y así «internet está actuando como un filtro más que limita mi conocimiento del mundo». La previsión era que las nuevas tecnologías permitieran «una extensión de la democracia». Sin embargo, la realidad es que «hoy el control de la sociedad es más posible con internet».

No basta con tener un buen producto, si no se sabe vender

El director de la Oficina de Medios de Comunicación Social de la CEE explicó antes las razones del jurado. Antonio Pampliga «recoge la larga tradición del mejor reporterismo de guerra», mientras que el periodista de TVE Sergio Martín se caracteriza por su «pluralismo y rigor informativo».

Del premiado en la categoría de Música, Íñigo Pírfano, se valoró que ha acercado a Beethoven a «lugares en los que las personas nunca han tenido la posibilidad de acceso a la belleza de la gran música y a su contenido espiritual profundo».

Y el jurado reconoció el trabajo de las diócesis de Cartagena y Santander en la promoción de los años jubilares de Caravaca de la Cruz y Santo Toribio, junto a la campaña Con los abuelos somos + Familia, que rinde «un merecido homenaje a los abuelos y abuelas». En el apartado de Nievas Tecnologías, el premio fue para Aleteia, una plataforma católica en 8 idiomas con más de 8 millones de visitantes únicos al mes.

En nombre de todos los premiados tomó la palabra Julián del Olmo, director de Pueblo de Dios en La 2, Premio ¡Bravo Especial! por toda su trayectoria profesional, testigo también de la evolución de la comunicación en la Iglesia, «unas veces dando un paso adelante y otras, un paso atrás».

Julián del Olmo, director de Pueblo de Dios en La 2. Foto: CEE

«En otros tiempos la comunicación en la Iglesia jugaba en campo propio», pero «ahora tiene que jugar fuera de casa, donde a veces se escuchan pitos en las gradas», dijo. Sin embargo es importante tener claro que si la Iglesia no comunica, otros lo harán por ella. «Lo que no se diga con luz y taquígrafos alguien lo contará con nocturnidad y alevosía», advirtió.

«La Iglesia dispone de buenos productos», particularmente en el ámbito de las misiones y la ayuda a los demás, pero eso no basta. Hay que saberlos «vender». El modelo es Francisco, «capaz de meter el Evangelio en un tuit». «El Papa habla en para que lo entienda la señora María y la señora María lo entiende».

Uno de los retos a los que se ha enfrentado en su larga carrera fue el diseño de la programación religiosa católica en TVE. «Un obispo que asistió a una de las reuniones nos dijo: “lo que queremos los obispos es que los programas religiosos “traduzcan” nuestros documentos al lenguaje televisivo para que lleguen a la gente». El jesuita José Martín Patino, que dirigía al equipo de trabajo, le respondió: “Si ustedes los obispos escribieran para que la gente los entendiera no necesitarían traductores y además facilitarían mucho el trabajo a los periodistas”. Me atrevo a decir que la respuesta de Martín Patino sigue teniendo validez».