Superar la polarización en España - Alfa y Omega

Superar la polarización en España

El deseo de construir con el otro un futuro común es anterior a cualquier reforma constitucional

Alfa y Omega

La primera sesión de la Comisión Territorial del Congreso se saldó con un jarro de agua fría al coincidir los tres padres de la Constitución aún vivos en su diagnóstico de que, a día de hoy, no se dan las circunstancias para una reforma de la Carta Magna. Desde el nacionalismo catalán y sectores nada desdeñables de la izquierda se propugna una ruptura, mientras que, para el resto de fuerzas parlamentarias el objetivo es una puesta al día en un modelo que, argumentan, ha proporcionado a España un largo período de estabilidad. Es impensable un consenso remotamente parecido al del 78. Desde la monarquía al reconocimiento del papel de la Iglesia, avanza la polarización en multitud de aspectos de la vida social, un fenómeno no exclusivo de España, si recordamos recientes procesos electorales en otros países europeos con modelos antagónicos de país enfrentados. No hay así debate racional posible, que solo puede encauzarse cuando existe un mínimo sustrato común. El tipo de mínimo que una Constitución con muy amplio respaldo representa y consagra.

José Pedro Pérez Llorca (UCD), Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (AP) y Miquel Roca (Minoría Catalana) coincidían en su recomendación a los partidos de que exploren las posibilidades de reforma dentro del marco vigente. El movimiento se demuestra andando y en el camino tal vez les resulte más fácil encontrarse a unos y otros, liberados de corsés ideológicos. El argumento, referido al modelo territorial, sería extrapolable al pacto educativo, cuyos trabajos se han retomado esta semana. Si se logra ese pacto, significará no solo un avance para la enseñanza, sino también para la convivencia entre los españoles.

La polarización, sin embargo, no es un problema exclusivo de la política. No es en un parlamento, sino en la sociedad donde se necesitan, en primer lugar, unos valores compartidos. Los católicos tienen hoy el reto de establecer puentes de comunicación para superar la polarización social en España. A veces habrá que debatir y argumentar. Otras, simplemente estar, demostrarle al otro que nos importa y que nuestro deseo es construir con él un futuro común. Porque sin ese deseo, todo lo demás resulta inútil.