El misionero español que consiguió salvar de la extinción a la tribu Enawene Nawe - Alfa y Omega

El misionero español que consiguió salvar de la extinción a la tribu Enawene Nawe

El jesuita albaceteño Vicente Cañas recaló en Brasil en 1966 y, desde entonces, se convirtió en un firme defensor de las comunidades indígenas y de sus tierras. Su lucha le costó la vida

José Calderero de Aldecoa
Foto: Jesuitas

Cuando el misionero jesuita español Vicente Cañas contactó con la tribu indígena Enawene Nawe, que hasta entonces había vivido sin ningún tipo de contacto con el mundo desarrollado, su población ascendía a tan solo 97 miembros. Los indígenas languidecían junto con su territorio por culpa de los empresarios que arrasaban extensas zonas de selva brasileña para convertirla en campos de cultivo. Tras la muerte de Cañas, que llegó al país en 1966 y que, desde entonces, se convirtió en un firme defensor de las comunidades de indios y de sus tierras, la población de Enawene Nawe se disparó hasta alcanzar en la actualidad los 1.000 miembros.

«A Vicente lo mataron porque estaba intentado que el Gobierno demarcara las tierras de esa población indígena en contra de los hacendados del lugar, algo que se consiguió después de su muerte», explica Elena Rodríguez-Avial, del departamento de Comunicación de la Compañía de Jesús, que ha visitado recientemente a esta población indígena del Amazonas. El asesinato del misionero —sucedido en abril de 1987— provocó que el Gobierno, finalmente, accediera a la demarcación y protección de las tierras propiedad de los indígenas, lo que a su vez provocó que se multiplicara su número.

De esta forma, la muerte del jesuita albaceteño no había sido en balde, pero sí había quedado impune. Hasta el 2006 nadie había sido juzgado por su muerte y tras el primer juicio celebrado en esa fecha, todos los acusados fueron absueltos por falta de pruebas. Por un recurso en 2015 del Ministerio Público Federal, un tribunal ordenó la reapertura de la causa judicial. Así, Ronaldo Antônio Osman —el único de los acusados que quedaba con vida— se volvió a sentarse en el banquillo de los imputados. El juicio se celebró a finales de 2017 y fue condenado a 14 años y 3 meses de cárcel.

«Para la familia de Vicente Cañas [que viajaron a Brasil para estar presentes en el juicio], la sentencia ha permitido sanar la herida que arrastraban desde hace 30 años y les ha permitido superar el duelo», explica Rodríguez-Avial a este semanario. Asimismo, «lo consideran un juicio muy significativo porque va a sentar jurisprudencia y va a ayudar a los misioneros e indígenas que todavía hoy siguen amenazados», añade.

El Amazonas en peligro

Además de asistir al juicio, la coordinadora de la oficina de Comunicación de los jesuitas ha podido conocer de primera mano la situación del Amazonas y, especialmente, de la región del Mato Grosso. Hasta allí ha viajado entre el 26 de noviembre y el 9 de diciembre de 2017.

«Lo que he visto son kilómetros y kilómetros del Amazonas arrasado para favorecer la agroindustria y poblaciones indígenas que se han quedado rodeadas por haciendas. Las cosas ahora mismo están muy mal y los que trabajan sobre el terreno están muy preocupados porque creen que va a ir a peor», confiesa.

Sin embargo, Elena Rodríguez-Avial es más optimista de cara al futuro, y más teniendo en cuenta que el Papa Francisco volverá a poner la causa indigenista en la agenda internacional con su visita a Chile y Perú de la próxima semana. «El Santo Padre volverá a colocar el foco en el tema» y esto supondrá «un impulso grande para que el mundo se dé cuenta que el cuidado del planeta está estrechamente ligado al indigenismo».

De la misma manera, la periodista destaca el trabajo del Consejo Indigenista Misionero, en concreto del equipo itinerante, que «se dedica a descubrir dónde hay indígenas sin contactar, no para contactarlos sino para indicarle al gobierno su ubicación y que así puedan proteger el lugar», concluye.