«Acoged a Dios y regalad a Dios» - Alfa y Omega

«Acoged a Dios y regalad a Dios»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

En la fiesta de la Sagrada Familia celebrada el sábado en Madrid hubo de todo: niños y mayores, risas y abrazos y también algunas lágrimas, familias numerosas y personas solas, felices o tristes… todas ellas familias que intentan hacer de su casa un «hogar que acoge, acompaña y sana», como rezaba el lema de este año.

«Queremos cuidar y también dejarnos cuidar»

Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

«Es una gracia especial que te bendiga el obispo», dicen José Ángel y Elena, que tras dos años casados fueron a la fiesta con su hija Julia en brazos. Desde que se casaron, ambos han tenido claro que quieren ser una familia que conjuga a menudo el verbo acoger: «Primero con Julia y abriéndonos a la vida, y luego tratando de abrir nuestra casa a nuestros amigos, y que puedan ver nuestra alegría y nuestra esperanza», señalan. A todos, «amigos de trabajo o de fuera, creyentes o no, queremos darles nuestro pequeño testimonio de familia».

También intentan vivir «dejándonos acoger por otras familias, amigos y también sacerdotes», teniendo claro lo importante de no estar solos: «Siempre estamos rodeados de gente, sobre todo tras el nacimiento de Julia. Estamos muy agradecidos por tantas personas que tenemos alrededor. Es muy importante compartir lo que tenemos con los demás, pero también es muy importante dejarnos cuidar». Y esto que viven en casa lo llevan también a otras familias de su entorno: «Tratamos también de preguntar e interesarnos por otros matrimonios y familias que nos parece que a lo mejor no están pasando por un buen momento, para que no estén solos y podamos evitar situaciones de sufrimiento que puedan tener».

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«La bendición ha venido a buscarnos»

Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

Cuando entraron en la catedral, María Dolores y Miguel Ángel no sabían que se estaba celebrando la fiesta de la Sagrada Familia, pero tras visitar por unas horas el centro de Madrid se encontraron con esta celebración. «Nos hemos puesto a la cola y hemos recibido la bendición del cardenal para nuestra familia y también para nuestra hija, que está enferma y tiene problemas de trabajo», dicen. «Es una suerte, estamos emocionados porque nosotros no hemos buscado esta bendición; ha sido la bendición la que ha venido a buscarnos».

En su familia, han tenido una Navidad «muy familiar y muy bonita, y la hemos hecho en nuestra casa para poder aliviar de trabajo a la abuela, para que ella sea feliz esa noche, y lo hemos conseguido».

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«Echo en falta que las familias se abran más a los pobres»

Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

Jesús y María Teresa, con su hijo Pablo y la abuela María Teresa acudieron a la catedral «primero para adorar, porque somos miembros de la Congregación de la Asunción y teníamos una hora de adoración al Santísimo en la cripta», dicen. «¡Y con la abuela!», señala con humor la mayor del clan, «porque los abuelos somos muy importantes en la familia», añade; y al ser preguntada sobre lo que más puede aportar un abuelo a la familia responde sin dudar: «Cariño y compañía».

Esta familia tiene clara la propuesta de acogida que se ha realizado este año en la fiesta de la Sagrada Familia, ya que «nuestros tres hijos son adoptados», afirman con orgullo. Eso no resta para que «en la medida de nuestras posibilidades intentemos seguir abriendo las puertas a otras familias. En nuestra congregación nos abrimos a los demás, rezamos unos por los otros, tenemos actividades conjuntas… Es un poco nadar contracorriente, ¡pero hay que nadar!», dice la madre, María Teresa.

Jesús añade, recogiendo el lema de la jornada, que «quizá hay en las familias un poco de aporofobia –apostilla Jesús, el padre de familia–, una especie de rechazo a los pobres. Es un tema pendiente, algo quizá cultural, por un cierto miedo, pero echo en falta que las familias salgamos más a acoger a los pobres».