No es verdad 676 - Alfa y Omega

Un 86 % de los españoles no se fían de Zapatero y de su Gobierno, según las más recientes encuestas. Tras los acontecimientos nacionales e internacionales de los últimos días, los ciudadanos esperaban del último Consejo de Ministros decisiones claras y concretas para poder iniciar la salida de la recesión que brutalmente atenaza a nuestra economía; esperábamos la reforma de estructuras laborales y nos hemos quedado con las ganas. Cuando no lo decía nadie o casi nadie, en este rincón se publicó que, si Dios no lo remediaba, los problemas económicos acabarían con Zapatero. No hacía falta ser demasiado lince para adivinarlo. Hoy, cuando todo parece indicar que eso cada vez está más cerca, no sale uno de su asombro al ver a un Gobierno prácticamente de rodillas, no para rezar, sino para pedir la comprensión del Finantial Times o del periódico económico francés Les Échos. Con componendas, blandenguerías y reuniones secretas con los sindicatos para hacer como que sí pero resulta que no, lo único que se consigue es atraer la desconfianza internacional de los inversores, y hacer el ridículo más espantoso. Gobernar bien significa, no como dice Zapatero: Ir al ritmo que marquen los acontecimientos, sino preverlos a tiempo y poner con rapidez y eficacia los medios adecuados.

La clarividencia de Martínmorales en la viñeta que ilustra este comentario habla por sí sola, por otra parte, de lo que está haciendo el principal partido de la oposición. Si es estúpido recurrir a conspiraciones judeomasónicas contra el euro, como hace Pepiño, no lo es menos pasarse de rosca en la prudencia, cuando lo que se necesita son actitudes firmes y resueltas para iniciar la recuperación necesaria. ¿Se va a dejar llevar al huerto el PP aceptando un efímero y débil pacto laboral y algo que ni siquiera es pacto en Educación? Desde hace ya bastante tiempo, los analistas europeos más lúcidos han advertido el eclipse de una derecha que gana las encuestas, porque la izquierda no lo puede hacer peor, pero que pierde su identidad a marchas forzadas, a causa de una debilidad cultural llamativa y de una falta de entusiasmo que enganche y contagie, sobre todo a las jóvenes generaciones, ya que los mayores están de vuelta. Así se explica que las encuestas den los resultados que dan. En vez de echarse la culpa unos a otros con el y tú más, o con lo que hizo Aznar, o con lo que hizo Felipe, ¿no es hora ya de poner en común lo que unos y otros tengan para salir de esta crisis, cuyos resultados son 5 millones de parados -de personas paradas, con sus respectivas familias cada uno, de situaciones dramáticas diarias-? Las personas, los parados, no son un número en una estadística que lanzarse unos a otros como si fueran dardos: sufren, lloran, se desesperan, tienen mujer e hijos, padres, novia, tienen derecho a la esperanza, necesitan un horizonte de futuro mínimamente digno cuando menos. Lo que menos necesitan esos millones de españoles es que les citen -y, por cierto, censurando lo esencial- el Deuteronomio en un simulacro de oración.

No puede ser que cada día cuatro mil personas sigan perdiendo su empleo; nunca había ocurrido hasta ahora que 6.000 empresas españolas tuvieran que cerrar en un año, mientras el Estado y las regiones -perdón, las Autonomías- despilfarran 240 millones de euros en sueldos para más de 4.000 altos cargos de la Administración, o mientras dos ministros del Gobierno van a pedir árnica en Londres o en París, mientras que otros dos, en Madrid, ponen a parir a los de Londres y a los de París echándoles la culpa de una fantasmagórica conspiración antiespañola. Y ¿qué decir de los periódicos progres que han hecho todo lo posible, desde que ZP está en La Moncloa, para exigir unas leyes que desvertebran y destruyen el tejido nacional, y ahora se rasgan hipócritamente las vestiduras, con editoriales en portada titulados: Van a por España? ¡Ah!, ¿pero es que todavía queda España? Y, por cierto, don José Blanco: cuando uno se refiere a los comentarios editoriales de los periódicos, se dice los editoriales; no las. Las editoriales son las que editan libros.