Los jóvenes europeos, llamados a «alegrarse por los dones» de todas las iglesias - Alfa y Omega

Los jóvenes europeos, llamados a «alegrarse por los dones» de todas las iglesias

Una alegría que nunca se acaba es el lema que reúne a 15.000 jóvenes cristianos europeos en la ciudad suiza de Basilea. El Papa les ha dicho que dicha alegría «nace de la amistad vivida con Jesús y jamás nos cierra a los otros ni a los sufrimientos del mundo»

María Martínez López
Foto: Taizé

El Papa Francisco desea que los más de 15.000 jóvenes de distintas confesiones religiosas reunidos desde el jueves en el 40º Encuentro Europeo de Taizé en Basilea (Suiza) sepan «alegrarse y enriquecerse por la diversidad de dones hechos a todos los discípulos de Cristo, para manifestar que la alegría del Evangelio nos une más allá de todas las heridas de nuestras divisiones».

Estas intenciones las ha transmitido mediante un mensaje del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin. El texto subraya que el encuentro, convocado por la comunidad ecuménica fundada por el hermano Roger Schutz, se produce en la frontera entre Suiza, Francia y Alemania. De hecho, en la acogida se han implicado localidades de los tres países.

Francisco –afirma el cardenal Parolin– se alegra de que los jóvenes hayan participen en el encuentro «para profundizar en el mensaje de Jesús que es fuente de alegría para todos aquellos que le abren el corazón». Alude así al lema del encuentro, Una alegría que nunca se acaba.

La alegría –continúa el mensaje en nombre del Papa– «nace de la amistad vivida con Jesús y jamás nos cierra a los otros ni a los sufrimientos del mundo. Y os anima a permanecer conectados con el Señor, por la oración y la escucha de su Palabra», de forma que Dios pueda desarrollar los talentos que les ha dado para crear una «cultura de la misericordia».

«No hay vuelta atrás en la construcción de Europa»

En su primera meditación, el jueves por la tarde, el hermano Alois, prior de Taizé, aludió también al carácter fronterizo de Basilea. «Viniendo aquí, querríamos expresar que, en la construcción de Europa, no puede haber vuelta atrás».

El prior, recordando su reciente visita a Sudán del Sur y Sudán, reflexionó: «Tantas personas, no solo en África sino también cerca de nosotros, padecen tantas pruebas, exclusión, violencia, hambre, enfermedad, exilio, catástrofes naturales. ¿Es posible hablar de alegría?».

Debe de serlo, responde, pues en muchas partes del mundo los mismos niños que sufren estas situaciones viven «una alegría por la cual querríamos dejarnos iluminar».

«La alegría del Evangelio –continuó el hermano Alois– viene de la confianza de que somos amados por Dios, amados con el amor sin límites que nos tiene a todos y a cada uno de nosotros. Si, al marcharos de Basilea, únicamente conservarais la certeza de este amor infinito de Dios, habríais conservado lo esencial».