Luis de Granada, santo de letras - Alfa y Omega

Luis de Granada, santo de letras

Con una fama de santidad avalada por testigos como san Carlos Borromeo, santa Teresa de Ávila, san Juan de Ribera, santa Rosa de Lima y san Francisco de Sales —entre otros—, y con un retraso de varios siglos, parece que la causa de este insigne maestro de las letras castellanas ha entrado ahora en su última fase

Inma Alvárez
Claustro superior del Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

El proceso de beatificación de Luis de Granada, incoado hace ocho años, en el cuarto centenario de su muerte, acaba de emprender el último tramo: el pasado 28 de octubre, en un acto en el que participaron el arzobispo de Granada, monseñor Cañizares, y el provincial de los dominicos de Andalucía, padre Herminio de Paz, se daba por concluida la fase informativa diocesana. A partir de ahora, la causa se traslada a Roma, a la Congregación para las causas de los santos, donde se llevará a cabo la fase definitiva del proceso.

Los testimonios acerca de Fray Luis de Granada coinciden en dos facetas fundamentales de su persona: por un lado, era un guía espiritual de primera magnitud; por otro, una de las mejores plumas de la literatura española de todos los tiempos. San Carlos Borromeo escribió de él al papa Gregorio XIII, en 1582, que no hay alguno que haya escrito libros ni en mayor número ni más escogidos y provechosos.

Santa Teresa de Jesús recomendaba a sus monjas que leyeran sus obras, y san Francisco de Sales, que se inspiró en varias de sus obras, afirmaba: El padre Fray Luis de Granada, maestro grande de santidad, tiene en su «Memorial» un «Tratado del amor a Dios» que, para decir cuán digno es, baste decir que es suyo. En 1780, 71 obispos exhortaban personalmente a sus fieles a que se entregasen a tan provechosa lectura.

El mundo de la literatura también lo considera parte de su patrimonio. En 1887, Ángel Ganivet recomendaba a su amigo Nicolás María López a que conecte su impresionismo con el sentido místico de Fray Luis, que es, hasta ahora, lo mejor de casa. Azorín, en sus libros Los dos Luises y otros ensayos, De Granada a Castelar, dedica gran atención a Fray Luis, diciendo de él que parece que sonriendo nos da a entender que su maravillosa maestría no tiene importancia alguna, tan sencillo es lo que él hace -todo claro, todo limpio, todo fácil-, que cualquiera puede hacer lo mismo. Pedro Salinas tiene una antología sobre Fray Luis, titulada Maravilla del mundo; Menéndez Pidal le incluye en su Antología de prosistas castellanos; Pedro Laín Entralgo escribió La antropología en la obra de Fray Luis de Granada

Aunque la santidad de este hombre le fue reconocida en vida y después de su muerte (ya san Juan de Ribera quiso traer sus restos a la capilla del Corpus de Valencia, pensando que sería canonizado al poco tiempo), sin embargo el proceso no empezó por problemas políticos y religiosos: Fray Luis murió en Lisboa, por lo que la causa de beatificación debía comenzar allí. Sólo el trabajo conjunto de ambas provincias, Andalucía y Portugal, pudo sacar adelante el proyecto, desde 1986 hasta ahora. El proceso comenzó en 1988, cuatrocientos años después de su muerte.

El padre Fernando Aporta, vicepostulador de la causa de beatificación, afirma: Sin que Fray Luis haya sido aún oficialmente declarado santo por la Iglesia, siempre fue tenido como tal a lo largo de los siglos, al igual que fue considerado un eximio escritor del que han podido contabilizarse más de cinco mil ediciones de sus obras. Actualmente, están reeditándose sus escritos: ya van 14 tomos de 40.

El padre Aporta añade, a modo de colofón: Los granadinos tendremos oportunidad, no sólo de rendir el justo y más que merecido homenaje a Fray Luis, uno de los más ilustres hijos de Granada -considerado también por más de un autor como ciudadano europeísta y universal por la traducción y difusión de sus obras en los distintos continentes-, sino la de unirse, sin pretender adelantarnos al juicio de la Iglesia, a ese concierto del pueblo de Dios y multisecular que le ha proclamado «santo».