«El mensaje de Jesús es incómodo porque desafía el poder religioso mundano y provoca a las conciencias» - Alfa y Omega

«El mensaje de Jesús es incómodo porque desafía el poder religioso mundano y provoca a las conciencias»

Durante el rezo del ángelus, Francisco ha vinculado el nacimiento de Jesús, celebrado este lunes, con el martirio de san Esteban –primer mártir de la Iglesia–, que se conmemora este martes. «San Esteban puso en crisis a los jefes de su pueblo porque creía firmemente y profesaba la nueva presencia de Dios entre los hombres»

José Calderero de Aldecoa
El Papa Francisco durante el rezo del ángelus. Foto: Vatican News

Un día después de celebrar el nacimiento de Jesús, hoy la Iglesia conmemora a san Esteban, el primer mártir. Y aunque a primera vista parece que no existe relación entre ambos acontecimientos, en realidad están conectados fuertemente, ha dicho el Papa este martes 26 de diciembre durante el rezo del ángelus.

Las últimas oraciones de Esteban instantes antes de ser lapidado —«Señor Jesús, acoge mi espíritu» y «Señor, no les tengas en cuenta este pecado»— son similares a las palabras pronunciadas por Jesús en la cruz. «Aquellas frases de Esteban fueron posibles, únicamente, porque el Hijo de Dios vino sobre la tierra, murió y resucitó por nosotros. Antes de estos eventos, eran expresiones humanamente imposibles», ha afirmado Francisco.

Pero esta no es la única vinculación entre el nacimiento de Cristo y el martirio de Estaban. «El mensaje de Jesús», predicado por el santo, «es incómodo e inconveniente porque desafía el poder religioso mundano y provoca a las conciencias». Así, se gana la enemistad de algunos miembros de la sinagoga de los libertos que le expulsan fuera de la ciudad y le apedrean hasta la muerte.

«San Esteban puso en crisis a los jefes de su pueblo porque, “lleno de fe y de Espíritu Santo”, creía firmemente y profesaba la nueva presencia de Dios entre los hombres. Sabía que el verdadero templo de Dios es, de hecho, Jesús, Verbo eterno venido para habitar en medio de nosotros, hecho en todo como nosotros excepto en el pecado», ha explicado el Pontífice.

Cristo, mediador entre Dios y los hombres

Durante la oración mariana, Bergoglio también ha subrayado que, antes de morir, el mártir suplica a Jesús que acoja su espíritu. «Cristo resucitado, de hecho, es el Señor y único mediador entre Dios y los hombres, no solo en el momento de nuestra muerte, sino también en cada instante de la vida. Sin Él, no podemos hacer nada».

De esta forma, «nosotros también, delante del Niño Jesús en el pesebre, podemos rezar así: “Señor Jesús, te encomendamos nuestro espíritu, recíbelo” para que nuestra existencia sea verdaderamente una vida buena según el Evangelio».

Comunión con los hermanos

Pero Jesús no solo es nuestro mediador y nos reconcilia con el Padre, «sino también entre nosotros. Él es manantial del amor, que nos abre a la comunión con los hermanos, a amarnos entre nosotros, eliminando todo conflicto y resentimiento».

Finalmente, el Pontífice ha invitado a los fieles a pedir a Jesús que les ayude a «asumir esta doble actitud de confianza en el Padre y de amor al prójimo, porque es una actitud que transforma la vida y la hace más bella y fructífera».