El cardenal desconocido - Alfa y Omega

El cardenal desconocido

La catedral de Toledo acoge en un marco monumental una exposición sobre el cardenal Cisneros. Es, con diferencia, la propuesta cultural de mayor relieve con motivo del V centenario de una personalidad decisiva en la historia de España

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Retrato del cardenal Cisneros en la sala capitular de la catedral. Foto: Catedral Primada de Toledo

No se puede entender la España de hoy sin los Reyes Católicos. Y no se puede entender la España de los Reyes Católicos sin conocer la figura del cardenal Cisneros, a quien la catedral de Toledo dedica hasta el 18 de febrero la exposición Cisneros, arquetipo de virtudes, espejo de prelados.

Reposteros con el Monta tanto, que acompañaban a los Reyes Católicos. Foto: Catedral Primada de Toledo

Francisco Jiménez de Cisneros (1436- 1517) aparece en la historia de España en un momento en el que nuestro país se consolidaba como la primera nación europea. Arzobispo de Toledo y confesor de la reina Isabel la Católica, Cisneros fue regente de Castilla en dos ocasiones, tras las muertes de la reina Isabel y de Felipe el Hermoso, una época que la muestra recoge en piezas como la bula Inter caetera, con la que el Papa Alejandro VI detalla qué tierras de América pertenecen a la Corona española; o los impresionantes reposteros con el conocido lema heráldico Tanto monta, que simbolizaba la unidad de todos los reinos de España.

Nueva disposición de la custodia de Arfe. Foto: Catedral Primada de Toledo

Reformador de Iglesia

Como hombre de Iglesia, Cisneros destacó como pastor y como reformador. En lo primero, su objetivo era preservar la fe en España tras largos años de Reconquista que mermaron la espiritualidad de los cristianos sometidos; por eso impulsó y financió la expedición a la conquista de la ciudad de Orán, como un cortafuegos que impidiese al Islam volver de nuevo a tierras españolas –episodio que recoge la exposición en la visita a la capilla mozárabe de la catedral–.

También reformó la capacitación y la dimensión espiritual del clero y la vida de los monasterios en una diócesis que entonces ocupaba la mitad del territorio nacional. Y subrayó la necesidad de realizar en América una auténtica evangelización que respetase la vida y la libertad de los indios y cortase los abusos a los nativos.

Bula Inter caetera, de Alejandro VI. Foto: Catedral Primada de Toledo

En Toledo impulsó especialmente la liturgia mozárabe, creando la capilla en la que mandó celebrar la Eucaristía diaria según este rito, y también mandó unificar e imprimar el Misal y el Breviario. Su interés por reforzar la vida sacramental de los fieles y el culto a la Eucaristía se observa en la creación de la impresionante custodia de Arfe –uno de los principales atractivos de la exposición, por haber sido colocada de una manera más cercana al visitante–, o su decisión de poner el sagrario en el centro del retablo principal de la catedral por primera vez.

Por todo ello no faltan los historiadores que afirman que si en toda la Iglesia se hubieran llevado a cabo las reformas de Cisneros, el cisma luterano no habría tenido lugar. Aun así, el arzobispo de Toledo contribuyó posteriormente a la Reforma católica con la creación de la Universidad de Alcalá, en la que se formaron numerosos teólogos que luego acudieron al Concilio de Trento.

Crucifijo personal del cardenal Cisneros. Foto: Catedral Primada de Toledo

Tras el cautiverio

El cardenal Cisneros ha pasado a la historia como un poderoso hombre de Iglesia con influencia en la Corte, pero han quedado ocultos episodios fundamentales de su vida que forjaron su carácter y que explican buena parte de su biografía, como los siete años de cautiverio al que le sometió el entonces arzobispo de Toledo por una rivalidad eclesiástica; o los ocho que pasó en el convento de San Juan de los Reyes, en Toledo, cuando decidió hacerse fraile franciscano. Estas experiencias labraron en él una profunda humildad que contrastaba con sus responsabilidades civiles y eclesiásticas; muestra de ello es el sencillo crucifijo de hierro que siempre llevaba consigo, o su habitación simple y modesta que ha sido reconstruida para la exposición. Hasta el Papa Alejandro VI le tuvo que llamar la atención para que vistiera de acuerdo a su faceta de cardenal, y él obedeció pero llevó siempre el hábito franciscano bajo los ropajes cardenalicios.

Conquista de Orán, de Juan de Borgoña, en la capilla mozárabe de la catedral. Foto: Catedral Primada de Toledo

«Claridad de ideas, fortaleza para ejecutarlas y humildad de vida»: así resume Juan Pedro Sánchez Gamero, canónigo comisario de la exposición, la vida de un hombre cuyo epitafio reza: «Uní la púrpura al sayal, el casco al sombrero. Fraile, caudillo, ministro, cardenal, junté sin merecerlo la corona a la cogulla, cuando España me obedeció como a Rey».

Una exposición para no perderse

La exposición Cisneros, arquetipo de virtudes, espejo de prelados ha sido organizada por el Cabildo de la catedral de Toledo en el V centenario de la muerte del prelado, con más de 350 documentos, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería y cerámica, textiles, tapices, cálices o grabados, un tercio de los cuales nunca había sido expuesto al público en España.

En la catedral de Toledo hasta el 18 de febrero de 2018. Abierta de lunes a sábados de 10 a 18 horas, y domingos de 14 a 18 horas.