«Un infierno» físico y psicológico - Alfa y Omega

«Un infierno» físico y psicológico

El cardenal Osoro visitó el domingo el Centro de Internamiento de Inmigrantes (CIE) de Aluche, denunciado repetidamente por varias ONG, entre ellas la jesuita Pueblos Unidos, por malos tratos, falta de atención sanitaria y abandono de los internos

Cristina Sánchez Aguilar
Jóvenes se manifiestan en el tejado del CIE de Aluche en octubre del año pasado. Abajo, el cardenal Osoro y el capellán del CIE en la puerta del centro, el domingo. Foto: AFP Photo/Javier Soriano

Es de Costa de Marfil y tiene un ojo reventado porque unos guerrilleros entraron en su casa buscando a su padre, un comerciante. Al no encontrar al padre violaron a su madre, embarazada, abusaron de su hermana de 12 años, y a él le reventaron el ojo con pólvora. Llegó a Madrid tras un viaje para olvidar y fue retenido en el Centro de Internamiento de Inmigrantes (CIE) de Aluche durante 40 días. Su delito fue no tener papeles en regla y huir de la muerte segura que dejó atrás.

La historia de este chico es la de todos, la de aquellos que son retenidos en estos «centros de control policial», como lo define Brígida Moreta, religiosa y voluntaria en el CIE de Aluche con la ONG jesuita Pueblos Unidos. Cada día de la semana, una o dos personas voluntarias acuden a este centro para «visitar, acoger y acompañar a los internos». La visita puede consistir en algo tan básico como «comunicarnos a través de dibujos para saber lo que necesitan, como una camiseta o unos zapatos, porque llegaron con chancletas y llevan un mes con lo puesto», explicaba Moreta, durante un encuentro con futuros periodistas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.

Las chancletas tienen su explicación. Una parte de los internos que llegan a los siete CIE repartidos por toda España «vienen por devolución. Es decir, son los retenidos cuando llegan en pateras o saltan la valla. Primero pasan por un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en las islas o en el sur, y luego los mandan aquí». Vienen literalmente con lo puesto durante la travesía de llegada a España. Este grupo, el más numeroso, «a veces ni hablan francés o inglés porque en su tierra natal no han podido ir al colegio. Pero en los centros de inmigrantes no hay traductores, y nadie les informa de sus derechos».

Los indocumentados arrestados también son enviados al CIE. «Policías de paisano van por la calle y les piden los papeles. Pero es tan difícil documentar a un africano…», denunció la religiosa. «Es necesario que tengan un certificado de penales de su país, papel que les cuesta 500 euros. Aquí no encuentran trabajo, porque no pueden tener contrato si no tienen papeles, entonces reunir ese dinero les resulta imposible. Y ya no hablemos de que el papel llegue hasta aquí».

Personas devueltas e indocumentadas «tienen durante un mes un pequeño set con un cepillo de dientes y para de contar. Les quitan el teléfono y no pueden hablar con sus familiares o amigos, para decirles dónde están. Beben agua que sale marrón y siguen sin recibir una atención sanitaria decente», recalcó Moreta. De hecho, justo este martes se cumplen cinco años del fallecimiento de la joven Samba Martine en el CIE de Aluche. «Yo estaba esa mañana allí, la vi caer al suelo con el cuello rígido, hacia atrás». Samba vino desde Melilla con un certificado médico por una enfermedad grave, «pero el médico del centro de Aluche, al que fue 20 veces, la recetó paracetamol y le dijo que solo quería llamar la atención».

Finalmente, la religiosa señaló que las ONG presentes en el CIE –Pueblos Unidos, Karibú y SOS Racismo– han denunciado malos tratos. «Los internos que intentaron escaparse en octubre nos enseñaron los golpes que habían recibido. Presentaron una denuncia definiendo aquello como “un infierno” no solo físico. “Puto negro, vete a tu país, qué haces aquí”, son solo algunas de las cosas que nos cuentan, porque necesitan desahogarse». Son «cárceles encubiertas donde se tortura física y psicológicamente a la gente».

Mensaje de los obispos

Los obispos españoles, en su mensaje para el día de las migraciones, que se celebrará el próximo 14 de enero, aluden a estos centros y recuerdan «que es necesario buscar alternativas» para que «sea respetada y protegida la dignidad de las personas y nunca sean lesionados sus derechos». El cardenal Osoro visitó el pasado domingo, Gaudete, el centro y celebró la Eucaristía con los internos, que agradecieron al arzobispo su presencia en el lugar donde viven los nadies.

También en Barcelona, otra ciudad elegida para ser sede de un CIE, varias decenas de personas –la mayoría inmigrantes– permanecen encerradas y en huelga de hambre hasta el sábado en la iglesia de Santa Anna para pedir que se puedan obtener permisos de residencia y trabajo, y acceder a la nacionalidad española sin necesidad de hacer un examen de conocimientos.