Las 400 huchas solidarias, los 3.400 belenes y otras propuestas para Navidad

Que los colegios cierren en Navidad por vacaciones supone motivo de júbilo para la inmensa mayoría de los alumnos. Sin embargo, para otros, procedentes de familias en riesgo de exclusión social, significa que se quedan sin el único plato fuerte que comen al día. «Por eso, las campañas solidarias las hacemos coincidiendo con los periodos vacacionales de los colegios», explica Marino Montero, uno de los miembros de La Gota de Leche de Bilbao.

La de esta Navidad será la duodécima campaña de esta asociación benéfica que empezó su actividad en 2012. «Éramos cinco amigos que simplemente nos planteamos hacer todos los años un reconocimiento a una persona o entidad que se destacase por su contribución al bien social y por la que no buscara ningún tipo de compensación». El primer homenajeado fue el hermano Toño, de los franciscanos de Iralabarri, que lleva 60 años atendiendo a transeúntes y familias sin recursos en el comedor social San Antonio. «Posteriormente, nos dimos cuenta de que no podíamos solo reconocerlos, sino que también teníamos que ayudarlos». Así es como surgieron las campañas.

En la de esta Navidad, que lleva por título Invita a desayunar a un niño, La Gota de Leche colocará huchas solidarias en diferentes establecimientos de Bilbao. «La idea es que la gente pueda donar las vueltas del pan o echar unas monedas después de tomarse un café en el bar. Nosotros recogemos el dinero y compramos los alimentos que previamente nos han dicho en el comedor San Antonio y en la parroquia de San Felicísimo, con la que también colaboramos. Luego son los bomberos de la ciudad, comprometidos en esta causa, los que llevan los alimentos a las parroquias. Ellos son quienes, finalmente, los reparten entre las familias», cuenta Montero a Alfa y Omega. El año pasado se colocaron algo menos de 200 huchas y se logró una recaudación aproximada de 8.000 euros. En 2017, son 400 las que se han instalado y con las que se pretende ayudar a cerca de 700 familias de las parroquias con las que trabajan.

500 familias atendidas

En ediciones anteriores, La Gota de Leche también reconoció la labor del padre Román Elexpuru, párroco de San Felicísimo. Al principio no quiso aceptar la distinción, lo que para Montero es «síntoma de que habíamos acertado» con el reconocimiento.

El sacerdote hace acopio de alimentos gracias a instituciones como el Banco de Alimentos o La Gota de Leche y los distribuye por Bilbao entre personas en riesgo de exclusión social. Con un grupo de voluntarios, atienden a 500 familias, «a las que entregamos la comida tres veces por semana». Entre los beneficiarios –1.200 personas– el padre Román destaca «a las madres solteras, que tienen que hacer de madres y padres a la vez, y que tienen tres o cuatro niños a su cargo». «Son los que más sufren y, por lo tanto, a los que más tendemos la mano para que puedan salir adelante», asegura el párroco.

Alimentos… y juguetes

Además de comida, los niños de las familias atendidas por los franciscano de Iralabarri y en San Felicísimo recibirán este año una bolsa de juguetes. «Es el tercer año que repartimos regalos. Empezamos entregando 80 y este año serán 200 los niños bilbaínos en riesgo de exclusión social que recibirán juguetes», explica Marino Montero. Las parroquias le pasan a la asociación el nombre y edad de cada uno de los chicos «y nosotros les compramos juguetes adaptados a su edad». El dinero proviene de una lotería de Navidad solidaria que la asociación tiene distribuida entre 185 establecimientos de Bilbao. «Los niños reciben los regalos en una fiesta en la sede de la asociación –el hotel Silken Indautxu– el 26 de diciembre. A cada niño le toca una bolsa con 4 o 5 juguetes didácticos y deportivos. Además, este año se les entregará en una mochila que nos ha regalado la fundación del Athletic».

3.400 belenes del mundo

Otra de las propuestas destacadas para esta Navidad también se sitúa, en parte, en Bilbao, donde Andrés Rodrigo Calvo tiene expuestos algunos de los más de 3.400 belenes de todo el mundo que colecciona desde pequeño junto a su hermana M.ª Carmen. «Son unos 150 y se pueden ver por Navidad en el museo diocesano de arte sacro», explica a Alfa y Omega. Pero la gran parte de su colosal muestra se puede contemplar en Burgos, en la sala de exposiciones de la Fundación Caja Círculo y en la iglesia de San Nicolás de Bari, donde ejerce de sacristán.

La afición por los belenes se la trajeron los Reyes Magos con 13 años. «De pequeño me gustaban especialmente, pero no teníamos uno en condiciones. Íbamos al campo a buscar musgo y tierra, y utilizábamos los juguetes de indios y vaqueros como personajes», recuerda. «Con 13 años le pedí un belén a Sus Majestades. El 6 de enero por la mañana me encontré toda la mesa llena de figuras, los Reyes en camello, un portal… fue tal mi emoción por ese belén que todavía lo conservo y ahí empecé a coleccionarlos».

Desde entonces, este maestro madrileño afincado en Burgos ha ido completando su colección, una de las muestras privadas más grandes del territorio nacional. «Algunos los hemos encargado en tiendas de importación, otros se los hemos pedido a las ONG con voluntarios en diferentes partes del mundo o a los misioneros de alguna congregación religiosa. También hemos mucho viajado por España para comprar una gran parte de los belenes».

De todos los lugares y materiales

Tras una vida entera recopilando figuras, los hermanos cuentan con nacimientos «de los cinco continentes, aunque de Oceanía tenemos poquitos». Los hay de toda Europa, de Perú, Senegal, Burkina Faso, Mozambique, Chile o China… «y de todos los materiales: un belén de la India pintado en una hoja de árbol, uno de vidrio, de cuero, de lana… Hay uno portugués que hay que mirarlo con lupa porque las figuras están pintadas sobre granos de arroz», explica.

Pero para Andrés y M.ª Carmen Rodrigo Calvo lo importante no es la cantidad, la procedencia ni el material del que están hechos: «con nuestros belenes queda patente que Jesús nace para todos y en todas las regiones de la tierra».

#YoPongoElBelén en las redes sociales

Las iniciativas navideñas transcienden el mundo físico y llegan, incluso, al virtual. Este es el caso de la diócesis de Ávila, que en el inicio del puente de la Inmaculada ha puesto en marcha la III campaña Yo pongo el belén para que los usuarios de las redes sociales compartan públicamente su nacimiento bajo el hashtag #YoPongoElBelén.

«Pretendemos mostrar la alegría y la fe del pueblo cristiano que mantiene arraigadas sus tradiciones navideñas. Ellas forman parte del patrimonio de nuestra fe y de nuestra cultura. Fomentarlas significa mantener vivo el espíritu de los momentos iniciales de una bella historia de vida y salvación: la que nos ofrece Jesús desde su humilde pesebre», explican desde la diócesis abulense.

En la edición de 2016 participaron más de 2.500 usuarios y, solo en Twitter, se lograron 15.000 impactos.