Un báculo de madera por los conflictos olvidados de Myanmar - Alfa y Omega

Un báculo de madera por los conflictos olvidados de Myanmar

Durante la visita de Francisco a la antigua Birmania, el Gobierno ha anunciado un nuevo encuentro de la Conferencia sobre la Paz con las Minorías Étnicas

María Martínez López
Foto: CNS

Los observadores atentos que hayan seguido el viaje del Papa a Myanmar habrán observado que en las dos Misas celebradas en este país, Francisco ha usado báculos distintos. El de la Misa con jóvenes de este jueves era el suyo habitual, pero en la del miércoles en Kyaikkasan, utilizó uno similar, pero de madera.

No era un gesto sin más. Este último báculo es el regalo que ha recibido de parte de un grupo de cristianos del estado de Kachin, al norte de Myanmar, pertenecientes a la etnia del mismo nombre. Querían llegar de esta manera al Papa, ya que no podían viajar a Yangon. El motivo: viven en un campo de refugiados en Winemaw.

Kachin es el escenario de uno de los múltiples conflictos abiertos entre el ejército birmano y grupos étnicos armados; en este caso, el Ejército Independiente de Kachin. El enfrentamiento comenzó en 1965 y dura hasta la actualidad. Solo ha habido cinco años de alto el fuego, entre 2010 y 2015.

Además de los rohinyá

La visibilidad que de forma discreta ha dado el Santo Padre a este enfrentamiento ratifica lo que ha transmitido durante estos días con sus palabras. Cuando hablaba de «conflictos étnicos», no se trataba solamente de una forma de evitar aludir a la cuestión de los rohinyá, como le había pedido la Iglesia local. Sus palabras subrayaban, a la vez, que esta crisis humanitaria es de suma gravedad, pero constituye solo uno de los múltiples conflictos que lastran al país.

Esta realidad se manifiesta en la misma experiencia de la principal figura de la Iglesia en el país, el arzobispo de Yangon cardenal Charles Maung Bo. Cuando fue párroco de 53 aldeas entre 1976 y 1981 (recordaba recientemente en una entrevista con Alfa y Omega), en su zona había hasta seis grupos armados diferentes luchando contra el ejército; todos ellos de etnias distintas.

Una etnia cristiana

La etnia kachin figura entre los siete grupos étnicos más grandes, en un país donde hay registradas 135 minorías étnicas. Un rasgo peculiar es que, mientras en la población general solo hay un 1,27 % de católicos y un 5 % de cristianos, entre los kachin son cristianos unos dos tercios de la población.

El año pasado, los obispos birmanos denunciaron que «más de 150.000 personas languidecen en campos de refugiados, reducidos a desplazados y pendientes de recibir ayudas internacionales». Atribuían el origen profundo del conflicto, además, a la lucha por controlar las minas de jade que hay en la región, y que «son saqueadas de forma sistemática».

«Esta guerra crónica solo ha producido perdedores –lamentaban–, es decir personas inocentes abandonadas en los campamentos, mientras sus tierras se ven diseminadas de granadas. Sufren el tráfico de seres humanos, las drogas, todas ellas situaciones que suponen una sentencia de muerte para los jóvenes».

Cáritas Myanmar está presente en la región, y desde 2011 ofrece a estos desplazados internos no solo ayuda de emergencia, sino también semillas y otros materiales para que puedan contribuir en lo posible a su propio sustento. «Es un problema olvidado en comparación con el de los rohinyá», lamenta en declaraciones a Alfa y Omega Win Tun Kyi, director nacional de la entidad.

Alto el fuego con ocho grupos armados

El año pasado, la Conferencia sobre la Paz con las Minorías Étnicas convocada por el Gobierno de Aung San Suu Kyi hizo surgir algo de esperanza en Kachin. Se trata de una iniciativa de la líder de facto del país para buscar una salida negociada a varios de los conflictos étnicos. El gobierno de Suu Kyi ha firmado el alto el fuego ya con ocho grupos armados.

Sin embargo, en el caso de Kachin la Conferencia no ha tenido de momento ningún impacto real. Aprovechando la visita del Papa, el Gobierno birmano ha anunciado una nueva sesión de estos encuentros, también conocidos como Conferencia de Panglong. Tendrá lugar en la última semana de enero.

El Papa ha alabado esta iniciativa de la premio Nobel de la Paz. El martes, en su encuentro con las autoridades civiles, afirmó: «Quiero expresar mi agradecimiento al Gobierno por los esfuerzos para afrontar [el desafío de los conflictos civiles y la curación de las heridas], de modo particular a través de la Conferencia de Paz de Panglong, que reúne a representantes de los diversos grupos con el objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar».