La crisis de los rohinyá puede agravarse - Alfa y Omega

La crisis de los rohinyá puede agravarse

María Martínez López
Barca en el río Naf, en la frontera entre Myanmar y Bangladés. Foto: Proactiva Open Arms

Un aspecto poco valorado de la crisis humanitaria de los rohinyá es el de los refugiados que mueren ahogados en el río Naf, la frontera natural entre Myanmar y Bangladés. «Son entre uno y cuatro kilómetros de agua, y los refugiados los cruzan con cualquier cosa –explica Óscar Camps, fundador de la ONG Proactiva Open Arms–. Al principio, contrataban a pescadores para que los llevaran en sus barcas. Pero, con las salidas masivas, han empezado a hacer balsas con madera, bambú, cocos… Se suben a ellas 15 o 20 personas, niños incluidos, sin chalecos salvavidas y sin saber nadar. A poco que haya un nudo mal atado, se hunde todo». Al ir familias enteras, «nadie los echa de menos; solo se descubre si los cuerpos llegan a la orilla». Lo más probable es que la fuerte corriente arrastre la mayoría de los cuerpos al mar.

Proactiva, implicada en el rescate de inmigrantes en el Mediterráneo, está gestionando los permisos necesarios y buscando financiación para trasladar un equipo a esta zona del sudeste asiático. El primer pilar de su misión será llevar un hospital portátil a Cox’s Bazar –el distrito fronterizo de Bangladés que acoge a los refugiados– para atender a niños con la colaboración de pediatras voluntarios. Se instalará cerca del Naf, lo que además permitirá a la ONG patrullar el río con lanchas rápidas.

La ONG tiene previsto además actuar en alta mar, ante la posibilidad de que los refugiados intenten llegar por esa vía a Tailandia o Malasia. «Ahora no ocurre porque es época de monzón –matiza Camps–. Pero cuando pasen las lluvias en un par de meses, tememos que se echen al mar en barcos grandes, de 500 o hasta 1.000 personas. Ya pasó en 2015, y esos países les negaron la entrada y los dejaron indefinidamente en aguas internacionales. Queremos mandar allí uno de nuestros barcos grandes para, si esto se repite, ofrecerles seguridad y ayuda humanitaria y denunciar las violaciones de sus derechos humanos».