Los mártires, la guerra, la paz - Alfa y Omega

Los mártires, la guerra, la paz

Del testimonio de los mártires coreanos a la intervención en Irak; de la relación con Benedicto XVI a la constatación de que vivimos en un mundo en guerra; del conflicto en Gaza a la próxima encíclica sobre ecología…: ninguna pregunta eludió el Papa Francisco en la rueda de prensa a bordo del avión que le traía de vuelta de Corea

Redacción
El Papa Francisco, en el vuelo de regreso de Seúl a Roma, responde a las preguntas de los periodistas

La única Corea:

La Presidenta de la República de Corea me dijo en perfecto español: «La esperanza es lo último que se pierde». Así me dijo, refiriéndose a la unificación de Corea. El pueblo coreano es un pueblo que no ha perdido su dignidad. Fue un pueblo invadido, humillado, sufrió guerras, ahora se encuentra dividido, con mucho sufrimiento. Ayer, cuando iba al encuentro con los jóvenes, visité el Museo de los mártires. Es terrible el sufrimiento de esta gente, simplemente por no pisotear la cruz. Es un dolor y un sufrimiento histórico. Este pueblo tiene capacidad de sufrir, y también esto forma parte de su dignidad. Cuando estaban estas mujeres ancianas, delante, en la Misa…, pensar que, en aquella invasión, siendo niñas, fueron raptadas, llevadas a los cuarteles para abusar de ellas…; y no han perdido su dignidad. Es un pueblo que tiene una gran dignidad. Estas situaciones de martirio, de sufrimiento, también de estas mujeres: éstos son los frutos de la guerra.

Los primeros Padres de la Iglesia decían que la sangre de los mártires era semilla de cristianos. Los coreanos han sembrado mucho, muchísimo. Y se ve ahora el fruto de aquella siembra de los mártires.

Sobre Corea del Norte, sé que hay un sufrimiento… Hay familiares, muchos familiares, que no pueden reunirse, y esto hace sufrir, es así. Es el sufrimiento por esta división del país. Hoy encontré un regalo que me habían hecho, una corona de espinas de Cristo, elaborada con la alambrada que divide las dos partes de la única Corea. Y este regalo lo traemos, lo llevo en el avión… Es el sufrimiento de la división, de una familia dividida. Pero tenemos una esperanza: las dos Coreas son hermanas, hablan la misma lengua. Cuando se habla la misma lengua, es porque se tiene la misma madre, y esto nos da esperanza. El sufrimiento de la división es grande, lo comprendo y rezo para que termine.

Con las mujeres confort

Víctimas del ferry Sewol:

Cuando te encuentras ante el dolor humano, tienes que hacer lo que el corazón te pide. Después dirán: Ha hecho eso porque tiene esta intención política o esa otra… Pueden decir de todo. Pero, cuando piensas en esos hombres, en esas mujeres, padres y madres, que han perdido a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, cuando piensas en el dolor tan grande de una catástrofe…; soy un sacerdote, y siento que debo hacerme presente. Lo siento así; esto es lo primero. Sé que el consuelo que puede dar mi palabra no devuelve la vida a los que han muerto; pero la cercanía humana en esos momentos nos da fuerza.

Me puse un pin a favor las víctimas y, después de haberlo llevado durante medio día, se me acercó uno y me dijo: «Es mejor que se lo quite… Usted debería ser neutral». -«Pero, por favor, con el dolor humano no se puede ser neutral»: así le respondí. Es lo que siento.

Intervención en IraK:

En estos casos, cuando hay una agresión injusta, sólo puedo decir que es lícito detener al agresor injusto. Subrayo el verbo: detener. No digo bombardear, declarar la guerra, sino detenerlo. Habrá que estudiar los medios con los que se le puede detener. Detener al agresor injusto es lícito. Pero una sola nación no puede determinar cómo detener a un agresor injusto. Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió la idea de las Naciones Unidas: es allí donde se debe discutir.

Cuando tuvimos noticia, mis colaboradores y yo, de la situación en que se encontraban las minorías religiosas, y también del problema, en aquel momento, del Kurdistán, que no podía recibir a tanta gente -se entiende que es un problema: no podía-, nos dijimos: ¿Qué podemos hacer? Pensamos muchas cosas. Preparamos un comunicado que hizo el padre Lombardi en mi nombre. Este comunicado fue enviado a todas las Nunciaturas para que lo transmitiesen a los Gobiernos. Después escribimos una carta al Secretario General de las Naciones Unidas… Muchas cosas. Y, al final, decidimos mandar un Enviado Personal, el cardenal Filoni. Y, por último, dijimos: Si fuese necesario, cuando volvamos de Corea, podemos ir allí. Era una posibilidad. Estoy dispuesto. En este momento no es lo mejor que se puede hacer, pero estoy dispuesto.

En segundo lugar, las minorías. Porque me dicen: Los cristianos, pobres cristianos… Y es verdad, sufren. Los mártires… Sí, hay muchos mártires, pero aquí hay hombres y mujeres, minorías religiosas, no todas cristianas, y todos son iguales ante Dios. Detener al agresor injusto es un derecho de la Humanidad, pero también es un derecho del agresor de ser detenido para que no haga daño.

Relación con Benedicto XVI:

Nos vemos… Antes del viaje, fui a verlo. Dos semanas antes, me había enviado un interesante escrito: pedía mi opinión… Tenemos una relación normal. Pienso que el Papa emérito no es una excepción, sino que, después de tantos siglos, es el primer emérito. Recordemos lo que dijo: Me estoy haciendo viejo, no tengo fuerzas… Fue un hermoso gesto de nobleza y también de humildad y de valor. Hace 70 años los obispos eméritos eran una excepción, no había. Hoy los obispos eméritos son una institución. Creo que Papa emérito es ya una institución. ¿Por qué? Porque nuestra vida se alarga y a una cierta edad no tenemos capacidad para gobernar bien, porque el cuerpo se cansa; la salud puede ser buena, pero no se tienen fuerzas para atender todos los problemas de un gobierno como el de la Iglesia. Y creo que el Papa Benedicto XVI hizo un gesto que, de hecho, instituye los Papas eméritos. Yo haría lo mismo, haría lo mismo. Rezaría mucho, pero haría lo mismo. Se ha abierto una puerta que es institucional, no excepcional. Nuestra relación es de hermanos, de verdad. Lo siento como si tuviera el abuelo en casa, por su sabiduría: es un hombre de una gran sabiduría, que hace bien escucharlo. Y también me anima mucho. Ésta es la relación que tenemos.

Víctimas del ferry Sewol durante una Misa

Un mundo en guerra:

Actualmente, nos encontramos en un mundo en guerra, en todas partes. Es un mundo en guerra, donde se cometen barbaries. Quiero detenerme en dos palabras. La primera es crueldad. Hoy no se tiene en cuenta a los niños. Antes, se hablaba de guerra convencional, hoy ya no. No digo que las guerras convencionales fuesen buenas, no. Pero hoy llega una bomba y mata al inocente con el culpable, al niño con la mujer, con su madre…, mata a todos. Tenemos que detenernos y pensar un poco en el nivel de crueldad a que hemos llegado.

Además, hoy la tortura es uno de los medios, casi diría ordinarios, que usan los servicios de inteligencia, los procesos judiciales… Y la tortura es un pecado contra la Humanidad, es un delito contra la Humanidad. Crueldad y tortura. Me gustaría mucho que, en sus medios de comunicación, hiciesen reflexiones. Creo que nos haría bien a todos nosotros reflexionar sobre esto.

La popularidad del Papa:

No sé qué decir… Lo vivo dando gracias al Señor de que su pueblo sea feliz -esto lo hago de verdad- y deseando lo mejor al pueblo de Dios. Lo vivo como generosidad del pueblo, esto es verdad. En mi interior, pienso en mis pecados y en mis errores, para no creérmelo, porque sé que esto durará poco, dos o tres años, y luego a la Casa del Padre… Lo vivo como la presencia de Dios en su pueblo que usa al obispo, que es el pastor del pueblo, para manifestar muchas cosas. Lo vivo con más naturalidad que antes: antes me asustaba un poco… Me digo también interiormente: No te equivoques, porque no puedes confundir a este pueblo

Próxima encíclica, sobre ecología:

De esta encíclica he hablado mucho con el cardenal Turkson y también con otros, y he pedido al cardenal Turkson que recoja todas las aportaciones que han llegado. Antes del viaje, el cardenal Turkson me entregó el primer borrador, que tiene un tercio más que la Evangelii gaudium. Pero la cuestión no es fácil, porque de la protección de la creación, de la ecología, también de la ecología humana, se puede hablar con relativa seguridad hasta un cierto punto. Después vienen las hipótesis científicas, algunas bastante seguras, otras no tanto. Tenemos que hacer un estudio, número por número, y creo que quedará más reducida. Hemos de ir a lo esencial y a lo que se puede afirmar con seguridad. La encíclica es doctrinal y debe ser segura.

Causa de beatificación de monseñor Romero:

El proceso se encontraba en la Congregación para la Doctrina de la Fe, bloqueado por prudencia, según decían. Ahora ya no está bloqueado. Ha pasado a la Congregación para los Santos. Y sigue el camino normal de cualquier Proceso. Depende de cómo se muevan los postuladores. Es muy importante que lo hagan con rapidez. Lo que a mí me gustaría es que se esclarezca si se da martirio in odium fidei, por haber confesado a Cristo o por haber hecho las obras que Jesús nos manda para con el prójimo. Hay que distinguir teológicamente esto. Para mí, Romero es un hombre de Dios, pero hay que hacer el Proceso, y el Señor tiene también que dar su señal… Si quiere, lo hará.

Guerra en Gaza. ¿La oración es un fracaso?:

Aquella oración en el Vaticano por la paz no ha sido un fracaso en absoluto. En primer lugar, la iniciativa no surgió de mí: la iniciativa de rezar juntos partió de los dos Presidentes, del Presidente del Estado de Israel y del Presidente del Estado de Palestina. Me hicieron llegar este deseo. Además, queríamos hacerla allí [en Tierra Santa], pero no se veía el lugar adecuado, porque el precio político para uno o para el otro era muy alto si iba a la otra parte. La Nunciatura, sí, podría haber sido un lugar neutral, pero para llegar a la Nunciatura el Presidente del Estado de Palestina tendría que haber entrado en Israel y no era fácil. Y me dijeron: «Lo hacemos en el Vaticano, y vamos nosotros».

Estos dos hombres son hombres que creen en Dios, y han vivido tantas cosas terribles, ¡tantas cosas terribles!, que están convencidos de que el único camino para resolver esta situación es la negociación, el diálogo y la paz. ¿La jornada de oración ha sido un fracaso? No, creo que la puerta está abierta. Se ha abierto la puerta de la oración. Dijimos: Hay que rezar.

Es un don, la paz es un don, un don que se alcanza con nuestro trabajo, pero un don. Y decir a la Humanidad que, junto al camino de la negociación -que es importante- y del diálogo -que es importante-, está también el de la oración. Después ha sucedido lo que ha sucedido. Pero esto es coyuntural. Ese encuentro, en cambio, no era coyuntural: es un paso fundamental de actitud humana: la oración. Ahora el humo de las bombas, de las guerras no deja ver la puerta, pero la puerta ha quedado abierta desde aquel momento. Y como creo en Dios, creo que el Señor mira esa puerta, y mira a cuantos rezan y le piden que nos ayude.