Los usureros quisieron asesinar a la beata Rani María. Su familia perdonó al asesino - Alfa y Omega

Los usureros quisieron asesinar a la beata Rani María. Su familia perdonó al asesino

En solo tres años, la hermana Rani María Vattalil había enseñado a los habitantes de Udainagar a labrarse un futuro mejor. Fue beatificada el 4 de noviembre

María Martínez López
Foto: CNS

La religiosa Rani María Vattalil, de la congregación india de las Franciscanas Claristas, viajaba en autobús el 25 de febrero de 1995 cuando un hombre la acuchilló 50 veces por la espalda. Lo habían contratado los prestamistas y terratenientes de la zona de Udainagar (en el estado de Madhya Pradesh, en el centro del país) para acabar con la religiosa, que en solo tres años había ayudado a la población local a empezar a labrarse un futuro mejor. Los grupos de ayuda mutua, los microcréditos a bajo interés y los pequeños proyectos que las familias ponían en marcha hacían daño al negocio de los usureros.

El 4 de noviembre, la hermana Rani fue beatificada en el instituto San Pablo de Indore por el obispo de la diócesis, monseñor Chacko Thottumarickal. Al día siguiente, el Papa Francisco habló de ella durante el Ángelus, subrayando que «dio testimonio de Cristo por el amor y la mansedumbre. Era muy buena. La llamaban la hermana de la sonrisa. Que su sacrificio sea semilla de fe y paz, especialmente en tierra india».

El primer lugar al que la hermana Rani ha llevado paz tras su muerte ha sido seguramente el corazón de Samandar Singh, su asesino, una de las personas que más se ha alegrado por la beatificación.

El regalo de ser hermanos

Hoy, Samandar tiene 46 años –cometió el asesinato con 22–, trabaja como granjero e intenta ayudar en lo que puede a sus vecinos más necesitados. Una vida muy diferente a la condena a muerte a la que fue sentenciado inicialmente, y que luego se conmutó por cadena perpetua.

Fue la propia familia de la hermana Rani la que, con el apoyo de la jerarquía de la Iglesia católica, contribuyó a que fuera puesto en libertad en 2006. Ya antes de eso, en 2002, le habían acogido como uno más de la familia. Durante el festival hindú de Raksha Bahdhan, en el que se celebra la relación entre hermanos, Selmy –hermana menor de Rani y también religiosa– visitó a Sandamar en la cárcel. Ante la emoción del preso, ató a su muñeca una pulsera que simbolizaba que le aceptaba como hermano.

Cuando salió en libertad unos años después, Sing hizo declaraciones a los medios manifestando su aprecio hacia los cristianos y el perdón que predican y practican. Un año después, visitó a los padres de las dos religiosas para pedirles perdón.

«Estoy triste y siento lo que hice. Pero ahora me alegra que el mundo reconozca y honre a la hermana Rani», dijo al Catholic News Service antes de la beatificación. Sin embargo, siempre ha negado la información de algunos medios de que se había convertido al cristianismo.

El cambio en Agua Negra

Cuando la hermana Rani llegó a la misión de Udainagar en 1992, la zona era la más atrasada del estado de Madhya Pradesh. No había agua potable, ni electricidad, ni saneamientos, ni carreteras. Una de las aldeas tenía como nombre la expresión en hindi para referirse a un futuro poco prometedor: Kaala Pani, Agua Negra. Era la primera misionera en pisar la zona, y no tardó en ponerse manos a la obra.

Su primera prioridad fue acabar con el alcoholismo. Al principio con poco éxito, trató de concienciar a los hombres de que dejaran de pasar todo el día sin hacer nada y bebiendo. Luego se esforzó por construir una fuente, pero a partir de entonces la mayor parte de sus esfuerzos los dedicó a convencer a la población de que podían y debían levantarse y salir de la situación de postración en la que se encontraban.

Enseñó a los campesinos a rotar los cultivos y a regarlos y les informó sobre cómo conseguir subvenciones, presionó a los padres para que enviaran a sus hijos a la escuela, y animó a las mujeres a ahorrar entre todas para ayudarse y financiar pequeños proyectos. Hoy en día, los habitantes de estas aldeas han logrado incluso enviar a algunos de sus hijos a la universidad.