Cardenal Osoro: «San Faustino nos recuerda que es necesario poner a Cristo en el centro del corazón» - Alfa y Omega

Cardenal Osoro: «San Faustino nos recuerda que es necesario poner a Cristo en el centro del corazón»

«San Faustino nos recuerda que es necesario poner a Cristo en el centro del corazón, como expresión del amor que tiene que haber en nuestra vida si queremos hacer algo en el mundo». Son palabras del cardenal Osoro este lunes, 30 de octubre, en la Misa de acción de gracias por la reciente canonización del fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora

Rodrigo Pinedo
Foto: Infomadrid

Con la catedral repleta de miembros y amigos de la familia calasancia, entre ellos muchos estudiantes, profesores y antiguos alumnos de sus colegios, el arzobispo de Madrid hizo memoria de la beatificación del ya santo cuando él era obispo de Orense y agradeció que «un hombre nacido e incorporado a la Iglesia en pueblo [de Galicia] ha sido reconocido por la Iglesia universal».

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Ante todo —subrayó el purpurado—, «es un ejemplo para vivir la fe», «fue un gran creyente» que «creyó el la misericordia de Dios, confío en Él a pesar de las dificultades» y, fruto de ello, «quizá habéis recibido lo más valioso de vuestra vida». «El amor de Dios, cuando entra en nuestra vida, no hay más remedio que darlo. Y esto es lo que hizo él», aseveró.

En esta línea, el cardenal Osoro aseguró que san Faustino Míguez «es elegido por Dios para mostrar en su tiempo el rostro de Dios mismo, que se nos ha dado en Jesucristo», de igual forma que ahora hacen las calasancias. «El Señor, fruto de vuestra consagración, os ha revestido de compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. […] No olvidéis esta herencia», les dijo, incidiendo en que la canonización de su fundador debe ser «un revulsivo».

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Por último, el nuevo santo de la Iglesia «fue amigo de los niños y de los jóvenes». Empujado por «dos ideales: uno vertical y otro horizontal» mostró que hay «elevar la mente a Quien nos ha dado la vida» y «hacernos amigos, hermanos de todos los hombres». Y con estos ideales —continuó el arzobispo— se puede «hacer una revolución con tres derechos fundamentales»: a la sabiduría, la esperanza y la paz. Se da un «conocimiento humano y humanizador» que sirve «para hacernos preguntas, para no anestesiarnos, para darnos metas, para tejer la fraternidad»; al tiempo que se construye «un mundo mejor y unas relaciones más auténticas» porque «Dios nos hace entregarnos más y más» y, unidos a Jesucristo, se avanza hacia la paz. «La división entre nosotros es una inútil estrategia, no vale absolutamente para nada», advirtió.

La celebración estuvo marcada por las canciones del coro, compuesto por adultos y niños calasancios que contagiaron su alegría a todos los presentes, y por el ofertorio en el que, entre otras cosas, se entregó una copia del discurso de Celanova para reiterar el compromiso de san Faustino con la educación y unas gafas para mostrar su «mirada positiva» y su «actitud permanente de servicio al mundo».