«Movimiento Yo también»: Las denuncias de acoso sexual llegan a la Eurocámara - Alfa y Omega

«Movimiento Yo también»: Las denuncias de acoso sexual llegan a la Eurocámara

El escándalo Weinstein provoca un efecto llamada y muestra que el acoso sexual a la mujer está muy extendido en Europa, donde se estima que lo han padecido el 55 % de las mujeres. Nuevas denuncias salpican al cine europeo y español e incluso a las más altas instituciones comunitarias

ABC

El miembro del Parlamento Europeo Bronis Rope, del grupo de Los Verdes/Alianza Libre Europea (ALE), permanece sentado junto a un cartel con la etiqueta #MeToo (en español: Yo también), durante un debate para discutir sobre medidas contra las agresiones sexuales y los abusos en la Unión Europea en al Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia)

Los casos de acoso sexual a mujeres han entrado también en el Parlamento Europeo. Una decena de denuncias anónimas en la prensa británica y otra treintena –incluyendo casos de violación– han sido expuestas también sin nombre en una página web dedicada a la política europea.

Estas revelaciones llegan en pleno escándalo en Hollywood por los abusos supuestamente cometidos por el poderoso productor Harvey Weinstein a lo largo de años. La mecha se encendió el 5 de octubre, día en que The New York Times sacó a la luz las denuncias de una treintena de actrices. El modus operandi era siempre parecido: ellas eran citadas en privado para discutir una película, momento que el productor aprovechaba para instarlas a un masaje, a verlo masturbarse o a tener sexo.

Desde la publicación, no solo nuevas artistas se han sumado a estas denuncias en varios países, sino que se han extendido a otros productores, a la sociedad civil en redes sociales y, ahora, al Parlamento Europeo, que esta semana en pleno reclamaba una investigación urgente y con expertos independientes sobre los casos de acoso denunciados.

Por ahora, el presidente de la Eurocámara, el italiano Antonio Tajani, ha salido en defensa de los mecanismos que tiene la propia institución para que sus funcionarios puedan protegerse de este tipo de comportamientos, pero no pudo evitar un debate el pasado miércoles en el que varios eurodiputadas exhibieron el cartel de «yo también» o «me too» en un hemiciclo medio vacío.

Los casos de los que se habla serían hechos en los que algún eurodiputado habría abusado del personal que está a su servicio utilizando su enorme capacidad de influencia. Se habla no tanto de funcionarios del Parlamento sino de asistentes, que es personal de confianza de los parlamentarios y cuyo trabajo depende muchas veces de sus relaciones con él.

La política general del Parlamento es no entrar en el criterio del eurodiputado a no ser que se produzcan situaciones que contradigan las reglas aprobadas por el parlamento, como la contratación de familiares directos (lo que era una fórmula de embolsarse el dinero disponible para asistentes) u otros casos. Sin embargo, entre los casos que se han revelado ahora se encuentran casos graves, como el de una mujer -cuyo nombre no ha trascendido- que dice haber sido violada por un funcionario de la institución y que denuncia haberse topado con «la ley del silencio» que imperaría en la Eurocámara.

102 millones de europeas

Las estimaciones sobre la prevalencia de este tipo de violencia sexual en la Unión Europea son, cuanto menos, sorprendentes. El 55 % de las mujeres han sido víctima de acoso sexual, según un estudio de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) realizado en 2014 y que encuestó a 42.000 mujeres. En total, sus cálculos sitúan en 102 millones las europeas que han pasado por esta experiencia a lo largo de su vida. Los actos van desde besos, abrazos o tocamientos indeseados y comentarios sexualmente insinuantes, hasta mensajes sexualmente explícitos o conductas exhibicionistas. Además, de todas ellas, una de cada cinco señalaron que el acoso duró más de dos años y solo un 4 % denunció el incidente a la policía.

<«Estos casos se están conociendo ahora porque hay mayor interés en el tema, porque hay más altavoces para contar lo que sucede y porque las mujeres se están empoderando», opina la psicóloga Sonia Lamas, presidenta de la asociación En Clave Feminista. «Seguramente se lleva hablando mucho tiempo de acoso, pero no existían los altavoces o el interés que hay ahora».

Precisamente la campaña MeToo (Yo también), que ha inundado las redes sociales y ha llegado al Parlamento Europeo data de una década atrás. La activista estadounidense Tarana Burke la puso en marcha tras conocer el testimonio de una joven que fue abusada por el novio de su madre y no supo qué hacer. La campaña, en un principio, iba dirigida a jóvenes de color, pero a raíz del caso Weinstein la actriz Alyssa Milano la rescató en redes sociales. «Si has sido acosado sexualmente o agredido, escribe “yo también”», pidió en Twitter. En 20 días ha logrado 1,7 millones de réplicas en 85 países.

Caso Weinstein

Por ahora, la fiscalía general de Nueva York está investigando las acusaciones que actrices como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Mira Sorvino, Ashley Judd, Léa Seydoux, Cara Delevingne o Asia Argento vertieron sobre el productor norteamericano. Weinstein, por su parte, renunció la semana pasada a su asiento en el consejo de administración de su empresa, The Weinstein Company.

La llamada de atención sobre el problema ha saltado ya a otros profesionales del cine y las artes. El domingo, el diario Los Angeles Times publicó un reportaje donde casi 40 mujeres acusan al director James Toback del mismo comportamiento a lo largo de décadas. Ayer, Knight Landesman, coeditor de la revista estadounidense especializada en arte contemporáneo Artforum, dimitió tras ser denunciado ante los tribunales por cometer supuestos abusos sexuales sobre, al menos nueve mujeres.

Actrices españolas se suman

España no se ha mantenido al margen de la polémica. Actrices como Carla Hidalgo, Aitana Sánchez-Gijón o Maru Valdivieso han decidido contar sus experiencias. Ayer se sumó Letizia Dolera, que explicó cerca de 20 años después cómo a los 18 se enfrentó a una situación similar. En una fiesta, un hombre de 40 años, decidió tocarle el pecho. «No puedes ir tocando las tetas a la gente», le dijo ella, según escribió en eldiario.es. «Sí puedo, mira», contestó él, a la vez que volvía a repetir la acción. Ninguno de los presentes evitó la agresión, ni la reprobó, contó la actriz. Volvió a casa llorando y le confesó «avergonzada» a su madre lo ocurrido, pero decidió no denunciar al director porque consideró que no era «tan grave». «No puse la denuncia. Hoy la pondría. Y también le tiraría el cubata por encima».

Enrique Serbeto e Isabel Miranda / ABC