«Siento que me ha tocado la lotería» - Alfa y Omega

«Siento que me ha tocado la lotería»

A sus 21 años, Miren se prepara para la profesión de votos. En el Encuentro Vocacional de Cibeles, Kiko Argüello invitó a los jóvenes a seguir a Cristo; ella lo vio claro, y salió corriendo, emocionada, «de las primeras, como un cohete», buscando a su obispo, para recibir su bendición…

Colaborador
La novicia Miren de la Eucaristía, en el monasterio de Zarauz.

Tengo 21 años y estoy en el monasterio de carmelitas descalzas de Zarauz (Guipúzcoa), desde el 15 de octubre del pasado año. El 15 de abril pasado, tomé el santo hábito y, desde entonces, soy una novicia que se prepara para la profesión de votos, como respuesta a Su llamada, para ser esposa de Cristo.

Todo empezó cuando, en la novena de la Inmaculada, a la que me invitaron en San Sebastián, no sé lo que pasó con la Virgen, pero fue a partir de entonces cuando sentí más necesidad de orar, en vez de ir al cine y quedar con mis amigas, algo impensable para mí tan sólo hacía unos meses.

El 1 de mayo, cuando fui a Roma con ocasión de la beatificación de Juan Pablo II, le pedí que me ayudase a ver mi camino. En la oscuridad de la noche de ese mismo día, esperando para acercarme a la tumba del nuevo Beato, había una luz en mi corazón. Para mi asombro, la única opción de vida a la que le encontraba sentido para mí fue precisamente la que me horrorizaba: la de ser religiosa. Yo no quería ser monja ni de lejos, pero Dios tenía otros planes para mí. A partir de este momento, empecé a buscar. Conocí este Carmelo y, cuando volví a mi casa, no hacía más que pensar en él.

No soñaba ni de lejos en una vida contemplativa, tan amiga como era de las misiones y peregrinaciones de los jóvenes. He acudido a unas cuantas y la definitiva ha sido la JMJ de Madrid en el 2011. Lo que más me marcó fue la Vigilia en Cuatro Vientos, esos minutos de silencio en los que Dios me gritaba y me daba fuerzas para no tener miedo, abrirme del todo a Cristo y dar el paso fiándome totalmente de Él.

Al día siguiente, en el encuentro del 22 de agosto con el Camino Neocatecumenal, cuando Kiko Argüello pidió que las que se sentían llamadas a seguir a Cristo más de cerca se levantaran, salí corriendo, de las primeras, como un cohete, buscando a monseñor José Ignacio Munilla, para recibir su bendición. Tan emocionada estaba, que le vi, le saludé y seguí adelante, pero él me tuvo que hacer seña con la mano para que me acercara. Sentí mucho calor en la cara del apuro que pasé, pero, ¡al fin, lo había conseguido!

Siento que me ha tocado la lotería sin merecerla, y me siento urgida a corresponder a tanto Amor, dándome del todo al Todo, entregándome por las grandes necesidades de la Iglesia y del mundo entero.

Miren de la Eucaristía
Carmelitas descalzas. Zarauz (Guipúzcoa)