Madrid alargará la duración de los cursillos prematrimoniales - Alfa y Omega

Madrid alargará la duración de los cursillos prematrimoniales

La diócesis de Madrid alargará la duración de los cursillos prematrimoniales e insistirá en la formación de los catequistas de novios

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Parroquia San Antonio de la Florida, Madrid

La intención para un futuro próximo en la diócesis de Madrid es «ir dando las catequesis de preparación al matrimonio con un acompañamiento más prolongado en el tiempo, una forma de trabajar que vamos a ir introduciendo poco a poco y de la que ya tenemos alguna experiencia significativa», afirma el delegado de Pastoral Familiar, Fernando Simón. Junto a ello, «vamos a insistir en el cuidado de la acogida de los novios y en la evangelización».

Para ello, el sábado 18 de noviembre tendrá lugar en el Seminario Conciliar una Jornada de formación dirigida a catequistas de cursos de novios, en la que se va a subrayar el anuncio del kerygma propio del matrimonio y la importancia de saber comunicar bien los contenidos de los cursillos. Con esta jornada, «además de agradecer y animar mucho a todos los catequistas de cursillos de novios, queremos ofrecerles recursos prácticos para esta misión», todo para «comunicar nuestro mensaje mejor y enlazar de la mejor manera posible con las experiencias y el lenguaje de los novios», asegura Fernando Simón.

Uno de los encargados de la formación en esta jornada es el salesiano Jesús Rojano, profesor en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid, que hablará sobre El anuncio del kerigma en las catequesis de preparación al matrimonio para «ayudar a los catequistas de novios a anunciar lo básico del Evangelio», afirma a Alfa y Omega. «Siguiendo las indicaciones del Papa en Evangelii gaudium. El Papa pide centrarse en lo esencial, presentar la figura de Jesús como alguien fascinante, insistir en que Dios nos quiere y nos salva. La catequesis debe subrayar el atractivo de creer en Jesús, más que insistir en mandatos y prohibiciones».

Para Rojano, «muchos novios llegan a los cursillos prematrimoniales después de muchos años alejados; por eso hay que recordarles la felicidad que da el Evangelio, el seguir a Jesús, como un camino hacia su propia felicidad. En el fondo, es el kerygma de los Hechos de los Apóstoles. El reto es presentar todo esto de modo que a los novios no les parezca un rollo, sino que les llame la atención y les haga vibrar».

Rojano destaca que existe un kerygma propio del matrimonio, una buena noticia intrínseca al matrimonio cristiano: «El matrimonio es un sacramento porque es un amor entre el hombre y la mujer que se parece al que tiene Dios por la humanidad. La invitación que se ha de hacer en los cursos prematrimoniales es que el amor entre un hombre y una mujer se puede parecer al amor de Dios. Hay que hacerles ver la parte atractiva del amor, que lo esencial del matrimonio no es solo un papel, sino una relación que te puede hacer amar como ama Dios, porque Dios te da su fuerza para amar así».

En este sentido, «muchos novios eligen como lectura de su boda el canto al amor de la primera carta a los Corintios, porque quieren y esperan amar así. Es necesario mostrarles que ese es el amor de Dios, que es el que te hará posible amar como tú quieres».

Saber comunicar bien

Además de la insistencia en el kerygma, la jornada contará con un experto en comunicación de la Fundación Carmen de Noriega, Gonzalo Barriga, que hablará sobre Estrategias de comunicación en las catequesis de preparación al matrimonio.

«Vamos a ofrecer a los catequistas herramientas de comunicación oral y gestual, para que el mensaje que transmitan sea eficaz y llegue a la cabeza y al corazón de los que escuchen», dice Gonzalo, quien asegura que «este es un campo de mejora muy grande dentro de la Iglesia en general, y en el laicado también. El mensaje del Evangelio no es exclusivo de los consagrados, sino que es de todos los católicos, y ahí todos tenemos un reto. Podemos aprender a comunicar más y mejor en nuestro día a día, saber explicar bien, saber dar razones bien. A veces lo fiamos todo demasiado todo al Espíritu Santo, y eso es bueno porque hay que confiar, pero debemos ser conscientes de que necesitamos formación y aprender técnicas nuevas».

Todo eso no restará frescura y espontaneidad, porque «no se trata de mecanizarlo todo, ni de crear comunicadores como si fueran clones. Al contrario, potenciamos la naturalidad, ya que la técnica se puede adaptar a la manera de ser y de hablar de cada uno, para que potencie nuestras características propias y nuestros puntos fuertes, que en cada uno son distintos: el humor, los silencios, el saber contar historias… Cada uno es único e irrepetible, y no hay una única manera de contar las cosas, pero sí que se pueden contar mejor y de manera más eficaz».