Se estima que el primer sucesor de santo Domingo de Guzmán al frente de la Orden de Predicadores nació cerca de la localidad de Dassel, en la región de Westfalia, entre 1175 y 1185. Estudió en París y en 1220 ya era maestro en Artes y bachiller en Teología. Un año antes, siempre en la capital francesa, había conocido a santo Domingo. El encuentro fue decisivo para la trayectoria vital del beato Jordán. «Vi bastantes y traté con familiaridad al bienaventurado Domingo; no solo antes de entrar en la orden, sino una vez que ingresé en ella; con el me confesé y recibí la orden del diaconado».
Entró el beato Jordán en la Orden de Predicadores el Miércoles de Ceniza de 1220 y dos meses más tarde fue enviado a Bolonia junto con otros tres frailes al Capítulo General de la Orden, que por entonces se celebraba con carácter anual. En el del año siguiente, Santo Domingo le nombró provincial de Lombardía, que visitó durante meses hasta que fue elegido sucesor de Santo Domingo en 1222.
Al frente de la Orden de Predicadores se mostró igual de viajero, desplazándose preferentemente a predicar a las ciudades que albergaban universidades; pero también acudió a su país natal para presidir en Magdeburgo el primer capítulo provincial en 1227. Asimismo, a él se le debe el ingreso en la orden de ilustres dominicos como san Alberto Magno. Escritor prolífico, el beato Jordán, publicó sermones, comentarios y epistolarios. Su obra magna, sin embargo, es Orígenes de la Orden de Predicadores, que sigue siendo un documento de gran valor para entender toda la labor de santo Domingo.
La muerte le sobrevino el 13 de febrero de 1237 al naufragar su barco frente a las costas sirias, mientras regresaba de Tierra Santa. Fue enterrado en el convento dominico de san Juan de Acre.