La Iglesia congoleña acusa directamente a Kabila de la ola de violencia en Kasai - Alfa y Omega

La Iglesia congoleña acusa directamente a Kabila de la ola de violencia en Kasai

La Conferencia Episcopal de República Democrática del Congo, que ha trabajado como mediadora entre la oposición y el presidente congoleño, Joseph Kabila, para asegurar la celebración de elecciones, ha asegurado que el mandatario es el responsable de la violencia en la región de Kasai, donde más de 3.000 personas han perdido la vida

Europa Press
Foto: ACNUR/John Wessels

«Para la Iglesia y la sociedad civil, está claro quién es el responsable de las muertes en Kasai», ha afirmado en Madrid Rigobert Minani, coordinador de la obras sociales de los jesuitas en República Democrática del Congo y uno de los participantes en las negociaciones entre la oposición y el Gobierno de Kabila que comenzaron el año pasado con el objetivo de conseguir una retirada pacífica del actual presidente.

«Querían provocar una reacción violenta por parte de la gente para que no se prestara atención al proceso político y a las elecciones», ha apuntado el religioso en una entrevista a Europa Press. «La estrategia fue crear caos en Kasai para decir que no iban a poder realizar las elecciones y parar el registro electoral», ha asegurado.

Según ha explicado, los responsables directos de la ola de violencia en la zona son las fuerzas gubernamentales, que dieron el pistoletazo de salida a los enfrentamientos al matar a un líder local de Kasai.

La violencia en la región ha dejado más de 3.000 muertos y alrededor de una veintena de fosas comunes, donde se desconoce cuántos cadáveres hay. Por otro lado, cerca del 70 por ciento de las instalaciones eclesiásticas en la zona han sufrido ataques.

La Iglesia ha sido muy dura con el Gobierno de Kabila en este aspecto. «Es un Estado depredador de su propio pueblo», aseguró el nuncio del Vaticano en RDC en una carta en la que condenaba la violencia.

«Estaba claro que Kabila nunca tuvo ninguna intención de convocar elecciones», ha explicado Minani. De acuerdo con el religioso, la Iglesia decidió intervenir al ver cómo tanto las fuerzas del Gobierno como las de la oposición comenzaron a armarse al no convocarse elecciones.

Para muchos sectores, la intervención de la Iglesia como mediador entre el Gobierno de Kabila y las fuerzas opositoras fue percibida como un intento de conseguir más influencia política, algo que Minani ha desmentido. «Lo hicimos para evitar que hubiera otra gran masacre», ha asegurado.

«Nos parecía muy evidente que Kabila no sólo no iba a convocar elecciones, sino que además iba a intentar reformar la Constitución», ha contado. La idea de que el presidente congoleño, que sólo tiene 45 años, se mantuviese en el poder durante décadas fue el «empujón definitivo» para que la Conferencia Episcopal diera un paso al frente.

Como resultado de los esfuerzos de la Iglesia en RDC, la oposición y el Gobierno de Kabila firmaron el acuerdo el 31 de diciembre de 2016. En él, el mandatario se comprometía a convocar elecciones y a no presentarse de nuevo como candidato. Asimismo, le concedía un año de transición para organizar los comicios.

De acuerdo con Minani, la oposición se mostró muy reacia a aceptarlo, ya que suponía conceder un año más de poder al presidente congoleño.

Fue entonces cuando, según ha contado el religioso, el Gobierno puso en marcha una campaña de violencia en el estado de Kasai, un región tradicionalmente pacífica. Los enfrentamientos en esta región han generado más de un millón y medio de nuevos desplazados internos en menos un año, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Un «genocidio callado»

República Democrática del Congo es uno de esos países que sufren la conocida como «maldición de los recursos», según ha explicado la responsable de Migraciones y Desarrollo de la ONG Entreculturas, Cristina Manzanedo.

A pesar de contar con una enorme cantidad de recursos naturales, el país lleva años sumido en una escalada de violencia ha obligado a millones de personas a huir de sus hogares. «La situación en RDC se ha convertido ya en una crisis crónica», ha apuntado Manzanedo.

De acuerdo con Naciones Unidas, a día de hoy, los diferentes frentes de conflictos armados que tienen lugar en el país han dejado a más de 7 millones de personas en situación de emergencia humanitaria. Según Minani, fue precisamente la gravedad de la situación humanitaria la que llevó a la Conferencia Episcopal de RDC a decidir participar políticamente en el país.

«Sólo hay dos países en los que la Iglesia Católica se ha implicado directamente en política: RDC y Venezuela», ha explicado Minani. En su opinión, para entender el porqué de los esfuerzos políticos de la Iglesia, es necesario comprender el origen de la crisis humanitaria.

«No sólo necesitan ayuda los viven en campos de refugiados de Naciones Unidas. En RDC hay millones de personas que viven en medio de la nada, que van de un lado a otro y que no tienen ningún tipo de recurso», ha asegurado.

Según ha alertado, el número de personas que necesita asistencia humanitaria es mucho mayor del que aparece en los informe de las agencias de la ONU.

«Es fundamental visibilizar a la gente que no está en los campos de refugiados. Los que viven allí tienen asistencia básica, mientras que los demás no. Es casi un genocidio callado, miles de ellos mueren», ha apuntado Minani. «Cuando vives sin comida ni agua, la gente se deteriora. Tenemos a jóvenes de 30 años que aparentan 70», ha explicado.