Gentes: Luis de Antequera, escritor y bloguero (en Religión en Libertad) - Alfa y Omega

Lo que hemos contemplado es paradójico: Egipto, un Estado confesionalmente musulmán, miembro de las Cumbres islámicas y de la Liga Árabe, que tomaba una represalia contra otros musulmanes… ¡por haber asesinado a unos cristianos! Todo ello demuestra, para alivio del mundo, que la guerra presente no es una guerra entre el Islam y el cristianismo, sino que es –y nunca debemos olvidarlo– una guerra entre el bien y el mal, que es en lo que siempre consiste el combate contra los terroristas, los cuales, por el solo hecho de serlo, no pueden ser admitidos como interlocutores de ningún tipo, ni pueden representar jamás a una causa, a la cual no hacen sino envilecer con su concurso.