Intelectuales catalanes promueven Cristianos por la Convivencia para tender puentes - Alfa y Omega

Intelectuales catalanes promueven Cristianos por la Convivencia para tender puentes

Entre los impulsores figura el exvicepresidente del Tribunal Constitucional, Eugeni Gay

Ricardo Benjumea
Foto: REUTERS/Susana Vera

Cristianos por la Convivencia. Cataluña en España, abierta a Europa y al mundo es el título de un manifiesto que busca tender puentes ante la crisis política que se vive en Cataluña. El documento se ha hecho público en cuatro idiomas: castellano, catalán, inglés y francés.

Los firmantes se definen como «cristianos y cristianas que amamos Cataluña», que quieren «construir en este siglo XXI puentes y no muros entre las personas», que dan la bienvenida a las «personas venidas de todos los rincones del planeta» y rechazan que una identidad cultural o una lengua sea definida en contraposición a otra, puesto que «la diversidad cultural» es una riqueza que debe ser promovida.

Entre los impulsores de la iniciativa destaca el nombre del jurista Eugeni Gay, exvicepresidente del Tribunal Constitucional, que emitió un voto particular en la sentencia sobre el Estatut defendiendo la constitucionalidad de la mayor parte del texto, en contra de la mayoría de magistrados.

También figura Eudald Vendrell, presidente de Justícia i Pau de Barcelona, conocido por su labor como abogado de la acusación en el caso del Yak-42. Justícia i Pau fue una de las once entidades cristianas catalanas que recientemente manifestaron su «rechazo hacia las últimas actuaciones del Estado español contra la democracia y el estado de derecho» en Cataluña.

Aparecen también José Sols, director de la Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano en la Universitat Ramon Llull, o la escritora Julia Argemí. Se han adherido posteriormente al documento decenas de intelectuales catalanes, como la directora del máster en doctrina social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca, Teresa Compte.

Una Cataluña hermanada con España

Los firmantes se definen abogan por «preservar una Cataluña en España, hermanada de tú a tú y sin aires de superioridad con el resto de los españoles. Una Cataluña en una España dentro de la Unión Europea, intentando contribuir a una fraternidad europea que lamentablemente no hemos tenido en varios episodios del siglo XX, e incluso antes».

Se defiende, en definitiva, «una Cataluña dentro de una España y dentro de una Unión Europea» que no encuentre «su única seña de identidad en el enfrentamiento con España». Sobre este punto, el documento lanza una dura acusación al clima en que se ha formado a los niños y jóvenes: «Consideramos aberrante el hecho de que desde hace varias décadas se haya estado formando en Cataluña a sucesivas generaciones en la aversión a todo lo que sea español». Según el manifiesto, «la hispanofobia se sitúa en el mismo estercolero del antisemitismo, del racismo, de la islamofobia o del clasismo».

También se apela al respeto a la democracia y al marco político y legal vigente, en particular la Constitución. Desde esta premisa, «se puede debatir acerca de todo, siempre y cuando se respeten los derechos fundamentales y ese marco político, que puede ser reformado por el procedimiento que el mismo marco contempla, pero nunca por la simple imposición de un grupo sobre otro, tanto si ese grupo es minoritario como si es mayoritario». Se correría entonces de volver a «nefastos períodos del pasado, donde los debates se acabaron zanjando con la fuerza de la violencia en guerras civiles, guerras de religión, guerras entre países o revoluciones sociales». «Eso, nunca más», concluye el documento.

Cristianos por la Convivencia. Cataluña en España, abierta a Europa y al mundo

Los que firmamos este documento somos cristianos y cristianas que amamos Cataluña. Queremos construir en este siglo XXI puentes y no muros entre las personas. Queremos hablar en varios idiomas para poder comunicarnos con personas venidas de todos los rincones del planeta. Rechazamos que un idioma pretenda desarrollarse en oposición a otro. Creemos en la cultura sin adjetivos nacionales, una cultura que nos permita comunicar nuestra vivencia, sin que constituya una identidad como rechazo de otra. Reconocemos y promovemos la diversidad cultural, pero no supuestas identidades culturales colectivas que lleven al enfrentamiento de unas contra otras y a una insana uniformización interna. Queremos trabajar por un mundo en el que los derechos humanos de todas las personas sean respetados, y en el que se construyan estructuras políticas locales, regionales, nacionales, plurinacionales y globales que garanticen el respeto estructural de esos derechos. Ninguna de esas estructuras tiene sentido si no está al servicio del bien común. Somos catalanes o tenemos vínculos estrechos con Cataluña. Queremos preservar una Cataluña en España, hermanada de tú a tú y sin aires de superioridad con el resto de los españoles. Una Cataluña en una España dentro de la Unión Europea, intentando contribuir a una fraternidad europea que lamentablemente no hemos tenido en varios episodios del siglo XX, e incluso antes. Una Cataluña dentro de una España y dentro de una Unión Europea abierta al mundo, que trate de ofrecer a otras regiones del planeta algunos de los logros conseguidos, mejor o peor, aquí (democracia, Estado de Derecho, Estado del Bienestar, pluralidad, libertad religiosa) y que trate de aprender de los logros históricos de otros. No creemos en una Cataluña que encuentre su única seña de identidad en el enfrentamiento con España. Consideramos aberrante el hecho de que desde hace varias décadas se haya estado formando en Cataluña a sucesivas generaciones en la aversión a todo lo que sea español. La hispanofobia se sitúa en el mismo estercolero del antisemitismo, del racismo, de la islamofobia o del clasismo. Defendemos un Estado democrático y de Derecho, que es lo que ya tenemos en España en el marco de la Unión Europea, un logro histórico inmenso fruto del esfuerzo de varias generaciones. Este tipo de Estado se basa en una división y equilibrio de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Una vez constituido democráticamente un gran marco político (en nuestro caso, la Constitución Española, de la que, a su vez, emanan los diferentes Estatutos de Autonomía), respetuoso tanto como sea posible de los derechos humanos, se puede debatir acerca de todo, siempre y cuando se respeten los derechos fundamentales y ese marco político, que puede ser reformado por el procedimiento que el mismo marco contempla, pero nunca por la simple imposición de un grupo sobre otro, tanto si ese grupo es minoritario como si es mayoritario. Estamos convencidos de que salirse de este marco y de este espíritu de convivencia que aquí defendemos significaría regresar a nefastos períodos del pasado, donde los debates se acabaron zanjando con la fuerza de la violencia en guerras civiles, guerras de religión, guerras entre países o revoluciones sociales. Eso, nunca más.

José Sols, Barcelona. Julia Argemí, Barcelona. Eugeni Gay, Barcelona. Montserrat Rossell, Barcelona. Eudald Vendrell, Barcelona y 73 firmantes más