¿Por qué los mexicanos no confían en las instituciones? - Alfa y Omega

¿Por qué los mexicanos no confían en las instituciones?

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Foto: Cáritas Mexicana

A pesar de los violentos embates de dos terremotos en las últimas tres semanas, México está en pie. Somos un pueblo acostumbrado a lidiar con dificultades y en estos días ha hecho gala de una solidaridad y fraternidad que tiene una clara raíz católica y cristiana, así como de una fe y esperanza que no se podrían entender sin la Virgen de Guadalupe, señora y patrona de los mexicanos que siempre nos acompaña.

En las zonas urbanas, la ciudad de México, afectadas por el sismo del 19 de septiembre, la situación es muy difícil, pero existen los recursos necesarios para enfrentar la primera etapa. En las zonas rurales golpeadas tanto por el sismo del 19 de septiembre en los estados de Morelos y Puebla, como en las de los estados de Oaxaca y Chiapas, golpeadas por el terremoto del 7 de septiembre, la situación es más complicada. La difícil orografía y la mala infraestructura de comunicaciones complican mucho las cosas.

Hay un par de problemas muy graves que afectan a todo el país. Uno es el de las mentiras que algunos medios de comunicación difundieron y otro es la dificultad que tienen las fuerzas armadas mexicanas para dialogar con las poblaciones en situaciones de urgencia. Los mandos de las fuerzas armadas suelen seguir reglas que son aceptadas con alguna docilidad en las zonas rurales, pero que en la capital resultan chocantes e incluso inhumanas.

En las horas posteriores a un terremoto, la prioridad es rescatar a quienes hayan quedado atrapados, eso es algo que los mexicanos aprendimos primero en 1957 y luego en 1985. Lamentablemente, nuestras fuerzas armadas parecen no haberlo aprendido y son frecuentes las noticias de tensiones entre ciudadanos que quieren rescatar a víctimas y militares que desean remover escombro con maquinaria pesada. Esa fue una de las razones por las que muy pocos creen la cifra oficial de víctimas del terremoto de 1985, que se fijó en alrededor de 10.000 personas.

Estos problemas tienen su origen en una profunda crisis de confianza en las instituciones mexicanas. Es grave y se ha venido complicando hasta que, en el contexto del terremoto del 19 de septiembre de 2017 tocó uno de sus puntos más álgidos cuando se supo que Televisa había sostenido una mentira acerca de la existencia de la niña Frida Sofía, presunta superviviente del desplome del colegio Enrique Rébsamen, al sur de la Ciudad. Cuando se confirmó que esa niña no existía, muchos expresaron una profunda repulsa a Televisa por su actuación.

Ambos problemas son signos de una crisis profunda que requiere lo mejor de los mexicanos, especialmente de los creyentes.

Es un momento para reconocer que la mentira no puede ser la base de las relaciones y que necesitamos dialogar; que los problemas no pueden resolverse con manotazos o con argumentos de autoridad. Necesitamos dialogar de manera franca e iluminados por la luz de la verdad para hacerle frente, primero al rescate y luego la reconstrucción.

Manuel Gómez Granados
Promotor social de la organización Centro Nacional para el Desarrollo Integral (CENADIN), que trabaja en zonas rurales