Un reformador para nuestra época - Alfa y Omega

Un reformador para nuestra época

José Francisco Serrano Oceja

He aquí un libro síntesis, lugar de término, meta y oportunidad. San Juan de Ávila en esencia; el siglo XVI en perspectiva; la eclesiología en acto; y el pensamiento pastoral de monseñor Juan del Río Martín, hoy arzobispo castrense de España, en oferta. ¿Por qué un libro, que en su versión anterior fue editado en 1986 por el Monte de piedad y Caja de Ahorro de Córdoba (la recordada Cajasur), aparece de nuevo en versión actualizada?

Es indudable que la respuesta inmediata hace referencia a la actualidad del santo Doctor de la Iglesia desde el 7 de octubre de 2012. Pero otra clave de este libro se encuentra en el valor de la teología sobre la Iglesia de este santo para este momento de reforma de esta singular Compañía.

Este libro nos habla de la naturaleza de la Iglesia y del lugar de cada uno respecto de la segunda de las notas que encontramos en el Credo Niceno-constantinopolitano. Como muy bien recuerda monseñor Luis F. Ladaria, en la presentación, ya san Ignacio de Antioquía habla de la Iglesia santa en el prólogo de su Carta a los Tralianos. La santidad es el gran don del Dios tres veces Santo. ¿Cómo habló de la santidad de la Iglesia en el siglo XVI el Apóstol de Andalucía, y cómo hablar de la santidad de la Iglesia hoy?

Juan de Ávila, que no era un teólogo de profesión, sino un apóstol, un predicador y un director de almas, predicaba desde la contemplación del misterio de la Iglesia –origen trinitario–, que es un misterio de amor, misterio de la redención, raíz de la santificación y fuente de la visibilidad. Sorprende la profunda cristología de san Juan Ávila y esa perspectiva bíblica que tiene como referencia el evangelio de San Juan. La realidad del pecado de quienes formamos la Iglesia, en esta perspectiva, es desfiguración y obstáculo para la santidad, que es una vocación universal.

De san Juan de Ávila se puede aprovechar todo. Es un santo que llena. Y es un santo que, con la libertad de su palabra que está avalada por el ejemplo de su vida, alienta la esperanza. Quien lea ahora este libro, que está dividido en tres partes, El misterio de la Iglesia, Santos en Cristo y El pecado desfigura la Iglesia, en más de una ocasión hará constantes viajes mentales desde lo que escribió el santo de Almodóvar de Campo a lo que, por ejemplo, predica el Papa Francisco todas las mañanas en Santa Marta.

Una de las características de la predicación de este santo del Siglo de Oro español fue la de que llamaba a las cosas por su nombre. Si tenía que llamar a los malos obispos carniceros, en vez de pastores, lo hacía; si tenía que denunciar que «el aparato de muchos prelados y de eclesiásticos con tapicerías, vajillas, vestidos de criados y cosas semejantes es tal que puede competir en vanidad con los caballeros y señores temporales, y haciendo daño al pueblo con su mal ejemplo», lo decía. O si tenía que recordar a los laicos: «Mirad que tenéis hermanos necesitados, y quien no los tiene por hermanos, no tenga a Dios por Padre, del cual se dice: Padre Nuestro», no se cansaba de repetirlo.

Santidad y pecado en la Iglesia. Hacia una eclesiología de san Juan de Ávila
Autor:

Juan del Río Martín

Editorial:

BAC